-Soy agente de policía y estás arrestada- dice sacando unas esposas de su cajón... Pero unas esposas rosas peludas.
Una sonora carcajada se escapa de mi boca.
-¿Me vas a arrestar con eso?- digo señalándole despectivamente. Hostia... El guante... ¡Mi guante! ¡He perdido mi guante! No puedo tocar absolutamente nada.Él quiere sujetarme de la muñeca pero yo soy más rápida y la aparto de él.
-¿¡Qué te crees que haces!?- digo dando un paso hacia atrás, pero un pinchazo doloroso aparece en mi costado, haciendo que me retuerza ligeramente de dolor... Pero no lo he sabido disimular bien, el agente capullo se ha fijado.-¿Estás bien? ¿Te llevo al hospital?- dice acercándose a mí. ¡¿Al hospital?! Ni de coña, que me descubren.
-Estoy perfectamente. Y si no te apartas te haré daño- digo caminando hacia él, disimulando de manera penosa, mi dolor.
Pero Salvatore me agarra del antebrazo, de forma firme.
-Que estás arrestada. No pienso dejar que te vayas. Voy a llamar al cuerpo- dice adelantándose y cerrando la puerta de la entrada con llave para después guardarlas en sus... Calzoncillos.
-¿No había un lugar más alcanzable?- de pronto mi vista se fija en la mesita de la entrada. ¿Esos de ahí son mis auriculares? Voy hacia allí medio cogeando, ya que cada vez que apoyo el pie derecho me duelen las costillas.
-He cerrado, por si no te habías dado cuenta- dice cogiendo su móvil y tecleando. Cojo un marco de fotos con la imagen de una mujer y se la lanzo a su mano.
-¡Ah! ¿Eres estúpida?- el móvil cae al suelo. Cuando él lo coge, la pantalla está resquebrajada. Él lo mira y después me mira a mí.
-¡Qué penita! Al nene se le ha roto el telefonito- digo irónica a la vez que sonrío maliciosamente.
Mientras no mira, agarro los cascos y me los meto en el bolsillo.
-Cierra la puta boca.- dice dejando el móvil en la encimera de la cocina y recoge la foto, la cual el cristal también se ha roto.Hay un silencio demasiado tenso y aburrido, solo se le escucha recoger los cristales.
-¿Quién es?- no es que me importe, pero es aburrido no meterse con nadie.
-Mi novia- dice dejando el marco boca abajo y tirando los cristalitos a la basura.
-Veo que no reciclas. ¿Te parecerá bonito, no?- digo acercándome a él medio coja.
Él compone una sonrisa bastante irónica.
-Veo que tú tampoco. Los cadáveres son orgánicos, ¿sabes?- contesta de manera mordaz.
Una sonrisa maléfica se forma en mi rostro, por suerte él no la puede ver.
-Al pitufo le ha molestado que asesine a un par de personas- digo falsamente apenada.
El policía capullo me mira de reojo, y resopla. Pero en un abrir y cerrar de ojos me sujeta de las mejillas con una sola mano y me obliga a mirarle a los ojos.
-¿Quién te crees que eres para hacer semejantes atrocidades?- no me había fijado que tenía unos ojos marrones tan... Profundos. Y eso que es policía.
Pero, a mí, nadie me gana en un desafío y de miradas.Aparto hábilmente su mano de mi cara.
-Ni se te ocurra volver a tocarme, pitufo de mierda- le digo amenazándole con el dedo de la mano cubierta por el guante.
-Mejor. Porque ahora me tengo que desinfectar- dice con un cierto toque de ironía y humor. ¿Humor? ¿En estas condiciones? ¿Este hombre de dónde ha salido?
-Lo mismo digo- contesto cruzándome de brazos, pero me hago daño, cosa que él nota. Digamos que yo tampoco soy la más madura.
-Llamaría a urgencias pero una estúpida me ha roto el teléfono- dice agarrándome y llevándome al sofá.
-¡Eh! ¡Eh! ¿Qué haces? No me toques- digo retorciéndome... Creo que cada vez me duele más.
-¿Te quieres tranquilizar? Te voy a llevar al sofá- dice llevándome agarrada del antebrazo.
Está tramando algo, seguro que cuando me deje en el sofá intentará quitarme el pasamontañas.Cuando me deja en este, agarro firmemente la tela que cubre mi cabeza.
-Tranquila. No pensaba quitártelo, no puedo obligarte a que me digas quien eres- dice yéndose a otra habitación. Yo me levanto la camiseta hasta poder ver si tengo algo.
¿Por qué no me fío de esa última frase? Será porque son todos unos falsos e hipócritas. Arg.
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Perla.
Teen Fiction¡Hola, imbéci...! No eso no, podría ofender al público sensiblon... ¡Hola, amig...! No. No los conozco, no son mis amigos... Rayos, que difícil es esto... Ya sé, ¡Hola, personas! Sí, eso queda bien. No es ni muy grosero ni muy amistoso. ~Así denigra...