Parte 2/6. Versión Len

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      Mamá y Rin salen de la cocina cuando terminamos de desayunar. Bueno, tal vez debería decir cuando ellas terminan de desayunar ya que yo apenas he probado mi desayuno. No he podido dejar de pensar en lo que ha pasado esta mañana. No sé qué clase de sentimiento prohibido estoy desarrollando hacia mi hermana pero lo que sí sé es que tengo que hacer algo al respecto.

-Len, ¿te encuentras bien? -me pregunta mi padre-. Apenas has probado el desayuno.

-No tengo hambre -respondo sin levantar la vista.

Mi padre permanece unos segundos en silencio y finalmente dice con tono jovial:

-Ya sé lo que te pasa. Te has quedado prendado de alguna chica, ¿a que sí?

Miro a mi padre totalmente estupefacto. ¿Cómo ha podido saberlo? ¿Es que tengo un cartel luminoso en la frente que dice "Me siento atraído por mi hermana"?

-He acertado, ¿verdad? Venga, cuéntaselo a tu padre. -Como si fuese tan fácil-. ¿La conocemos?

"Más de lo que te imaginas."

-No -miento-. Nunca la he traído a casa.

-¿Es una amiga tuya?

-Es una compañera de clase. -En cierta forma eso es cierto ya que Rin y yo estamos en el mismo curso.

-¿Y crees que tú también le gustas a ella?

-Pues.... no lo sé -respondo pensativo. Lo cierto es que mi padre me ha dado una posible solución a mis dudas. ¿Y si Rin me permitió acariciarla esta mañana porque ella también siente cosas prohibidas por mí?

Me hundo en mi silla al darme cuenta de que el gustarle a Rin no cambia las cosas. Seguimos siendo hermanos y cualquier sentimiento amoroso está terminantemente prohibido entre nosotros.

-Pero no te deprimas, Len -dice mi padre dándome unas palmaditas en la espalda-. Si quieres saber qué siente por ti esa chica sólo tienes que preguntárselo. Seguro que la tienes enamoradita.

Como si fuese tan fácil... ¿Cómo voy a preguntarle a mi hermana que si le gusto?

-Mamá dice que vengáis -dice de pronto Rin desde el umbral de la puerta. Mi padre y yo nos levantamos y la seguimos hasta el salón, donde está mamá. Nuestro padre se sitúa junto a ella y yo me pongo al lado de Rin.

-Hemos estado hablando y hemos llegado a la conclusión de que ya sois demasiado mayores para seguir durmiendo juntos -empieza mamá. Creo que sé por dónde van los tiros. Los intentos de mamá por ponernos en cuartos distintos empiezan con esa frase-. Len, a partir de ahora la habitación de invitados será tu dormitorio.

Nunca he desobedecido a mamá. Por muy poco que me guste la idea de separarme de Rin, no voy a empezar a incumplir sus órdenes ahora. Además creo que me vendrá bien separarme un tiempo de Rin para que los sentimientos que no deberían existir se esfumen y mis impulsos no vuelvan a dominarme cuando esté a solas con ella.

Pero Rin nunca ha aceptado la idea de que nos separen y no va a empezar a hacerlo ahora.

-¡¿Qué?! ¡No! -protesta.

La cojo de la mano.

-Rin, ya no tienes pesadillas. Ya no hay razón para que siga durmiendo contigo -le digo con toda la suavidad posible.

-¿Por qué tiene que dormir en la habitación de invitados? ¿Por qué no puede seguir durmiendo conmigo? -pregunta sin darse por vencida.

-No es apropiado que un chico y una chica que no son pareja duerman en la misma cama -dice papá.

-Somos hermanos -replica entre dientes. Ahí estoy de acuerdo con Rin pero me conviene el cambiarme de habitación.

-Rin, ya tenéis dieciséis años. ¿Me vas a decir que a estas alturas todavía te da miedo dormir sola? -le pregunta mamá.

Rin titubea unos instantes.

-No tiene por qué dormir en otra habitación. Puede dormir conmigo en otra cama.

-En tu habitación no cabe otra cama.

-Pues quitamos esa cama y ponemos dos individuales.

-Aparte de la que hay en la habitación de invitados no tenemos más camas individuales.

-Pues compramos otra...

-¡Rin! ¡Basta ya! -grita mi madre de pronto. Rin pega un brinco y yo le estrecho la mano pero ella no me devuelve el apretón-. A partir de ahora Len dormirá en la habitación de invitados y no hay más que hablar.

Rin agacha la cabeza. Parece que se ha dado por vencida.

-¿Tú no vas a decir nada? -me pregunta. Puedo percibir el dolor y el enojo en su voz.

-¿Y qué quieres que diga? -inquiero acariciándole el dorso de la mano con el pulgar.

Rin me mira como si la hubiese traicionado. Los ojos se le inundan de lágrimas y sale corriendo hacia su habitación.

-¡Rin! -grito. No quería hacerla daño pero sé que la he herido.

Rin me ignora y cierra la puerta de su cuarto de un portazo.

Rin X Len - AdolescenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora