Capítulo 16. Quizás.

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Conduzco con la mirada pendiente del tráfico pero con la mente en otro lugar.

Sé que hacerme la fuerte y la ''no me importa en absoluto que estuvieras besando a la rubia tonta, Drew'' se me dan de miedo. Lo sé. Y me asusta lo buena actriz que soy. Sin embargo, no puedo quitarme de la cabeza la sonrisita estúpida de Drew cuando me dijo que yo no era diferente a las demás con las que había estado.

Pues claro que no eres diferente, Alexandra, ¿por qué ibas a serlo? Seguro que ni siquiera besas mejor que la chica imbécil esa

Gracias, mente. No sé que sería sin ti.

Ya casi estoy en la universidad cuando recuerdo el dibujo que nos pidió el profesor Collins.

Tengo ganas de darme golpes contra el volante por lo estúpida que soy. ¿Acaso le voy a entregar el retrato de la alimaña? ¿Cómo se me pudo ocurrir esa magnífica idea está mañana?

Podemos resumir en 2 puntos el por qué de mi estupidez:

1. No puedo hacerlo porque ayer discutieron y, obviamente, entregarle un retrato del hermano que le odia es como avivar la llama del rencor, ¿no?

2. Me NIEGO a usar la cara de ese... en fin, esa persona. Tengo algo que se llama dignidad, aunque ahora mismo no sepa con seguridad dónde se encuentra.

Aparco el coche de alquiler en el parking de la facultad de artes y salgo de él mientras me recoloco el vestido para que no se vea nada. Otro de los fallos de la semana, ponerme el estúpido vestidito amarillo. Otra vez, por culpa de la alimaña.

Subo los escalones de dos en dos, moliéndome los sesos para encontrar unas palabras acertadas que hagan que el profesor Collins no me suspenda en mi segundo día de universidad. Puedo decirle que mi perro se comió el dibujo, que me lo he dejado en casa, que... ¡No se va a tragar absolutamente nada, Alex, deja de ser tan tonta!

Ya tengo ganas de que acabe el día y este no ha hecho nada más que empezar.

- Hooola. –dice una voz en mi oído, provocando, por supuesto, que casi me dé un infarto.

Es Alice. La cual tiene una gran sonrisa en la cara y unos pantalones demasiado cortos en las piernas. Aunque, quién soy yo para criticar eso cuando me he puesto un vestido que se me quedó pequeño hace demasiados años.

Intento sonreír a pesar de mi suerte.

- ¿Qué tal, Alice?

Ella frunce el ceño. Obviamente dándose cuenta de mi alegría fingida.

- ¿Qué te ha hecho ese imbécil de Drew? –ahora parece realmente colérica -¿Sabes qué? Me alegro de que no sea tu novio porque ahora puedo decirte todo lo que pienso de ese gilipollas, imbécil y...

- ...cabrón. –termino por ella y, aunque parezca raro, sonrío con ganas –Sé que es todo eso y mucho más y entiendo que estés enfadada por la paliza que le dio a tu...

Me quedo callada porque no sé cómo acabar esa frase.

Después de la nochecita que tuvimos ayer no me dio tiempo a pensar en la situación tan extraña que viví ya que Alice quedó con nuestro profesor. Aunque, a decir verdad, dudo que ella lo vea de la misma forma que yo, teniendo en cuenta los besitos que se daban.

Obviamente, Alice está saliendo con el profesor Collins y no sé cómo será visto aquí en Nevada. Lo que sí que sé es que en Washington no está permitido tener relaciones con los estudiantes ya que está penalizado con la expulsión del centro.

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