Era domingo, un día muy tranquilo, pero para desfortuna de Lana, debía de ir a la casa de Finn para finalmente terminar su escrito y deliberar cuál era la escena que iban a representar el viernes de esa semana. Sus padres quisieron llevarla hasta la puerta de la casa de su compañero, pero ella quiso caminar por un rato.
Al llegar a la casa de Finn, tocó tres veces antes de escuchar los pasos de alguien acercarse. La madre de Finn abrió la puerta y sonrió en automático para darle paso a la chica y saludarla con un beso en la mejilla. Lana iba a sentarse en el sillón, pero la señora le dio permiso de subir a la habitación de su hijo, siempre y cuando no cerraran la puerta de la habitación. Lana un poco avergonzada por el comentario subió las escaleras de prisa.
Al llegar a la puerta del chico, volvió a tocar y luego que él diera permiso, ella abrió la puerta. Finn se encontraba recostado en la cama con la computadora sobre su estomago, viendo una película. No había prestado atención quién había entrado hasta que escuchó la voz de su enamorada.
—Hola Finn.
¿No se supone que ella debía de llegar a las tres de la tarde?. Miró la hora de su computadora, ¡era las tres con veinte!.
Dejó la computadora de lado y se levantó de la cama con prisa, pero terminó tropezándose con las sábanas.
—Hola Lana —tartamudeó nervioso—. Perdón, es que estaba wachando la película y se me pasó.
Lana negó con la cabeza—. Hubiera preferido que te cayeras porque si me dieran un centavo por cada horror que cometes en la ortografía, sería millonaria.
Finn rió—. Entonces deberías de darme algo de comisión porque sin mí, no te harías rica.
Lana carcajeó—. Cállate, y empecemos a trabajar para terminar.
Lana se sentó en la cama de su amigo y tomó la computadora en sus manos para posarla en sus piernas y empezar a escribir de su imaginación mientras leía en voz alta para que Finn opinará o añadiera algo más interesante.
Luego de un rato, escribiendo sin parar, los latidos de Lana empezaron a acelerarse porque en cualquier minuto, la historia sería terminada y eso le exaltaba. Finn se sintió tan inspirado cuando vio a su enamorado, su moño mal hecho, esos lentes que le hacían mucho más grande sus ojos verdes. Entonces empezó a dictarle su gran final, cuando sus labios se cerraron por dar hecho que estaba culminado su trabajo.
—Haz los honores Finn, termina —animó Lana con una sonrisa de oreja a oreja.
Ella le entregó la laptop y los persuadió para que él escribiera el "fin".
—¿Segura que quieres que yo lo termine?. —Ella asistió con la cabeza—. Será todo un honor para mí Lana.
Finn por primera vez desde que se relacionó más con su enamorada, escribió bien una palabra. Le regresó la computadora a la chica y se aseguró que haya escrito correctamente y se sorprendió cuando lo leyó, le regaló una linda sonrisa y se levantó de la cama con un salto para extender sus manos y poder chocarlas con su amigo. Finn se levantó de la cama y abrazó a su amiga, ella se sorprendió ya que nunca habían intercambiado uno, pero se lo devolvió con la misma efusividad de él.
—¡Por fin, ya terminamos!. Hay que enviarlo por correo, y de toda la historia, ¿qué escena te gustaría que representáramos? —cuestionó ella un poco ansiosa.
Finn se puso a pensar, realmente no tenía una escena favorita. Así que se encogió de hombros.
—Entonces yo decidiré y creo que una buena escena es donde Britney descubre la red de mentiras de Andrew y lo deja. Creo que sería un buen ejemplo para demostrar que para enamorar no se necesita ser quién no eres y engañar.
Esas palabras le calaron en lo más profundo del ser de Finn, y se removió incómodo porque el saco le había quedado a la perfección.
—Yo no tengo ningún problema con eso, de hecho me gusta —respondió cabizbajo.
