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¡No aguanto más! LLEVO TRES DÍAS SIN MOVERME, EN MI CAMA. ¿Quieren que me muera por aburrimiento? En serio, esto es insoportable, no se lo recomendaría ni al peor de mis enemigos... Bueno, a ese sí.

Literalmente, mi querida familia, no me ha dejado salir de mi habitación, si quiera. ¡Hasta me traían comida a la cama! Muchos pensaréis que es un lujo, pero miradlo desde mi perspectiva. ¡Una ladrona! ¡Encerrada! Es agobiante. Por eso tengo planeado escaparme esta noche. Sí, lo sé, soy genial.

Además, como fuimos tan torpes al asesinar a nuestro querido compañero vigilante, ahora todos los policías del mundo están protegiendo al que queda vivo. Pero mis compañeros y yo hemos hablado y creo que a ese lo vamos a dejar vivo... Por ahora, ya que, parece que por el miedo ni dará más datos y creo que ni siquiera tiene más datos que proporcionar a la policía. Por eso estamos tranquilos.

Yo creo que el mundo piensa que los ladrones no ven las noticias... ¿Cómo entonces pretenden que nos enteremos de las cosas? Bueno, da lo mismo, se está haciendo la hora de mi partida.

Ya se han ido todos a dormir, es perfecto.

Me pongo mi ropa negra, pero salgo de mi habitación sin los zapatos puestos, los llevo en la mano junto con el móvil, el que uso para alumbrar.

Bajo por las escaleras sigilosamente, cuando apoyo el pie derecho noto una ligera molestia en mi costado, pero ya no es tan doloroso como antes.
Cuando salgo de la casa, me pongo mis botines negros y me coloco bien mi chaqueta vaquera negra.

Toco los bolsillos de mi pantalón y por suerte son los que me puse para... Ejem... El trabajillo. A si que tengo mis auriculares. Los enchufo en mi móvil y suena Blow your mind... No sabía que tenía esta canción, me encanta.

Comienzo a caminar por las calles de mi zona, todo lleno de casitas y sus respectivos jardincitos... Todo muy tranquilo, me gusta. Esta zona es genial, llena de familias y ancianos, nadie sospecharía nada. Sigo caminando hasta llegar a la zona urbana, donde las discotecas están llenas y los pubs también.

Me meto en uno y voy a la barra para pedirme una cerveza. Está llena, normal, solo son las dos de la mañana.

-Una cerveza- digo sentándome en el taburete del bar. El barman asiente guiñándome un ojo, gesto que ignoro y miro a mi alrededor, suena la canción de chantaje. No aguanto esa canción. Cuando me den la cerveza me largaré.

-Toma- dice, después me dice el precio, pago y me largo de allí con cuidado de que no me tiren el botellín de cerveza.
Salgo de allí y prosigo mi camino.

Camino un par de manzanas y escucho grititos y sollozos, acompañados de susurros. Sigo las voces por las calles, de forma sigilosa. Cuando doblo una esquina, en un callejón hay una mujer que está agarrada por el brazo de un hombre. Esta le da un bolsazo para que le suelte, pero él le tira el bolso al suelo y le estira del pelo, haciendo que la bese... Repugnante.

Ya no soy dueña de mis acciones, mi sangre hierve y mi furia aumenta progresivamente.

-Déjala-

El hombre mira hacia mi dirección, con una sonrisa amarilla y repulsiva. ¿Acaso se cree sexy con esa asquerosa dentadura?

-¿Tú también quieres?- dice sin soltar de la cabeza a esa mujer y caminando hacia mí.
-Quiero que la sueltes- digo con voz grave, para sonar más amenazadora.
-¿Por qué iba a hacer eso?- dice, aún, con esa sonrisa tan repugnante.

Aguanta Perla, dentro de poco le podrás quitar esa sonrisa a puñetazos.
Doy un sorbo a mi cerveza, aparentando serenidad.
La otra mujer está sollozando, con lágrimas en los ojos e intentando quitar la mano del hombre de su pelo.

Perla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora