Extraño Dúo. [NaruHina] [Yaoi]

Siete.

Hinata camino en silencio a su salón. Oyendo los susurros de todos sus compañeros. Algunos de temas redundantes, pero la gran mayoría eran sobre él.

Y todo... Por el simple hecho de ser un Hyuga... Un apellido más que conocido por unos, y menos por otros.

Hinata con gran dificultad logro llegar a su lugar, intentando no hacer movimientos bruscos tomo asiento, una que otra mirada le llegaba. En su asiento, mas específico, su pupitre, tenía frases y dibujos.

El Hyuga suspiro deprimido. Ellos... Jamás olvidarían eso, ¿no?, el día que todo en su vida empeoro...

Era un dibujo, de él se suponía, atacando a alguien... Ese alguien... Esa persona que le había arruinado la vida por completo, y solo su salón sabía de aquello...

"¿Cuanto a pasado ya?"

Hinata no evito preguntar, recordando ese suceso.

Uno... No... Dos años...

—¡Hinata!—La voz del rubio lo saco de sus pensamientos. Naruto se le acerco.—¿Vamos al patio'dattebayo?

Hinata intento ocultar su mueca. El pensar en moverse no se le era agradable.

—Yo... Paso, Naruto-kun... Lo siento.

—Ah...—El rubio pareció desconcertado, más no insistió.—Bueno... Nos vemos entonces...

El rubio se marcho, dejando a Hinata más que arrepentido de rechazar a tan amigable invitación, pero es que su cuerpo lo mataba, apenas había logrado fingir estar bien con su amada, y traviesa, hermanita menor.

—Are, are, ¿No iras con Uzumaki para que te proteja?—Hinata bajo la mirada al oírlo, ese chico...

"Deidara-san."

—Oe, te estoy hablando.—Bruscamente tiro del brazo de Hinata, quien gimió de dolor, tomando por sorpresa al rubio de flequillo.—Tú no eres tan delicado, ¿Qué coño tienes, idiota?—Con la intención de bajarle la manga, Hinata lo empujo, alejándolo.

—Yo... No le he hecho nada... D-Dejeme, por favor...—Hinata, en un tono casi inaudible, logro decir eso con el poco valor que poseía.

—Como si fuera a obedecerte, recuerda que aún me debes una paliza.

—¡Deidara-Senpai!, ¡No se lastime!.—Clamaban varias chicas del salón. Hinata no tenía apoyo de nadie, no era por menos, muchos lo odiaban, sobre todo chicas.

Hinata con miedo vio a Deidara prepararse para golpearlo.

"Me debes una paliza".

Si Hinata no hubiera hecho eso... Nada de esto ocurriría...

"Es mi culpa... merezco esto..."

Hinata se repetía esa frase una y otra vez, sobre todo cuando Deidara lo golpeaba.

"¡No me jodas'dattebayo!, es de cobardes huir, ¡Pero dejarte ganar sin esfuerzo es de la maldita escoria!"