Capitulo 11

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    Jensen despertó horas después acostumbrado a madrugar cada día. Abrió despacio los ojos habituándose al sol que entraba por las rendijas de las cortinas, gruñó algo incoherente y se removió en la cama, sintiendo un fuerte brazo rodear su cintura.
Se tensó abriendo mucho los ojos ante ese hecho, un brazo fuerte rodeando su cintura y no al revés. Se giró violentamente hacia el sujeto sintiendo las mejillas explotarle en un color rojizo al descubrir a Jared dormido a su lado, respirando de forma acompasada, con el pelo revuelto cayéndole por el rostro, pegado a él como si temiera que pudiera escaparse.

Quizás lo hubiera hecho, en otra situación quizás hubiera pretendido salir corriendo, fingir que aquello no había ocurrido, sin embargo sólo sonrió y se incorporó un poco sobre sus codos, pero al hacerlo sintió un latigazo de dolor recorrer su espina dorsal que le obligó a caer de boca de nuevo sobre el colchón.

- Joder...- Jadeó sorprendido y dolorido. Alzó una mano y cogiendo la nariz de Jared tiró de ella.
- ¡Au! Coño ¿Qué pasa?- Se zafó despertando con el ceño fruncido. Descubrió a Jensen señalándose la zona del culo y no pudo evitar sonreír, marcando los hoyuelos en sus mejillas.
- No tiene gracia, cabrón.- Gruñó.- Duele.- Hizo un puchero como un niño.

Sólo consiguió que Jared se apartara el pelo de la cara, aún con la amplia sonrisa y se acercara a él besándole. El rubio cerró los ojos sintiendo la respiración de Jared chocar contra su rostro, entreabrió la boca rozando su lengua contra la de él fuera de sus bocas, para después besarse largo e intenso. Se separó escuchando el pequeño ruidito de ventosa que hicieron sus labios y sonrió mirándole de reojo. La mano del castaño acarició su trasero por encima de las sábanas y rió de forma avergonzada escondiendo la cara entre las almohadas.

- ¿Te molesta mucho?
- No... Bueno, no sé...- Susurró aún con la cara enterrada.- No me he movido mucho después del primer pinchazo.- Rió Jared de nuevo ganándose un golpe del rubio.
- Está bien, te lo compensaré.- Lo besó en el hombro.- Voy a hacer el desayuno.
- ¡Quiero tarta!- Le gritó aún desde la cama, cuando Jared ya bajaba por las escaleras.

Tarta, Jensen y su adorada tarta ¿Cómo olvidarlo? Sonrió mientras buscaba la cafetera para hacer un poco de café y sacaba una tarta de manzana que tenía en la nevera dejándola que se des enfriara un poco, sacó un bol con la caja de cereales para él junto a la botella de leche. Jensen hizo su aparición poco después estirando los brazos y bostezando con sonoridad, el castaño lo miró con una media sonrisa y lo besó en la mejilla con cariño sintiendo sobre sus labios como él también sonreía y le acariciaba el brazo que lo sujetaba.

- Me muero de hambre.-Susurró como si fuera un secreto y con mucho cuidado se sentó en la silla.- Joder, esto es misión imposible...- Gruñó haciendo una mueca.
- Lo siento, intenté ser lo más delicado...
- Vale, déjalo... Iba a dolerme de todos modos ¿No? No hace falta que te disculpes, no te estoy echando la bronca.

Jared asintió, cogió la cafetera que ya bullía con el café recién hecho, sirvió un poco para los dos y empezaron a desayunar sin decir demasiado, mirándose de vez en cuando, sabiendo que tenían que sacar el tema, pero ninguno parecía atreverse. Finalmente Jensen inspiró hondo y apartó la tarta de sus narices centrándose en Jared, este lo observó con atención, esperando a que hablase.

- No sé qué va a pasar ahora...- Empezó mirándole de reojo.
- Creo que deberías hablar con Danneel... Arreglarlo para que no sea una separación tan cruda y...- Se calló un segundo bajando la cabeza.- Lo siento, hablo de más, ni siquiera sé si vas a...
- No quiero volver con ella.- Le dejó claro mirándole esta vez directamente, serio. Convencido de sus propias palabras.- No puedo seguir con ella, Jared, no después de todo lo que ha pasado yo... No me siento con fuerzas para seguir mintiéndole y haciéndole daño. Ya no siento lo mismo que hacía tres años...
- En cierta forma me siento culpable...
- Sí, lo eres.- Sonrió de medio lado, algo apenado.- Pero no me importa, supongo que... Realmente mi matrimonio era una especie de tapadera o algo así... No te empieza a gustar alguien de la noche al día, cuando antes no eras de ese tipo de gustos...
- Aún así... Puedo ir contigo si quieres... podemos hablar los dos con ella.

El rubio lo miró agradecido, sonrió buscando su mano sobre la mesa, cogiéndola y apretándola con cariño. Jared sonrió a su vez devolviéndole el gesto. Siguieron comiendo, para después recogerlo todo y limpiar los platos. Se ducharon juntos, a pesar de algunas quejas por parte del mayor, pero calló cuando empezó a sentir las manos de Jared acariciarle, repartiendo pequeños besos por su piel, masajeándole el pelo, casi dejándole dormido.

