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Jake rió con bastante humor cuando escuchó a su mejor amigo que iba a tener una clase de cita con Maya, una chica que al parecer estaba loca por él. Finn le platicó que ayer, cuando estaba en su casa, le llegó un mensaje de esta chica, diciendo que estaba emocionada por la cita de mañana, o sea, hoy. Luego intentó recordar a qué hora le pidió una cita, solo recuerda preguntarle a Lana cuando ella estaba suficientemente lejos para no escucharlo.

Entonces todo cobró sentido, ella debió responder a esa pregunta.

—No es gracioso —farfulló Finn con una cara de espanto mientras estiraba su cabello— ¡Yo estaba pidiendo una cita al aire, no a la joven! —Frunció su ceño y volvió a mirar a su amigo—. Ayúdame.

—En serio que soy cupido contigo —hipeó, parándose de reír—. No sé, dile a Maya que no puedes ir porque tienes una tarde muy ocupada.

Finn se encogió de hombros, eso no era una excusa válida.

—Es que no quiero sonar grosero, pero tampoco quiero ir con ella.

—Amigo, no es como si le estuvieras diciendo: "hey, no me gustas y por eso no quiero salir con eso". Mejor córtala desde raíz antes que la hagas suspirar de esperanzas.

Lo que quedaba de clase pasó demasiado rápido, cuando menos se lo esperaba, ya se encontraba en la entrada de la escuela, decidido a cancelar su cita improvisada que jamás debió pasar. Estaba nervioso, pues nunca le había gustado lastimar los sentimientos de los demás, y a veces, prefiere sufrir un poco, con tal de que otra persona no lo hiciera.

Observó que Maya estaba acompañada de dos de sus amigas y despidió de ellas con un beso en la mejilla para acercarse al castaño y darle un beso también, para sonreír. Finn suspiró profundamente, iba a cancelar la cita, lo haría. ¡Por supuesto! pero desafortunadamente ella habló antes de tiempo:

—Estoy emocionada, eh. Esto será muy divertido, nunca pensé que me invitarías, ya sabes, estamos en las mismas clases, pero nunca nos dirigimos las palabras. Creo que es una buena oportunidad para conocernos —sintetizó mirando a los estudiantes alejarse de ellos, que probablemente se dirigían a su casa.

—Sí Maya, tienes razón. —Tragó en seco, de igual manera no hacía daño conocer un poco más a una de sus compañeros— ¿Te parece que nos vamos? —La chica asintió con la cabeza—. Hay una cafetería por los alrededores, como a dos cuadras ¿No te molestaría ir?

—No, esta bien por mi.

Así fue como los dos se encaminaron a su destino, caminando con paso tranquilo mientras hablaban de temas triviales, pero ella siempre terminaba hablando de ella, pues le gustaba hablar de sí misma mientras Finn oía porque no estaba escuchando atentamente, le parecía un poco tedioso el no tener nada en común y a veces cuando intentaba dar su opinión, ella lo interrumpía de golpe y eso era muy fastidioso.

Al llegar a la pequeña cafetería con un gran toque hogareño lo primero que vio fue a su crush sentada en uno de los extremos del lugar y a su lado se encontraba un chico, fue inevitable sentir celos, pero se contuvo ¿Qué tenían que hacer solos?, ¿por qué ella le sonreía? o ¿qué clase de pacto el muchacho tenía con el diablo para eso? Al parecer no era tan mala idea, vender su alma al diablo por un poco de atención de ella, pero era demasiado absurdo.

Maya lo sacó de sus pensamientos cuando tiró de él para ir a una mesa, en el otro extremo. Ella decidió sentarse en la ventana y él en frente, donde tenía un perfecto panorama de la hermosa chica de lentes. Nuevamente, Maya empezó a hostigarlo de información de ella que no quería saber.
El mesero llegó y tomó la orden de ambos. Finn agradeció mentalmente la interrupción y Maya lo atacó con preguntas sobre los productos.

Lana ni siquiera lo había visto, estaba muy ocupada explicándole una tarea a aquel chico. Cuando Finn pudo contemplarlo, sintió que el peso de sus hombros fue alivianado, sólo era una cita de tutorías. Minutos más tarde, el mesero regresó con una bandeja con dos frappés y un pastelillo de chocolate y otro de fresa.

Maya quedó callada mientras comía, solo miraba fijo a la persona que tenía en frente, pero él no tenía ojos para ella y Maya lo sabía, veía como él miraba a Lana con un brillo en sus ojos desde lo más lejos, pero para Lana Finn solo era un compañero más.

—Oye..., ¿por qué te gusta tanto Lana? —Finn se atragantó con el pastelillo al escucharla y la miró confundido—. Sí, Finn; sé que te gusta Lana. Creo que la única que no lo sabe es ella.

—¿Tanto se nota? —preguntó con cierto nerviosismo.

Maya asintió con la cabeza con una mueca.

—No sé como no se ha dado cuenta, todos lo hacemos. Parece que robó tu corazón.

Finn se sonrojó y añadió con la mirada gacha:

—Pero no lo sabe.

—Y tú no colaboras mucho que digamos. —Maya arrastró su brazo por la mesa de madera para tomar la mano del chico—. Te aseguro que si lo intentas, ella se dará cuenta del grandioso chico que eres.

—Gracias.

—Gracias a ti. —Sonrió mientras alejaba su mano de él, Finn la miró confundido—. Por el café, estaba delicioso, pero ya es hora de que me vaya. Mi mamá ya está esperándome afuera. —Se levantó de la silla para dirigirse a la salida y ahí agitar su mano en señal de despedida.

Finn se quedó unos momentos más ahí, observando a la chica de que lo volvía loco y se debatió en enviar o no un mensaje. Finalmente se decidió hacerlo, después de todo no tenía nada que perder.

Finn: Ola!!! K genero te gustaria azer nuestra tarea?

Levantó la mirada después de enviarlo para mirar a la chica que a los segundos lo recibió y lo leyó en ese instantes. Al revisar la mala ortografía del chico gruñó y arrugó su nariz para responder.

Lana: ¡Por favor no me envíes mensajes con tu pésima ortografía que solo me dan ganas de bloquearte y regresarte al Kínder para que aprendas! Y llegando a mi casa revisamos la tarea, ¿de acuerdo?

Finn ahogó una carcajada mientras negaba con la cabeza. Unos instantes más tarde, dejó un par de billetes sobre la mesa para salir de la cafetería con tranquilidad, no sin antes cruzar la puerta voltear hacia atrás para ver a la chica por última vez en el día y comprobar que ella jamás lo vio.

Quiero dejar de ser invisible un fantasma ante tus ojos, deseo y necesito tu atención como el aire para respirar y al parecer la única manera de obtenerla es así; con deficiencia en el vocabulario y mala ortografía.

HorrografíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora