Dos Corazones Rotos - 3ra Temporada/Jos Canela {TERMINADA}

Capitulo •20•

–Me gustaría decirte algo– Dijo Jos después de unos minutos.

–Adelante– Pedí.

–Bueno, yo sólo quería pedirte mi más sincera disculpa por todos los malos momentos que alguna vez te hice vivir, y ____, se que es difícil pedirte esto, pero necesito que me perdones por haberte engañado, solo necesito escucharte decir eso, porque te juro que no ha pasado un solo día en el que no me sienta como una basura al recordar como llorabas ese día, aún se me estruja el corazón– Trataba de no dejar salir las lágrimas que se acumularon en mis ojos, las palabras de Jos eran tan sinceras, y era justo lo que necesitaba escuchar para sanar ese vacío que dejo en mi.

–Oh Jos..– Mi voz se quebró, no pude luchar contra ese nudo en mi garganta, me sentí muy apenada y oculte mi rostro entre mis manos.

Sentí a mi alrededor sus brazos, en verdad no podía con tanto, esto me recordaba a todas esas veces que él me consolaba, lo amaba, en verdad lo seguía amando tanto.

–No te quería hacer llorar– Lo escuché decir.

Limpie algunas de mis lagrimas y después lo miré, estaba de rodillas frente a mi y mirándome con preocupación.

–Disculpa, es solo que en verdad me pareció muy lindo lo que me dijiste– Por primera vez en el día le pude sonreír sinceramente –Y por supuesto que te perdono, Jos– Dije, ya no quería seguir enfadada con él, no después de todo lo de hoy.

–Gracias, de verdad gracias– Tomó mi mano –Y espero que nuestra relación mejore, que podamos llegar a ser muy buenos amigos, como cuando nos conocimos– Asentí aún tomando su mano.

–Te quiero Jos.

–Y yo a ti– Sonrío.

La puerta de la sala se abrió haciendo que soltara su mano, él se puso de pie y en la puerta apareció una joven.

–¿Me ocupabas?– Le preguntó a Jos y él asintió.

–Si, ella es mi nueva asistente, ____– Le dijo a la joven y esta me miró sonriente.

–Un gusto, soy Nicole– Estiró su mano y la tomé.

–¿Nicole, puedes darle todas las indicaciones que necesita saber?– Preguntó Jos.

–Vamos a mi oficina– Me indicó Nicole.

–Ah pero..

–Yo cuido a Lizzy, no te preocupes– Lo miré y asentí para después caminar detras de Nicole.

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Nicole era una chica muy agradable, me dijo todo lo que debía de saber para no tener fallas en el trabajo, y me dio algunos tips. También me platicó que al igual que yo fue madre muy joven, solo que ella ya tenia una hija de siete años y un hijo de la edad de Lizzy, acordamos que me los presentaría pronto.

Regresé a la oficina de Jos, él se encontraba sentado en el sillón justo aún lado de Lizzy, viendola dormir.

–Es muy dormilona ¿verdad?– Susurró Jos cuando me vio.

–En realidad no, pero ayer se durmió muy tarde por estar viendo películas con su papá– Contesté en voz baja.

–Si quieres ya pueden irse, se que aun faltan dos horas para tu hora de salida, pero hoy no hay mucho trabajo.

–¿Seguro?– Asintió.

Desperté a Lizzy delicadamente, talló sus ojos y después se incorporó.

–Ya es hora de ir a casa mi amor– Le dije y ella asintió mientras se ponía de pie.

–Adiós Jos– Dijo dandole la mano.

–Yo quería un abrazo– Hizo un puchero provocando que Lizzy riera.

Se acerco a él y le dió un ligero abrazo, después se quito su mochila y busco algo en ella, se la colgó de nuevo y le entregó un paquete de galletas a Jos.

–¡Gracias preciosa!– Exclamó –Las galletas de vainilla son mis favoritas– Le dijo Jos feliz, ahora entendía de donde Lizzy había sacado ese gusto obsesivo por las galletas de vainilla.

–También son mis favoritas– Le dijo Lizzy –Y no las comparto con nadie, pero contigo si– Jos sonrío.

–Lizzy, vámonos– Dije, ella asintió y tomó mi mano.

–Las veo mañana– Dijo Jos.

–Si, adiós– Le sonreí y después caminamos fuera del lugar.

Bajamos del ascensor, mi estomago hizo un ruido extraño indicando que quería alimento. Miré hacia mi derecha y pude ver el restaurante donde trabajaba Megan.

–¿Tienes hambre mi amor?– Le pregunté a mi hija.

–Si– Contestó tocando su estómago.

–Muy bien, iremos a comer donde trabaja tu tía Megan– Informé, y me encaminé hacía el restaurante.

Al entrar, todo lucía muy elegante, y solo esperaba que la comida no costara una fortuna.

Divisé a Megan en una esquina, supervisando que todo estuviera bien, nos acercamos a ella y Lizzy corrió a abrazarla.

–Que gusto verlas aquí– Dijo mientras me abraza.

–Bueno, tenemos hambre y fue el lugar más cercano que vimos.

–Estoy tan emocionada, siéntense donde gusten y pidan lo qué quieran, ustedes son mis invitadas especiales del dia de hoy– Dijo feliz.

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