19
Jane la esperaba en el rellano de su casa acompañada de su siervo. Cuando la vio bajar por las escaleras, la contempló con aprobación.
―¿Vestida para matar de envidia?, joven amiga.
―Supongo ―se limitó a contestar. Por alguna razón, las críticas le perforaban el pecho como cuchillos, pero las adu- laciones apenas rozaban su superficie como plumas. Debía de ser un rasgo de la falta de confianza en sí misma. Pensó en el collar que Callum había colgado en la pared de su habi- tación para recordarle que no buscara la aprobación de otras mujeres.
―¿Dónde está Callum?
―Está enfermo, así que se quedará en...
―¿Ese Callum está enfermo o algún otro? ―inquirió Jane
con sorna, señalando algo a su espalda.
Se dio la vuelta para descubrir de qué se trataba. Cuál fue su sorpresa al encontrarse con su siervo perfectamente vestido con un traje negro elegante y una camisa blanca asomando por debajo. Su pelo estaba peinado hacia atrás con efecto mo- jado. No había estado así un minuto antes. ¿Cómo se había arreglado en tan poco tiempo?
Recordó entonces que había mantenido las mantas a la al- tura de su cuello todo el tiempo, y ahora entendía lo que había escondido debajo.
Su amiga se inclinó sobre ella.
―Porque a mí este Callum me parece que goza de plena salud ―declaró, su vista también deleitándose en la imagen frente a ella.
Amanda no podía culparla. Estaba tan guapo con aquel traje que quitaba la respiración. La camisa blanca formaba un nudo elegante en su cuello y destacaba contra la preciosa chaqueta negra. El pelo mojado, peinado hacia atrás le daba el aspecto de una pantera sensual y peligrosa. Su frente des- pejada no hacía más que destacar el color de sus impactantes ojos.
Amanda tuvo que rogarle a su corazón que se tranquilizara. También sus manos se contrajeron con el deseo de atrapar el cuello del joven entre sus dedos y estrangularlo.
Tenía que pensar en algo para deshacerse de él, pero no podía hacerlo porque su maldito aspecto de Adonis la tenía aturdida.
―Vámonos o llegaremos tarde ―anunció Jane, cogiendo
a su siervo por el brazo y saliendo al porche.
Callum se puso a la altura de Amanda y esta le clavó una mirada asesina. Él se limitó a sonreír con malicia.
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La mirada de Callum #Wattys2017
RomanceImagina que vives en la Inglaterra Victoriana. Ahora imaginatela con un nuevo órden donde las mujeres son las que están al poder y los hombres son los sumisos. Debido a una bactería que afecta al sexo masculino, los hombres llevan décadas en un est...