Capítulo 8 "Shaymin"

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El cielo desprendía incontables luces y estruendos que al mirar y escuchar despertaban al instante la sensación de pánico, cada vez más cerca, que lo único que podía era intentar escapar, volar lo más rápido que pudiera, abriéndose paso entre las ramas del bosque y los Pokémon que en él habitaban, esperando con todo su corazón que lograra cruzar antes del anochecer, porque de lo contrario, quedaría perdido en medio de toda aquella calamidad.

-¡No! ¡No! ¡Auxilio! -el guerrero celestial aceleró la velocidad, sin embargo, el sonido de los gritos de la voz del bosque se esparcía mucho más rápido que su avance cual onda expansiva de una inmensa explosión, hasta el punto que las tinieblas que dejaba a su paso lo cubrieron a él y a los demás Pokémon que corrían en la zona mientras trataban de huir.

De un momento a otro, todo el follaje parecía haberse detenido, no había ningún movimiento, ni el paso del viento agitando la última de las hojas de cualquier rama.

Estaba estático, por unos segundos pudo notarlo, ninguna de sus patas le respondía y la pañoleta que llevaba al cuello se había teñido de negro. Lo había alcanzado... había fracasado... ¿Qué iba a pasar ahora con ella?...

-Perdóname... Sally... -La imagen de una pequeña niña de cabellos castaños rizados y olores dulces como la miel, le sonríe mientras lo abraza. –"Te amo Shaymin, trae a papá... por favor"

POKÉMON

XYZ AND THE HALL OF FAME

Capítulo 8 "Shaymin"

-El sonido... el sonido de su voz... sonaba... tan triste... -Sus pensamientos retumbaban dentro de su cabeza como un taladro a punto de abrirle un agujero, divagando en aquella completa oscuridad. -¿Do... dónde estoy?... -junto a su pregunta, la sensación de poder mover sus extremidades le llevó a poco a poco recobrar la consciencia y con ella el abrir de sus ojos. Verdes cual el jade más puro.

-¡Está despertando! ¡Lucario!, -quitándole un segundo la vista de encima al recién despierto, se volteó hacia su acompañante, quien asintiendo con la cabeza, salió rápido en busca del abuelo de la líder de gimnasio de Ciudad Yantra. -¿Te encuentras bien?... -volteó de nuevo hacia él, quien postrado en la cama se limitaba a mirarla.

-Yo...

-Tranquilo, te traeré un poco de agua, -le sonrió demostrándole confianza y caminando hacia la mesita que estaba a un par de pasos, tomó la jarra con el líquido y la sirvió en un vaso. -No está fría ni caliente, será mejor para ti de ese modo, podrás beberla sin que te duela la garganta.

El recién despierto miró el vaso frente a él, pero como si no supiera como actuar, miró sus manos, de alguna manera sorprendiéndose, a pesar de saberse despierto, no se reconocía en ese cuerpo, ¿pero... por qué? ¿Dónde estaba? ¡¿Quién era?! -¡AHHHH! -se llevó las manos a la cabeza, al darse cuenta que no tenía la respuesta para ninguna de esas interrogantes.

-¿Qué sucede? -dejó el agua de lado Korrina y le colocó las manos en ambos hombros, para ella no era más que un pequeño de alrededor de diez años, que quizás se había perdido o tal vez... había sufrido algún altercado violento, ya que lo había encontrado a punto de ser arrastrado por la corriente del mar, a las orillas de la playa que circundaban la torre de batalla. -Al ver que no le respondía, acarició los cabellos de tono del pasto y volvió a recostarlo.

El niño se dio la vuelta, pero sin cerrar los ojos, quedó con la vista fija hacia las afueras que proyectaba la ventana. El olor a sal proveniente de la arena del mar se colaba hasta la habitación.

-Dejaré que descanses un poco más, -le dijo la rubia, que suspiró para luego fruncir el entrecejo, preguntándose qué estaría pasando. Terminó por darse vuelta y saliendo de la habitación presionó los botones de sus zapatos para sacar las ruedas y convertirlos en patines y deslizarse por la rampa espiral a gran velocidad.

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