Solo una noche se necesita

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Solo una noche se necesita
para besar bien,
posar las escrituras al viento,
sentirse a salvo
y esquivarse a paso.

Solo una noche
se necesita para ser
y para no ser, no hacer
y quedarse quieto
en cualquier esquina de Time Square,
de Berna,
München o Estocolmo,
Barcelona,
en cualquier calle de Santiago,
en cualquier café de Roma.

Solo una noche se necesita
para perderse
entre pieles ajenas,
entre labios ya descubiertos antes,
para perderse en cualquier sonata de piano,
agrietada, áspera, con
acordes lentos
que pasan y pasan
como trenes a la deriva,
como espacios en blanco
como los ecos de las iglesias
o de museos contemporáneos.

Solo una noche
se requiere
para ser baladas,
borboletas agitadas,
muecas torcidas...

Solo una noche
quiero tener,
para poder sentir
y estar al límite;
para poder estar triste
y volcarme en el pasto,
para que caigan todos mis pensamientos a tierra,
y no es que sea pragmatismo,
aunque lo admito,
lo de nihilista fue un lapsus breve
y sinceramente
me quedaba bastante bien,
aunque, de tanto quimerismo arbitrario,
por querer ser moda y musa
se me quitó esa cáscara de mortífiera,
y esa sonrisa bien auténtica,
típica de mí.

Solo una noche se necesita
para ser yo, para estar en las yemas de mis dedos,
sentir cómo crujen mis articulaciones
a cada suspiro hueco
o en cada calada de viento.

Y me siento
un poco volatil,
de espíritu simple pero lleno;
estoy completa,
aunque nadie entiende
cómo con cualquier crugido
mis hilos se deshacen
y no que más que una corazonada
de que siempre estaré allí

con mis palabras que parecen ser sobrias
y de escritores novatos,
que aparecen con
tanto sentimientos en la palma de la mano
que se estrujan, se retuercen como serpientes hambrientas;
quieren ser también.

Quieren ser algo.

Y ese algo tal vez no esté bien,
pero este es mi mundo,
aquí es posible hasta revivir del ataúd
que estuvo sepultado por mil quinientos años.
No me importa.

Aquí no hay armas, no hay normas
sujetas a personas punibles
o chicos ufanos que piensan que el plagio es correcto.

No.

Utopía es un adjetivo
o puede que alguna vez verbo sea,
me parece bien.

Solo esta noche necesito
para pensar que no estoy demente,
que a pesar de los cinco café ya tomados
sigo sintiéndome cansada
y libre, porque puedo no contener lo que no quiero.

Y eso está bien.

Y esto también.

Pedacitos de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora