Capítulo 14: Castiel

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Estaba arruinado. Malditamente arruinado. Lo supe desde el momento en que probé sus labios aquella tarde en el bar. Aunque no lograba comprender que era lo que había en ella que me atraía tanto; sin embargo, cuando la sonrisa de una chica te hace olvidar hasta tu propio nombre es porque está pasando una mierda muy seria.

Hace solo unas horas estaba hundido en mi propia miseria, lamentándome sobre cosas sin sentido y buscando respuestas en el humo de un cigarrillo, y ahora no podía apartar mi vista de está chica.

—¿Vas a preguntar o no? —espeté con fingido cansancio, queriendo presionarla un poco.

—¡Estoy pensando! —chilló acomodándose en el sofá y abrazando sus propias piernas.

Mierda.

—Pensándolo mejor, se me ocurren varias cosas mucho más entretenidas que un juego de preguntas... —solté en voz ronca, dándole otro sorbo a mi cerveza y mirando su reacción por el rabillo del ojo.

Sus ojos se abrieron en señal de sorpresa y el rubor comenzó a teñir rápidamente sus mejillas de rojo.

—¡Eres un asqueroso, Castiel! —exclamó tomando un cojín y golpeándome con él en el brazo. No pude evitar echar la cabeza hacia atrás soltando una carcajada. Deje la lata en la mesa aún riéndome.

—¡Yo no he dicho nada! O... —volteé todo mi cuerpo hacia ella, mirándola detenidamente, acercándome poco a poco—. ¿En que estas pensando? —arqueé una ceja, estábamos tan cerca que nuestros labios podrían perfectamente tocarse una vez más.

Pero ella me empujó por el pecho poniendo los ojos en blanco.

—Basta. Seguramente ya estás borracho —dijo y yo volví a mi lugar negando con la cabeza—. Entonces...¿Has tenido novia alguna vez?

Oh no. Pensamientos de Debrah vinieron de inmediato a mi cabeza arruinando por completo el momento. Asentí con la cabeza encogiéndome de hombros, no era un tema que me emocionara hablar.

—¿Sí? ¿Cómo se llamaba?

—¿Es eso importante? —pregunté aburrido.

—¿Lo es para ti? —preguntó ella de vuelta captando mi atención. Así que estaba interesada en eso. Di un suspiro.

—No.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Ansley... —dije en forma de reprimenda ladeando la cabeza para mirarla. Ella no respondió.

Debrah era un tema del cual yo no hablaba con la gente. Lysandro era el único que había logrado sacarme algunas palabras sobre lo sucedido, pero jamas hablaba de ello con nadie más, ni con mis padres, ni con compañeros de clases ni mucho menos con chicas...chicas como Ansley.  Pero había algo en ella que me hacia querer hablar y abrirme.

—Firmamos con una discografía para grabar un álbum —comencé a hablar moviendo mis manos—.  Aún no estoy completamente seguro de lo que pasó, un día ella me llamaron de la discografía para decirme que no podían firmar el contrato conmigo, que tenía malas referencias —continué haciendo comillas con los dedos—. Ese mismo día ella me dijo que se iba. Ella si iba a firmar el contrato y en la tarde...—me detuve un segundo maldiciendo en voz baja—. Nathaniel y ella estaban en la sala de delegados. No es muy difícil encajar las piezas...

—¿A que te refieres?

Honestamente se sentía bien hablar de esto con alguien, sacarlo de una maldita vez de mí, pero ya no quería hacerlo más. Estaba caminando sobre mis propios limites.

—A nada. Olvídalo, es mi turno —apartó su mirada de mí chasqueando la lengua, seguramente captando la situación.

Corazón de melón: Please, don't love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora