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Hermoso, Sean.

Capítulo 6;

- oh, Sean, besame.

Estaba apunto de besarle cuando un molesto sonido nos interrumpió. Gruñi por la interrupción y abrí los ojos lentamente, apagué la alarma y vi la hora con los ojos aún en estado zombi, marcaba las 6:48 AM.

-Aahh seis cuarenta y ocho... -volví a pegar la cara en la almohada-

Cuando reaccioné de golpe.

-¡SEIS CUARENTA Y OCHO! -Grité.

Me bañe lo más rápido posible tenía que estar antes de las 7:15 en el colegio, ¡Que joder de vida!, rápido me lavé los dientes, y volví a mi habitación, mire el reloj otra vez.

Las 6:59 ¡perfecto!

Me arregle el pelo en una cola de caballo, me puse lo primero que agarré sin olvidar mi collar de plata en forma de la mitad de una popo... sí una popo tipo emoji de WhatsApp, es un collar muy valioso para mi, Lenny tiene uno igual, los compramos como algún tipo de sello de amistad.

Bajé corriendo las escaleras, tomando mi bulto y revisando la hora por ultra vez, 7:03. Me fui directo a la cocina, no había tiempo, tome un vaso de leche de la nevera y una galleta grande con chispas de chocolate, me tomé la leche y dejé el vaso en el fregadero.

Aún con la galleta a medio comer, me dirigí a la habitación de mi madre.

-Mami, ya me voy. -le susurre, dándole un beso en la mejilla-

-Suerte hoy, mi niña, te quiero ¡cuídate! -lo último me lo tuvo que gritar ya que estaba saliendo corriendo de su habitación.

Cerré la puerta y mientras caminaba a la mini puerta revisé la hora en mi celular, 7:06.

¡Joder, No puedo llegar tarde!

Cerré la puerta y inevitablemente miré la casa de el vecino... lo que paso anoche, Neah debe estar allí, ¿no?, bueno no tengo tiempo. Terminé de salir y empecé a caminar rápido, un coche se me acercó... ese coche.

-Vamos tarde, sube.

Me giré aún caminando, era él.

-Aún puedo llegar -El instituto no quedaba cerca pero tampoco era lejos, así que podía llegar a pié, no necesito ayuda de un extraño- Gracias.

Le fingí con una sonrisa.

-Mmmm...Puedo llevarte, llegarás tarde.

Me detuve y lo mire, el tenía razón.

-No seas orgullosa, sube.

Maldije en mis adentros y rodee el auto, me subí en el asiento de el copiloto, y entonces aceleró el paso. Cuando entre su olor varonil, impregnado en el lugar daba gusto, y estar allí era como volar. Había un incómoda tensión, pero por suerte llegamos rápido, revise la hora por última vez antes de entrar, 7:13, perfecto, me dejó frente de el instituto para irse al estacionamiento.

-Gracias... -Ese incomodo momento cuando no sabes su nombre.

Él sonrió.

-No hay de que, Khaley -Escucharlo otra vez decir mi nombre me puso los pelos de punta, ¿Cómo se sabía mi nombre?, ¡¡joder!!.

Con la mano en la manilla de la puerta, me atreví a preguntarle;

-¿Cómo sabes mi nombre?.

Me miró, sus intensos ojos grises se clavaron en los míos, sopesando mis palabras.