- Dean...- Le escuchó y abrió los ojos de golpe, girándose con violencia.
- ¿Qué?
- ¿Qué? ¿Qué pasa?
- Me has llamado Dean...- Frunció ligeramente el ceño al ver que el castaño se ponía blanco.
- No, claro que no, ¿Dean? ¿Quién es...?
- No lo sé, pero... Creí que te había oído llamarme así.- Bajó la cabeza, ahora confundido, quizás sólo se había equivocado.

Jared para calmarle le dio un beso lento y largo, acarició sus mejillas pegando sus cuerpos, haciendo que olvidara casi hasta de dónde estaba.

Tras perder un poco más el tiempo tanto en la ducha y en la habitación mientras se ponían ropa limpia al final salieron de casa, animados, riéndose por una chorrada que le había pasado a Jared con la ropa, Jensen iba mirándole, caminando de lado, así que no vio justo delante de la casa, a Danneel, con los ojos llenos de lágrimas, algo demacrada, el maquillaje corrido y una pistola en la mano.
No llegó a verla, pero escuchó y sintió el disparo alojarse en su pecho. Abrió los ojos de par en par, fijos en los de Jared que se abrieron tanto o más que los suyos a la vez que intentaba sujetarlo en brazos para que no cayera al suelo a plomo.

- ¡Jensen! ¡Jensen!- Gritó varias veces mientras intentaba que la herida dejara de sangrar.
- Me mentiste... Me engañaste con él y yo como una estúpida...- Empezó a repetir una y otra vez la mujer, llorando.
- Jared...- Susurró el rubio mirándole, sintiendo los ojos inundarse de lágrimas, mirando de reojo a su esposa.- Dan... Lo siento...
- No, no hables Dean, te vas a poner bien, por favor, no me dejes.- Sollozó el castaño abrazándole.

Dean, Dean, Dean... Aquel nombre se repetía en su mente una y otra vez, lo había escuchado perfectamente, sabía que Jared lo había llamado así sin confundirse, a él le estaba llamado por ese nombre.
¿Por qué?

Como respuesta recibió una sacudida en todo el cuerpo y sus ojos por un segundo le mostraron un sótano, una habitación desvalijada, sucia, vieja, consiguiendo que se quedara sin respiración unos instantes y las lágrimas rodaron por sus mejillas, incapaz de contenerlas.
Ahora lo recordaba todo.

Su nombre no era Jensen Ackles, él no era un publicista prestigioso, con una vida normal, con una casa en Texas y una esposa preciosa con la que había estado casado tres largos y felices años. No. Él era Dean Winchester, cazador de Kansas, y aquel que lo sujetaba entre sus brazos, al que había besado, acariciado, con el que había compartido quizás la mejor noche de toda su vida, ya por fin libre de miedos, de confusiones, de dudas era su hermano. Sam... Jared no existía, su mente había creado la ilusión de... No, seguía recordándolo a medida que dejaba escapar las lágrimas. Estaban cazando un genio, lo recordaba, se había metido él solito en aquella fábrica abandonada, Sam no iba con él, se había quedado escondido de los ángeles, como él le había pedido, por eso fue descuidado, se dejó atrapar por segunda vez y cuando se dio cuenta dónde estaba sabía lo que tenía que hacer para salir, sin embargo no tuvo valor.


Aquella vida era perfecta, Dios necesitaba tanto la paz y la tranquilidad que aquella vida le aportaba que no lo dudó. Se dejó llevar por ella, quizás fue lo más cobarde que había hecho nunca, abandonar así todo lo que conocía, dejarse matar poco a poco por aquel ser, vivir una fantasía, sin embargo al principio le dolió que en ella no existiera su hermano, aquel amor que había estado sufriendo en silencio durante tantos años y cuando apareció de golpe un día haciéndose pasar por Jared Padalecki no pudo reconocerlo porque su mente había dejado encerrados los recuerdos de su realidad.

Pero allí estaba ahora, muriéndose para regresar a la cruda realidad, volvería a despertar en aquella fábrica mohosa y sucia, volvería a ser Dean Winchester, un simple recipiente que cada vez se sentía más vacío, sucio y asqueado porque sabía que no encontraría el valor para mirar a la cara a su hermano, porque sabía que a partir de ese momento tendría que vivir con los recuerdos de aquella fantasía, fantasía que se había destruido sola, porque desear a un hermano cómo él lo había hecho, sentir el contacto de su cuerpo como él lo había experimentado era aberrante incluso allí dentro. No podía permitir que ocurriera ni en sus deseos más profundos.

- Aguanta, Dean...- Escuchó lejos a Sam.- Pronto estarás bien...
- Sammy...- Susurró casi muerto, alzó una mano temblando rozando su rostro, que fue atravesado como la ilusión que era. Cerró los ojos y soltó un último sollozo.

Toda la felicidad tenía un fin, y al parecer la de Dean Winchester tenía que terminar así.

Open your eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora