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Mi padre no había llegado la semana que le había dicho a Yoongi que lo haría. Yo había gastado alrededor de diez mil wons en adornos y decoraciones sólo por su llegada. La impuntualidad viene de familia.

No llevaba mucho tiempo en el instituto, pero el estrés ya comenzaba a apoderarse de mí. Ya empezaba a odiar a aquellos primates que decían llamarse "compañeros". Había una en específico, Eunbi, quien parecía odiarme desde el día en que supo mi nombre. Ella no era fea, aunque sí, usaba más de tres kilos de maquillaje. Se creía el centro del universo por tener unos padres -los cuáles ni siquiera le prestaban atención- adinerados. Quería ser popular, así que no se maquillaba ni se vestía como una chica propia de Corea; se catalogaba a ella misma como "tumblr". Lo gracioso del caso era que ella era regordeta, sin curvas -no digo que esté mal serlo, ¡pero vamos, cuando a uno le cae mal alguien, critica absolutamente todo!-. Se creía una modelo de estas de Victoria Secret's midiendo un metro con cincuenta y cinco y pesando noventa kilos. Usaba de estas gargantillas hipsters -que más bien parecían collarines para perro- que la hacían ver como un pavo navideño mal atado.

Yo no tenía problemas con ella, pero empezaba a ver que ella tenía ciertas intenciones de hacerme la vida imposible.

Por otro lado, Sohyun se había enojado conmigo por no haber podido ir a su casa a ayudarle con la tarea de Exactas, así que hizo todo lo posible para que no me sentara junto a ella en la respectiva clase y el resto de la jornada. Así que me senté junto a Jimin, que era el único lugar disponible junto a mi pareja favorita; Namjoon y Jin, quienes después de un tiempo comenzaron a ignorarme por estar muy ocupados en ellos mismos...

Así que no me quedó de otra mas que hacer plática con el pelirrojo. Casi pelinaranjo, de hecho. El tinte comenzaba a decolorársele y a darle un estilo parecido al de la familia Weasley.
Jimin resultaba ser diferente a la idea que tenía de él desde un inicio. Pensé que sería un completo idiota tanto fuera de la escuela como dentro de ella, además de que si me sentaba junto a él tendría que escuchar su voz chillona durante todo el maldito día. Pero realmente me equivocaba. Parecía ser todo un matadito. Cualquier ejercicio que el profesor Sung explicara y dictara, Jimin lo comprendía a la perfección y lo realizaba tres veces más rápido que el resto de alumnos. Y por si fuera poco, todo lo hacía en silencio, si llegaba a alzar la voz, esta sonaba más bien melodiosa y quizás hasta agradable. ¡Quién lo diría!

El timbre de salida por fin sonó. Las clases se me hicieron eternas. Además, el sueño estaba acabando conmigo. Ni siquiera me daba cuenta cada vez que un profesor entraba o salía. Tomé mis cosas y dejé a Sohyun atrás, no tenía ganas de esperarla, tenía ganas de llegar a mi casa, dormir y despertar con un título universitario, un doctorado en gastronomía, siendo millonaria y madre de doce perros.

¿Doctorado en gastronomía? ¿Es eso posible? "Min Kimhyun, doctora en kimchi..."

Cuando desperté en la mañana, el día tenía pinta de que sería soleado, de que los pájaros saldrían de sus nidos cantando alguna canción como en las películas de Disney y que los animalitos restantes me acompañarían hasta mi casa con arreglos florales. Pero como todas las veces que he tratado de predecir algo, estaba mal. Estaba lloviendo y el aire apenas me dejaba abrir los ojos. Bufé. No tenía siquiera una bolsa de plástico para evitar que la lluvia hiciera contacto con mi rostro y despeinara mis preciadas cejas, pero de todas maneras me dio lo mismo y me encaminé hacia mi casa.

O al menos eso intenté hacer, hasta que cierto pelirrojo detuvo su auto delante mío, casi a punto de atropellarme. —¿No vives como a diez minutos caminando? — Bajó la ventana. —¿Quieres que te lleve?

»Butterfly« [Park Jimin; BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora