XII

44 3 4
                                    

— ¿Y cómo se va a llamar eso?

— Ella. Es una persona, y es tu hermana.

— “Ella” es un engendro de una señora con la que te enredaste. ¿Qué tal si tiene sida? O peor, ¿qué tal si “ella” — hice énfasis — tiene sida? ¡No va a sobrevivir!

— Kimhyun — Mi padre volteó a verme con una cara que expresaba nada más y nada menos que un no puedo creer que mi hija esté en su último año de preparatoria y sea así de estúpida. —, “ella” se llama Sarang. Y no tiene sida.

— Sarang con “S” de sida.

— Kimhyun...

— Le dirán “niña sida” en el kínder, papá. No le puedes hacer esto.

— No le van a decir así, porque no tiene sida.

— ¿Ya le has hecho pruebas? El sida no es una enfermedad como la gripe, papá. Tienes que llevarla a un doctor y-

— ¡Que no tiene sida la puta niña!

Para suerte de ambos, la criatura que decía llamarse Sarang, comenzó a llorar a moco tendido mientras mi padre acababa de ponerle el pañal. — ¡Ya se puso a llorar la puta niña! — Canturreé. — ¡Haz algo!

— ¿Por qué no puedes sólo aceptar que es tu hermana?

— Porque no lo es.

— Pues considérala algo de tu familia, porque se quedará con nosotros un tiempo en lo que tu madre mejora.

— Pues si mejora la vas a matar tú con esta sorpresita. — Señalo.

— ¿Sabes qué? — Se detiene a pensar un poco, planeando cómo deshacerse de mí. — Ten un poco de dinero y llévate a Sarang, sal con tu amiguita, la Sohyun, vayan por un cafecito o lo que quieran.

Me tendió un billete de cincuenta mil wons, pero no lo agarré de inmediato. Como que me shockeé. Es más dinero de lo que me ha dado para desayunar desde que entré a la preparatoria. Además, no podía ir con Sohyun. Ella no me hablaba, ni yo a ella. Sólo que yo no le dirigía la palabra por miedo, no sé exactamente a qué. Me lo pensé más de dos veces, pero de igual manera tomé el dinero. No tenía a nadie con quién ir, Suga estaba trabajando... Y ya. No tengo nadie más a quién mencionar.  — Bueno, pero me quedo con el cambio.

Caminé velozmente a mi habitación para no irme en pijamas a donde fuera que esos cincuenta mil wons me llevaran. Al no encontrar un traje NBQ -no fuera a ser que la niña me contagiara algo-, decidí cubrirme lo más que pude a mi manera; el clima de por sí era bastante frío en otoño.

Regresé por Sarang a la recámara de mi padre, para encontrarla de la manera más ridícula que mi señor progenitor pudo haberla vestido. No me importó demasiado, no era como si la fuera a sacar de su carreola. Al menos no en público. La tomé en brazos, bajamos juntas, tomé mis cosas, las cosas de Sarang y pedí un taxi. No es que no me faltaran ganas de llevarme a la cría en moto, pero prefería que la niña muriera más bien por su sida que por mi culpa.

Pedí al taxista que me llevara al lugar más común para llevar bebés, que no fuera una guardería, por supuesto. Saqué mi teléfono y decidí llamarle a Dongyoo para invitarla a estar conmigo un rato. Esa mujer me caía cada día mejor. Era quizás un poquito estúpida, y a veces se perdía y se olvidaba de qué hablábamos, pero a Yoongi le gustan tontitas. Aceptó enseguida, pero olvidé que eso significaba esperar una hora y media a que llegara en lo que se arreglaba.

»Butterfly« [Park Jimin; BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora