Capítulo 6: ¿Qué soy un peregr... que?

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Tras el sueño del fin de semana, han pasado unos 4 días, en los que no paro de pensar sobre dicho sueño... principalmente en el hecho de que cada mañana, más detalles llegan a mi cabeza sobre el mismo, como si se tratara de algún recuerdo más, y estuviera teniendo una de esas" explosiones mentales" en las que las personas con pérdida de memoria comienzan a recordar todo aquello de lo que no tenían consciencia...

No he visto a Manu desde el lunes, ya que solo tenemos unas pocas clases juntos y nos vemos solo en Lunes y Sábados en la tarde, al juntarnos en la casa de alguno de los dos para tareas o para perder el tiempo, y el Lunes no pude contarle sobre mi extraño sueño, principalmente porque sabía que lo único que me diría seria "pues si lo soñaste, pos fue un sueño y ya, no te alarmes por eso" y diciéndolo así, puede que tenga razón, pero con lo frecuente que me lo he soñado... sumando mi "habilidad" no me lo encontraría mucha sorpresa.

Me paso todo el día tratando de verme con Manu, para saber, que podría decirme sobre el sueño. En eso me paso la tarde con Jess y Palm, buscando distraerme para no pensar mucho en eso en lo que llego a encontrarme con Manu.

Los dejo unos minutos en la biblioteca para ir a por algo de comer, cuando de camino a la cafetería, siento una mano taparme la boca, sin dejarme capacidad del habla alguna...

-será mejor que no emitas un solo sonido, hasta que lleguemos a donde voy a llevarte conmigo ¿ok?

- ¿Quién diablos eres? *me volteo un poco para verlo... pero el desgraciado trae una máscara que me impide verle el rostro*.

-Sera mejor que te calles o ambos estaremos en un problema y muy gordo.

Fui arrastrado hacia unos arbustos detrás del edificio de administración. lo primero y único que hay en mi mente en ese momento era "Con que así es como acaba mi vida... violado..." y en lo que me suelta solo me sale decirle "hey hey... si me vas a violar... al menos dime si mínimo traes vaselina..." y se echó a reír.

 -Entonces piensas que teniendo novia, voy a traerte a un lugar como este para violarte *se quita la máscara mientras no deja de reír a carcajadas dejándome la sorpresa de ver que era Manu*.

 -¿Por qué diablos no me podías traer como una persona normal? Me asustaste imbécil. 

–Primero, porque así es más divertido, y segundo, porque necesito hacerte saber que lo del sábado no fue un sueño.

 -¿Cómo sabes que el sábado...? 

-Si John, como si tuvieses la imaginación como para soñarte con algo así.

 –ja ja ja, sigue riéndote; como sea, entonces ¿Qué diablos pasó el sábado? 

– ¿Qué no estabas poniendo atención? Si te explique todo lo que tenías que saber, y estando en el espacio Astral los peregrinos son capaces de recordar todo lo que se vive allá.

 -¿Espacio Astral...? 

–Vamos John... no me vengas a decir que a tus 18 años aun no te has dado cuenta de lo que eres...

 -Pues si... una especie de chico raro con un don que no puede entender...

 -Mmm estas cerca, pero no. Lo que eres, es una especie de ángel, que en un pasado vivió en el cielo y ahora está condenado a curar los pecados de la humanidad, vida tras vida.

–Déjame reírme una vez más, Ja ja ja, y pues ¿Cómo sabes que puedo curar los males ajenos?

 –Sencillo, yo soy tu contra parte. 

–Mi ¿Qué? 

– soy el ángel que se encarga de limpiarte de vez en cuando, para que no te sobrecargues de malezas ajenas y puedas cumplir tu función. No solo hemos sido los mejores amigos por elección propia John, nacimos para estar en unión en todas y cada una de nuestras vidas, solo que hasta hoy, nunca has recordado tus vidas pasadas por esa ceguera extraña que te ha impedido desarrollarte como peregrino a ritmo normal... Lo del sábado no fue un sueño, fue tu última noche antes de morir, la noche en que empezaste a vagar para nacer en el chico que eres en este momento

 –Me estás perdiendo. 

–John... eres un peregrino rebelde.

-Un, que?

-Permiteme demostrarte.

Confundido y aturdido por lo que estaba escuchando de la voz de Manu, no me quedó de otra más que dejarlo demostrar lo que me quería decir, realmente sonaba bastante convincente. 

En un segundo, y de la nada... de la espalda de Manu salen unas alas blancas y emplumadas, casi tan grandes como su cuerpo... Y con un simple gesto y señalándome... veo el asombro más grande de mi vida... Unas alas con unas plumas negras salen de mi espalda... 

-Esto eres tu ¿ya lo recuerdas? 

–Con que un peregrino rebelde ¿eh? *sonrío* ¿Qué otras cosas puedo hacer? Digo, asumiendo que estas alas son para "volar" mínimo, digo yo 

–Bueno, ya que no te veo muy familiarizado aún, es hora de volver a enseñarte los buenos y viejos trucos ¿te parece?

 –Me parece y me satisface.

–No pareces igual de asustado que cuando empezamos a hablar.

–Naa, este tipo de cosas... desde que nací, ya han perdido su factor sorpresa.

–Vale, entonces, EMPECEMOS.

La vida de un peregrino rebelde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora