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El día apenas había empezado y Finn llegó a la escuela algo agitado, buscando a Lana con la mirada. La localizó en su casillero tranquila y con mucho miedo de volver a arruinar todo con ella, se acercó. Lana no se movió de un lugar ni un centímetro, no le había gritado ni abofeteado. Fue ahí cuando una ligera esperanza pasó por su corazón; quizás Lana era mucho más inteligente y había deducido su plan.

—Lana —la llamó feliz.

Lana ni se giró a verlo, seguía dolida. Se había imaginado a Finn de una manera tan diferente; tierno, amable y sobre todo honesto, pero estaba equivocada.

Ella y Nathan que iban tomados de la mano, se acercaron a su mejor amiga e hicieron una mueca al ver al comportamiento de Lana hacia Finn. Nathan soltó la mano de su futura novia y rodeó a la castaña de pelo corto por los hombros, en un vano intento de animarla.

—Vamos Lana, no seas amargada. ¡Dibuja una sonrisa en tu rostro! —insistió Nathan, agitándola.

Ella se quedó a lado de Finn y observó la escena, Lana había estado muy cerrada con ella y no quería decir ni una palabra. Lana hizo una mueca para darle gusto a su amigo y cerró con coraje su casillero para zafarse de los brazos de Nathan e irse con desesperación.

—Iré... —Nathan señaló el pasillo que su mejor amiga había tomado.

Ella asistió con la cabeza y después de perderlos de vista, se giró a ver a Finn.

—¿Por qué esta tan enojada con el mundo? —interrogó curiosa.

Finn cabizbajo respondió—: La engañé y no estoy muy avergonzado de eso. —Ella lo miró confundida, no entendía nada de sus palabra, ¿a qué se refería con engañar cuando apenas y eran amigos? —. Seguro tú sabes que soy pésimo para escribir, Lana lo habrá mencionado. Ó cuando la vuelvo loca con mis palabras inventadas. —Ella asistió, seguía sin entender—. Todo es mentira; amo escribir, la ortografía y soy fan de las palabras mal dichas, eso sí...

Ella lo cortó de golpe—. Ah, ya veo. Amigo, lo que Lana detesta más de una persona, es la mentira. No lo tolera, si te contará... —Suspiró, ahogándose una carcajada—..., una vez Nathan le dijo que adoraba las galletas de vainilla y crema de coco, pero siempre las tiraba. Por no lastimarla, él le decía que eran sus favoritas, pero un día ella lo encontró tirando las galletas. —Explotó en risas y se llevó ambas manos al estomago—. Y no lo perdonó como dentro de un mes, pero porque él le rogó todos los días —tartamudeó por falta de oxigeno.

Finn asistió con la cabeza, avergonzado. ¿Por qué tuvo que seguir las sugerencias de su mejor amigo?, pero él no sabía que esa mentira piadosa, Lana lo haría como una gran bola de nieve.

Cuando Ella se recuperó, siguió explicándole—. ¿Por qué lo hiciste?.

Finn se encogió de hombros, no iba a confesarle que estaba perdida y locamente enamorado de Lana.

—Quieres a mi mejor amiga y no sabías como acercarte —dedujo con una cara burlona. Finn abrió sus ojos de par en par, sorprendido—. No sé de que te sorprendes, si hasta un ciego puede notarlo. De hecho, Lana es media tonta porque es la única que no se ha dado cuenta.

—Jake siempre me dice que...

El pelirrojo escuchó su nombre y se detuvo en seco con la mochila que le colgaba de un hombro.

—... ¿Alguien me llamaba? —cortó Jake con una sonrisa en el rostro, pero se le borró al ver la tristeza de su mejor amigo—. ¿A ti qué te pasa, amigo?.

—Lana descubrió su juego y ella odia la mentira, pero ella no lo veo como una acción de amor, sino a que él la usó para hacer todo el proyecto —explicó Ella.

Finn asistió con la cabeza, dándole la razón a la morena.

Jake hizo una mueca—. Es una exagerada, ¿qué no puede ver que solo fue un intento de llamar su atención?.

—Ella no lo ve así, yo creo que lo mejor es darle un poco de tiempo y espacio para que se tranquilice, y luego vas a disculparte con ella. La conozco como a la palma de mi mano, sé que a pesar de tus intentos, ella hará como que no existas —Ella sugirió.

—Eso no va a funcionar —contraatacó Jake—, a las mujeres les encanta el drama. Finn préstame tu celular, por favor.

Finn negó con las manos frenéticamente y miraba fastidiado hacia el techo—. Creo que tu instinto de cupido esta fallando, hay que esperar a que todo se tranquilice para hablarle.

Jake extendió su mano—. Confía en mi, verás que con unas palabras, la traerás comiendo de tus manos.

Ella bufó—. Lana no es así, ¡joder!.

—Finn —farfulló seguro Jake mirando fijamente a los ojos de la chica.

Finn frunció sus cejas y de mala gana le entregó el celular, lo conocía tan bien que sabía que cuando una idea se le metía a la cabeza, no había nada que pudiera sacarlo de su mente.

Jake tomó el celular, lo desbloqué y buscó entre los contactos a Lana y empezó a teclear.

Finn: ¡Hola Lana, fui un estúpido!. En serio lo lamento, pero lo hice ¡porque me vuelves loco de amor y soy tan tímido que no supe como acercarme a ti!. Por favor, créeme. Ahora sé que odias las mentiras, pero es en serio cuando te digo que te quiero, por favor perdóname y quiéreme como lo hago yo.

Jake envió el mensaje y le entregó el celular a su mejor amigo que no tardó en leerlo en voz alta. Ella negó con la cabeza mientras masajeaba su sien con las manos, sólo lo arruinaron más. Lana va a creer que es pura mentira.

A los segundos llegó un mensaje, de Lana.

Lana: No digas tonterías, por Dios. ¡No soy una tonta!. Hay que presentar la escena que quedamos, ensayala por tu parte y la presentamos el viernes, y listo.

—Te dije que no —bramó Ella, retando a Jake—. Soy su mejor amiga, la conozco mejor.

—Seguro y tiene un mensaje subliminal y dice que también ama a Finn —retó seguro de si mismo—. ¿Verdad, amigo?.

—Lana acaba de bloquearme. 

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