Sé (mi) (sol)sticio mu(si)cal

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Creo que estaría bien que escribieras canciones para mí,
que clavaras las uñas en esas partituras vacías,
porque las notas que las componían sabían demasiado amargas
y estuvieron a punto de explotar por alteraciones innecesarias.

Le di tiempo al tiempo,
pero extrañamente sigue habiendo olor a vainilla
en mis compases internos.
Hay un pulso a más de ciento veinte,
y hay demasiadas barras de repetición.

Tengo cuatro minutos y treinta y ocho segundos para declararme
y estoy en un dilema si tenerte en menor, mayor o natural.
Me quedan ocho escalones que subir para alcanzar el cielo,
¿Eran ochenta y un pasos pasos para olvidarte?

He tocado mil quinientas veces siete páginas
y sigues enterrado en lo más profundo de mi corazón.
No puedo sacarte porque eres un maldito eco de amor.

Eres esa canción que nunca me gustó en escala de sol.

Pedacitos de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora