Al amanecer, Joe y Ema comparten un rápido desayuno. Al terminar, Joe va a una tienda a cambiarse la ropa, pues la que tenía estaba arruinada por la sangre. Mientras está volviendo, ve a no menos de diez hombres armados que se aproximan al pueblo. Entonces, Joe acelera el paso a la casa.
-Tenemos que escapar, y rápido.- Dice Joe.
-¿Qué pasó?- Pregunta Ema.
-Se acercan más personas armadas al pueblo. Tenemos tiempo, pero igualmente hay que apurarse.
Están a punto de salir del pueblo por la misma ruta que llevó a Joe al mismo, cuando Ema dice:
-Hay una ruta a la izquierda, el camino se acorta si vamos campo través.-
-¿Cómo sabes eso?- Pregunta Joe, intrigado.
-Nací aquí, conozco esta zona mejor que a mí misma.- Responde Ema.
Luego de un par de horas caminando, llegan a la ruta que mencionó Ema; ruta que empiezan a seguir.
-Si seguimos por esta ruta unos quince kilómetros llegaremos a una cuidad.- Dice Ema.
Avanzan mucho más lento que cuando Joe estaba solo, pues eran dos personas y Ema estaba herida en la pierna, por lo que no podía caminar sola. A pesar de que a fines prácticos Ema era un lastre, para Joe era todo lo contrario; era una compañera. Conversaban, reían, se conocían más y más. Juntos parecían niños.
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La Ultima Guerra
General FictionLa Ultima Guerra acabó con prácticamente toda la humanidad. La Tierra se convirtió en una jungla. No hay diferencias entre países o ciudades, y en todo el mundo no deben haber más de diez mil personas vivas. Con este panorama, un ex-soldado lucha po...