Capítulo 1: Ansley

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POV Ansley

Me moví por el pasillo lo más rápido que pude, el ambiente era muy pesado y estaba comenzando a sentirme mareada, últimamente me sentía débil y enfermiza casi todo el tiempo, así que guardé mis cosas rápidamente en mi taquilla y entré al salón de clases casi abalanzándome sobre una de las sillas que estaba en los últimos puestos de la sala. Una vez ahí apoyé mi frente sobre la mesa individual y me quedé mirando mis zapatos, regulando mi agitada respiración. Tal vez el sedentario estilo de vida que solía llevar estaba pasándome de cuentas. 

Mamá me había comprado los zapatos que ahora llevaba puestos y como yo no era el tipo de chica a la cual le gustaba salir de compras simplemente usaba lo que ella me daba. Eran rojos. La imagen de su rostro sonriente vino  a mi mente junto con una leve punzada en el pecho, realmente no debí haber corrido hasta aquí, aún me sentía un poco descompuesta.

ㅡAnsley, tienes que prometerme que tendrás cuidado ¿Sí? ㅡme dijo cuando se despidió de mí en la puerta de la casa esta mañana. Para mi gusto estaba exagerando, solo estaba viniendo al colegio, no había mucho de que preocuparse.

Levanté la mirada apoyándome con mi espalda en el respaldo de la silla, habían un par de personas más en el salón, pero parecían totalmente indiferentes ante mi presencia, tal vez para ellos ver rostros nuevos no era novedad, eso me aliviaba un poco ya que no sería el centro de atención.

Tenía que admitir que era extraño ser la chica nueva, no estaba muy acostumbrada a los cambios pero dado que papá fue trasladado a esta ciudad a mi familia no le quedó otra opción más que mudarse. No era algo que me molestara mucho, aún podía seguir viendo a mis antiguos amigos y la nueva casa era bastante bonita.

Lo que me molestaba era la extraña actitud de mis padres, habían comenzado a actuar diferentes desde hace unas semanas, desde que...

ㅡ¡Hey! ㅡuna voz me sacó de mis pensamientos y me hizo levantar más el rostro para mirar a quien hablaba.

Una vez leí que bastan de cinco a diez segundos para enamorarse de alguien, que aquello era lo llamado "amor a primera vista", jamás creí mucho en esas cosas, me parecían un poco fantásticas, tal vez suceden en las películas o en las novelas, pero no en la vida real, menos a chicas como yo; sin embargo, estaba segura de que me había tomado menos de tres segundos enamorarme de aquel chico. No sé que fue exactamente lo que me atrapó, quizás el sonido de su voz, o su mirada, la cual parecía molesta y juguetona al mismo tiempo. También pudo ser su cabello, largo, brillante y rojo, o su rostro con aquellos rasgos tan delicadamente marcados. Tal vez fue todo eso.

Pero había algo en él,  algo de él. Era como si tuviera "problemas" tatuado en la frente, era todo lo que desprendía. Me quedé embobada, con la boca entreabierta mirándolo, no estaba hablándome a mí, claro que no. Un chico como él jamas le hablaría a alguien como yo.

ㅡ¿Disculpa? ㅡcontestó un chico rubio dándose la vuelta, sonaba irritado pero su tono de voz era un poco desagradable. El resto del salón también volteó hacia ellos para mirar el espectáculo.

ㅡ¿Puedes hacerte a un lado? Estás obstruyendo mi camino.

Miré como los músculos de su rostro se movían con cada palabra que decía y pude notarlo tensar su mandíbula mientras miraba al rubio.

ㅡCastiel ㅡrespondió el rubio, de nombre aún desconocido, mirando al pelirrojo, con un tono seco y plano pareciendo sin vidaㅡ. ¿Ya firmaste el justificante?

Castiel, ese era el nombre del chico. Era como el nombre de un ángel. Castiel, sonaba tan bien en mis pensamientos que mi boca se abrió con la intención de pronunciarlo pero mordí mi lengua antes de hacerlo y parecer una idiota. Anoté el nombre en algún rincón de mi mente y lo seguí observando.

Castiel apartó su mirada hacia el techo, lucia muy cabreado y dio un sonoro chasquido con la lengua para luego dar un paso al lado y seguir su camino pasando a llevar al rubio desconocido,  provocando que éste diera un pequeño gruñido en señal de molestia. El pelirrojo siguió caminando hacia el fondo del salón, hacia donde estaba yo. Podía sentir aquélla singular molestia en el estomago, muchos dirían que eran mariposas, con cada paso que él daba y estaba casi segura que podía escuchar también mis propios latidos del corazón.