—¿Por qué ese cambio tan radical?. —Lana lo miró confundido y se acercó a él para darle otro abrazo con mucho cariño—. Deberías ser feliz porque ya terminamos el trabajo.
Finn aferró sus brazos a ella aspiró el aroma que desprendía de su hombro. Lana aun sin saber qué le pasaba, intentó separarse, pero él no se lo permitió. Ella forcejeó un poco y en un paso en vano, ambos se tambalearon hasta caer en la cama, ella sobre él. Lana se sonrojó de inmediato y desvió su mirada para levantarse lo más rápido posible.
Finn la imitó y se aclaró la garganta un poco apenado.
—¿Gustas un poco de agua? —cuestionó tímido y sin mirarla a los ojos.
Lana asistió.
Finn salió por la puerta que nunca fue cerrada y bajó las escaleras. Mientras tanto, Lana empezó a observar la habitación de Finn, era la primera vez que se encontraba ahí y hasta ese momento, se sorprendió cuando vio un estante llenos de libros. A lo mejor solo era decoración, con esa mala ortografía, no se imaginaba que él leyera.
Pero su atención se fijó en una carpeta donde sobresalían algunos papeles, ella se imagino que tal vez eran más recortes de Ed Sheeran y la curiosidad la estaba matando. Entonces se acercó y abrió la carpeta, sus ojos se abrieron de par en par cuando reconoció que aquella caligrafía era de Finn, pero lo que realmente hizo que su corazón se detuviera fue la perfecta ortografía que escribía en cada oración de su historia, porque eso era un escrito.
Por un momento se sintió traicionada y engañada. ¡¿Cómo era posible que él le hubiera hecho eso!?, ¿no quería hacer el trabajo?. ¡Se sintió usada, una maquina para escribir!, ¡pudieron haberse repartido el trabajo y ella no hubiera teclado más de cincuenta mil palabras.
La imagen amable de Finn se borró en un parpadear de ojos.
—¿Lana? —llamó Finn nervioso al verla de espalda, tenía una mala corazonada.
Lana se giró sobre su eje con mucha lentitud y meneó la carpeta fastidiada mientras negaba con la cabeza.
—La-na —balbuceó él, desesperado, pero tenía un enorme nudo en la garganta que le evitaba pronunciar una palabra así que dejó los dos vasos de agua en la mesa de noche.
Ella negó con la cabeza, sentía que su corazón se estaba quebrando. Ella odiaba las mentiras, no las toleraba y Finn por varias semanas la engañó.
Tomó su bolsa de la cama, a su vez arrogaba la carpeta con coraje y se marchaba corriendo de la casa. Finn tardó unos instantes antes de salir detrás de ella.
—¡Lana! —gritó con fervor—. ¡Lana, déjame explicarte, por favor!.
La chica se detuvo a media cuadra y se giró para verlo con su ceño fruncido y una de sus manos en su cadera.
—¿¡Qué me vas a explicar, Finn!?. ¿¡Qué soy una idiota, que me engañaste por un tiempo para que no trabajarás; que tu mala ortografía solo fue un cuento!?.
—No es cierto —susurró muy apenado—. No eres idiota, eres la chica más...
Lana la cortó de golpe—. ¡Ingenua!. ¡Odio las mentiras Finn y me siento desilusionada!.
—Lana —insistió Finn otra vez.
—No. —Lana hizo un además con sus manos para que guardará silencio—. Ya, déjalo. No quiero escucharte. —Se volvió a girar sobre su eje para marcharse lo más rápido que pudo.
—Yo en serio te quiero —murmuró para sí mismo cuando la silueta de su amada ya no era tan visible para él—. En serio te quiero.

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Horrografía
Short StoryLana es la chica perfeccionista que no tolera ni una falta de ortografía o una palabra mal pronunciada, y esa es la clave para que Finn logre hacerse notar ante los ojos de la chica. Perfect cover by: @inl4rrywetrust