Capítulo 34

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Después de que Raiza y yo comiéramos los grasosamente deliciosos churros y tomáramos agua, nos dirigimos al lugar donde quedamos con Matthew y Evan. Como los caballeros que son, ellos llegaron antes.

—Bien, ya estamos todos— dijo Matthew —. Es hora de dar comienzo al plan.

  —Correcto— prosiguió Raiza —, hay que ir a la oficina de Daniel.

Esa oficina solo estaba a dos pisos y un par de pasillos. Antes de doblar la esquina, nos detuvimos para comprobar que el guardia estaba ahí como un halcón vigilando la puerta.

  —Bien Avril, ya sabes qué hacer— me dijo Raiza.

Me aproximé hasta donde estaba el guardia.

—Lo siento señorita, no puede estar aquí. Tendré que pedirle que se valla— me dijo cuando estuve frente a él.

—Lo sé— respondí —. Quieto— dije mirándole a los ojos. Después, tome su rostro e invadí su mente, esto era un poco más difícil considerando que no estaba teniendo contacto afectuoso con él, aún así logré averiguar el paradero de la llave.

Raiza y Matthew vinieron corriendo y sin esfuerzo, lo aturdieron.

—¿Y bien?— dijo Raiza —¿Dónde está la llave?

Aclaré mi mente y rebusqué aquel recuerdo.

—En... El otro lado del instituto en el aula cerrada de física bajo una caja llena de zapatos— respondí con mis ojos cerrados.

—Bien, puede que tardemos un poco, así que vigílenlo bien.

Dicho esto, se fueron corriendo y Evan y yo nos quedamos solos. No quería que se formara una escena incómoda, y mucho menos quería hablar con él, así que solo tomé asiento en el piso cruzando las piernas. Él imitó mi acción. Como era de esperarse, no pudo quedarse callado.

  —Avril yo...

  —No hables— le espeté.

  —Tienes que dejarme que te explique— volteó a verme.

  —Yo no tengo que dejarte hacer nada ¿quieres explicar? Bien, hazlo; pero no esperes que te crea— dije rápidamente.

  —Avril— suspiró —, tal vez mis palabras no tengan validez, pero ¿qué hay de mi mente?

  —¿Qué quieres decir?

  —Que si no me crees si te lo explico, puedes invadir mi mente.

  —¿Y como sé que no vas a distorsionar tus recuerdos?

  —Solo podría hacer eso si no hay contacto afectuoso.

  —¿Así que esperas que te bese?— solté una leve carcajada.

  —Avril por favor, no se me ocurre ninguna otra forma de explicarte— me suplicó.

A pesar de que en este momento estaba más que furiosa con Evan; la forma en la que me miraba hizo que no me pudiera resistir.

  —Está bien, lo haré. Pero ten en cuenta que esto no cambiará nada— le dije.

  —Lo sé— dijo con tranquilidad.

Me puse en pie y me acerqué a él, no podía mirarle a los ojos. Cuando nuestros labios se tocaron, él no puso ningún tipo de resistencia para dejarme invadir su mente.

  —Evan por favor, te extraño mucho— decía Ava.

  —Lo siento Ava, pero lo nuestro no duro ni dos semanas y fue hace mucho tiempo, debes superarlo— le respondió Evan.

  —¿Qué te detiene Evan? ¿Acaso no extrañas lo que tuvimos, como te hacía sentir?— empezó a pasar los dedos por el brazo de Evan.

  —Escucha— retiró la mano de Ava —, no quiero que me tomes a mal, si te quise, pero encontré a la chica más perfecta que he conocido en mi vida y me enamoré por completo de ella.

  —Oh no mientas Evan, ven aquí— en cuanto Ava dijo eso, lo tomó del cuello y lo besó. En eso aparecí yo.

  —Avril, no es lo que crees— salí corriendo —. Mira lo que haz hecho— le dijo a Ava. Ava puso mirada de superioridad.

Acabé con el beso. Mi mente estaba confundida y a la vez por fin respiraba en paz. Evan se me quedó mirando y mi respiración iba muy rápido.

  —¿Y bien?— me dijo con ternura.

  —Yo...— no pude hablar, ya que el guardia reaccionó.

Me acerqué a él inmediatamente, lo miré a lo ojos y le ordené:

  —Duerme— y obedeció.

Volví a mirar a Evan, su mirada era expectante, quería una respuesta, y yo tenía varias solo no sabía cuál era la correcta. El silencio era lindo y poder sentir paz estando con él por fin era el doble de lindo. Le sonreí y él me sonrió de vuelta, eran de esas sonrisas que lo dicen todo. Me le acerqué lentamente y lo abracé muy fuerte. Quería hacer más pero mi corazón recién se estaba reparando, debía esperar a que estuviera en toda su capacidad.

  —Lo siento— le dije suavemente.

  —No tienes porqué— me dijo en el mismo tono.

  —Sí, si tengo porque— dejé de abrazarlo pero mantuve mis brazos en sus hombros —, no te dejé si quiera explicar y nos hice daño a los dos, todo esto es mi culpa.

Suspiró.

  —¿Te hice mucho daño?— me preguntó. Me mantuve en silencio —Bueno, es claro que han sido pésimos días para ambos.

  —¿Para ambos?— pregunté.

  —Si, yo también sufrí— me resultaba difícil de creer, pues todo este tiempo había visto a Evan como el malo —. Okay, veo que te resulta algo poco creíble, pero quiero que veas.

Me besó y me dio paso a su mente, de nuevo. La imágenes eran muy claras, podía ver cómo sufría casi tanto como yo. Lo veía a ratos llorando en su cama, no comía bien, solía quemar muchas cosas era como si le dieran ataques de rabia o impotencia y sintiera la necesidad de destruir. Sus recuerdos me hacían sentir pésimo así que los abandoné.

—No sabes cuánto lo siento— le dije.

—No hay problema, lo importante es que ya sabes la verdad y eso para mí es suficiente.

Ese pálpito de amor hacia Evan, que cada vez era más fuerte, fue el que me indicó que mi corazón ya estaba listo. No dejé de amarlo ni siquiera un segundo, simplemente estaba herida, y ahora que ese daño fue curado por la gran venda de la verdad, no tenía ni un segundo que perder. Me abalancé hacia él y le di un beso muy fuerte y apasionado, esta vez ya no lo besaba para entrar en su mente, solo era porque tenía que hacerlo, fue un beso único y perfecto, que estoy segura que nos dejó a los dos sin aliento.

Hola personas, bueno sé que me tardé un poco pero ahí tienen su capítulo los quiero mucho y espero que disfruten de esta novela. Hasta la próxima.

Pao.

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