El chico paso junto a mi pupitre pasándolo a llevar bruscamente, me quedé congelada no sabiendo si reclamarle o solo mantenerme callada. Me decidí por lo segundo pero no aparté  mi vista de él.

ㅡLo siento ㅡdijo con el ceño un poco fruncido, mirándome fijamente.

ㅡSí ㅡrespondí yo perdiéndome en sus ojos grises. Sí a todo. 

Unos, dos, tres. Tres segundos y su mirada volvió a apartarse. Castiel se sentó justo detrás de mi puesto y yo seguía congelada.

Todos en el salón, quienes parecían haber quedado congelados cuando vi al chico, volvieron a la vida estallando en risas, gritos y conversaciones que ni siquiera me molestaba por escuchar,  mientras yo solo me sentaba en la silla mirando directamente hacia la pizarra, me moría por darme media vuelta y ver al chico otra vez, pero mi sentido común me advertía que eso seria algo muy notorio, y hasta éste punto de mi vida sigo haciéndole caso a mi sentido común.

Después de toda la conmoción y una vez que la clase ya había comenzado, saqué mi libreta y comencé a trazar líneas sin sentido por toda la hoja, pensando mejor en lo que acababa de suceder.

"Amor a primera vista" pensé de nuevo y esta vez la idea me pareció tan ridícula que resoplé indignada conmigo misma. El amor no es más que una reacción química que hace que nuestro cuerpo libere dopamina, serotonina y oxitocina, hormonas que provocan aquel sentimiento de euforia y energía al ver o pensar en aquella persona, repetí en mi mente. Era algo que había leído en alguna parte también.

"Es solo una reacción química, ya se te pasará" seguí repitiéndome durante toda la clase.

Y así es como pasó la primera clase de mi primer día en el nuevo instituto, no enterándome de nada de lo que había hablado el profesor. Mamá estaría orgullosa.

Cuando la campana que anuncia la salida de clases sonó, tomé mis cosas y salí del salón a la velocidad de la luz, no sin antes darle un vistazo al pelirrojo. El hecho de que todo solo fuera una reacción química no me impedía deleitar mi vista con semejante chico.

Caminé hasta el baño, el cual no había sido muy difícil de encontrar, y apoyé mis manos en el lavado agachando la cabeza ¿Por qué estaba sintiendo tantos mareos de pronto? Alcé el rostro y me miré al espejo, mi rostro estaba pálido haciendo contraste con mi cabello negro, me toqué la frente con la muñeca y pude notar que estaba afiebrada. Abrí la llave dejando el agua correr y me refresqué aún pensando en el chico de ojos grises.

Una sonrisa se dibujo en mi rostro y me di vuelta apoyándome contra el lavado y saqué mi celular. Siempre he creído que los nombres tienen significados, significados que pueden marcar, lo cual me parecía muy interesante. Escribí su nombre en internet.

"Castiel: Castillo"

Me quedé en silenció y luego solté una carcajada. La verdad estaba esperando algo más profundo. Negué con la cabeza y salí del baño queriendo encontrarme con...él.

Es verdad que algunas veces podía ser bastante obsesiva con ciertos temas, y también era cierto que solía perder el interés rápidamente sobre cualquier cosa. En el fondo sabía que este fugaz enamoramiento era algo idiota y sin sentido, que se me pasaría pronto, quizás esta era mi manera de entretenerme sola. Imaginando. A veces, cuando me topada con algún chico guapo en el trasporte o el centro comercial, podía por unos minutos pensar que era el amor de mi vida e imaginar una vida junto a él. Claramente era consciente de lo sin sentido que llega a sonar pero cuando eres hija única y tienes pocos amigos tienes que encontrar con que matar el tiempo.  

Entonces volví a dibujar la imagen de Castiel en mi mente, ¿Qué podía imaginarme de él a simple vista? Podía notar que era un chico con carácter fuerte, pero por alguna razón no podía imaginar nada más sobre él, tal vez porque la imagen que él quería proyectar no dejaba mucho a la imaginación, era bastante obvia, un chico rudo, malo, solitario. Quería pensar que era todo lo contrario. 

Seguí caminando por el pasillo.

Corazón de melón: Please, don't love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora