El viento hace crecer el musgo por mis dedos, el bosque por las venas. Crece en mi brazo la enredadera, se apodera de mi pelo. Creo saborear el sol. Creo sentir ascendiendo por mi columna vertebral a la luna, eclipsando mi mente de paraíso. Las espinillas vibran con la tierra bajo mis pies desnudos. Me contamina el aire, me hace sentir arriba, flotando en el edén eternamente por un momento. Los momentos de eternidad no se detienen. Te sientes allí, completamente, sin otras pretensiones, sin otros deseos o pensamientos más que permanecer ahí. Cierras los ojos y estás, eres, y por eso el tiempo se acaba, porque no hay lugar al que llegar, al que ir, del que venir. Se queda un presente eterno envolviéndote que te pierde, te hace sentir infinito. El mundo podría estar acabándose y no lo sabrías, porque estás mentalmente fuera del tiempo. Todo cambiará, eovolucionará, acabará. Empezarán cosas nuevas, sí. Pero eso es futuro, y el futuro aún no existe.
Vivir un momento de eternidad es como vivir intensamente, de verdad, existir completamente por un instante en la realidad que ingnoramos. Salir de tu universo mental y fundirte con el entorno. Es como perder la cabeza por un instante, sentir sin límites, sin horas, por completo bajo el sol luciente o la luna mágica. Sentir sin pensar, sin interpretar un papel de quién eres, siendo sin consideraciones.
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Pedacitos del alma.
RandomPequeñas historias, grandes cosas. Un poco de todo lo que pasa por mi cabeza. Pero sólo, sólo un poco...