Capitulo 15: Hermosos ojos grises

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La clase termino y ahora me tengo que ir a química que para mí desgracia queda en el al otro lado de donde estoy. ¿Quién invento estos malditos horarios? Voy a terminar por adelgazar tanto que desapareceré.

Cuando estoy por llegar a mi clase de Química choco con alguien.

— ¡Fíjate por dónde vas! — digo molesta, por su culpa voy a llegar tarde

— Lo dice la chica que vino corriendo y choco conmigo— recoge sus cosas sin levantar la cabeza

Cuando termine de levantar mis cosas alce mi cabeza y me encontré con un chico de cabello castaño y ojos grises, unos ojos que hipnotizarían a cualquiera.

El chico cuando se percató que lo estaba mirando un ligero sonrojo se notó en sus mejillas. Nunca había visto a un chico sonrojado y no sé si todos los chicos se les vera igual de bien cuando estén sonrojados pero a este chico le queda muy bonito con ese tono rosado en las mejillas.

— Me tengo que ir — término de recoger todas sus cosas apresuradamente y se metió al salón.

Me levante y me dirigí a mi salón que casualmente es el mismo al que entro el chico de ojos hipnotizantes. ¡Al fin podre conocer al profesor del que tanto habla Amber y así poder yo sacar mi propia opinión sobre él!

Al intentar ingresar al salón me encuentro con el chico de ojos grisáceos parado a un lado de la puerta del salón.

— ¿Por qué llega recién, señorita?

— Yo pues... me choque con él en el pasillo y todas mis cosas se cayeron así que me demore recogiéndolas y por eso me demore

— ¿Es correcto eso, joven? — le pregunta al castaño de mi lado

— Sí lo que dice ella es verdad

— Bueno siéntense

Después de ver donde sentarme me di cuenta de que solo había dos asientos libres y estos estaban juntos así que me tendría que sentar al lado del chico castaño.

Cuando nos sentamos no podía seguir con la intriga de no saber el nombre del chico con quien había chocado.

— ¿Cómo te llamas?— le pregunte sin siquiera saludarle

— ¿Para que quieres saber mi nombre?

— Para poder tener un nombre para el chico de hermosos ojos

Se sonrojo.

— ¡No son hermosos!

— ¿Joven quiere usted pararse y decirnos de que se trata lo que están hablando para que así podamos? — pregunta el profesor

— No

— Entonces guarde silencio

Ahora que lo pienso bien desde que llegue no he visto al profesor y no sé si es tan guapo como dicen. Cuando veo al profesor me doy cuenta que ya lo he visto antes pero no sé de dónde.

— ¡Ya me acorde, a el profesor lo conozco de...!

— ¿De dónde me conoce, señorita? — me interrumpió el profesor

— Yo... este...

— ¿De dónde me conoce?

— No de ningún lugar

— Después de clases se queda

No puedo creer que dije en voz alta lo que pensaba. Bueno, al profesor lo conozco de la fiesta de cumpleaños número dieciséis de hace un año de mis tías, al que él asistió porque es el enamorado de una de ellas.

La clase continuaba y yo seguía sin saber el nombre del chico de hermosos ojos y temía no volver a verlo hasta el próximo lunes. Pero ahora no me lo va a querer decir porque no va a querer que otra vez le llamen la atención, bueno no me quedara de otra que esperar a encontrármelo en la semana o en la salida.

Una vez que la clase termino intentó recoger mis cosas lo más rápido posible para que el profesor no me vea pero el karma me juega una mala jugada he hizo que todas mis cosas se cayeran.

— ¿Acaso trataba de huir, señorita?

— No profesor, como cree usted que voy a huir

— Bueno entonces recoja sus cosas y acérquese a mi escritorio

No tengo escapatoria de una u otra manera tendré que hablar con él. Recogía mis cosas lo más lento posible para así aplazar un poco la conversación con él, al parecer se dio cuenta de lo que estaba haciendo porque me dijo que me apurara, al terminar de recoger mis cosas me acerque a su escritorio esperando a que me diera un sermón por hablar en clase pero a contrario hablo muy sutilmente tomándome por sorpresa.

— Y dígame señorita ¿De dónde me conoce?

— No me refería a usted

— ¿Entonces a que profesor se refería?

— Ah... este... no me acuerdo su nombre

No soy nada buena mintiendo, ya que se me nota muy rápido que no estoy diciendo la verdad porque me comienzo a reír. Mis padres me dicen que es bueno que no mienta pero... ¡Son mis padres obviamente me van a decir que es bueno que no mienta! En ocasiones como esta me encantaría poder mentir sin tartamudear o reír.

¿Ya me va a decir la verdad, señorita?

No me queda otra opción.

— Profesor a usted lo conozco de la fiesta de mis tías Melisa y Esther. Si no me equivoco a usted me lo presentaron como el enamorado de Melisa.

Podría decir que se quedó sorprendido pero eso sería decir poco, yo diría que más bien parecía no poder creer lo que le decía.

— ¿Profesor me puedo ir?

— Una pregunta más, ¿Sabes dónde está Melisa ahora?

— Creo que está en Perú, hace tiempo no sabemos nada de ella, ¿Por qué pregunta?

— No por nada, ya puedes irte

Salí del salón un poco extrañada por la pregunta del profesor, ¿Acaso no mantenía contacto con mi tía?


¡Otro capitulo más! ¡Espero que les guste!

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