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Narra Romeo.

Sus ojos, fríos como el hielo y salvajes como un animal... Nunca olvidaré esa mirada, me estaba retando, ¡a mí! A un policía hecho y derecho. Esos ojos azules como el cielo en una mañana de verano con un intenso sol veraniego... Su brillo, incomparable, los haría brillar en la oscuridad más negra.
Y con su estatura la convierten en la barbie que todo ken desearía tener.

Y que todo policía querría encontrar.

Sí. Me refiero a eso. Sus ojos azules, su altura la convierten en una perfecta candidata a la culpable y, puede ser, que hasta un miembro de los depredadores.
Además, su actitud dura y su fuerte carácter y, no hace falta mencionar su mal genio, con su valentia e ingenuidad...

No. ¿Pero que estoy diciendo? Es muy poco probable que haya encontrado a la mujer que me describieron... Es de los depredadores... No se dejaría pillar por una imbecilidad como esa. Ellos se mantienen a la sombra, no se dejan encontrar así como así, en plena luz del día y menos el día de después del robo...

Eso sería de un ladrón novato... Lo más seguro es que fuera la típica niñata que necesita la atención de todas las personas para poder vivir.

Lo que sí me deja un poco descolocado es la habilidad que ha tenido para escaparse... ¿Cómo lo habrá hecho? Yo tenía la llave y dudo mucho que alguien le haya ayudado...
Y la muy imbécil se deja los auriculares bajo la farola en la que estaba atada.

Abro la puerta de mi apartamento y dejo las llaves sobre la mesa que está al lado de la entrada. Llego a mi salón y de un salto me tiro al sofá... Estoy agotado.
Algo metálico choca contra el suelo. Asomo la cabeza por el cojín del sillón, una monedita brillante está en el suelo. Es la del robo.

Me levanto a por una servilleta, recojo la moneda con ella y la envuelvo.
Se suponía que la tenía que analizar para encontrar huellas... Pero ya es muy tarde y estoy demasiado cansado. Saco los auriculares y los cejó al lado de la moneda cubierta por papel.

Me dirijo al baño, me doy una rápida ducha, me pongo el pijama y me voy a la cocina. Conecto el altavoz portátil del móvil y pongo algo de música.
Justo antes de preparar la cena, alguien entra a mi apartamento. Yo me asomo por la puerta.

-¡Ya he llegado, Romeo!- mi chica grita desde la entrada.
-Hola, cariño. Necesito tu ayuda- grito desde la cocina... ¿Qué puedo preparar de cena?
Ella llega, aun con el uniforme del trabajo.
-Tú siempre necesitas mi ayuda- dice acercándose a mí y dándome un suave beso en los labios.
-Que triste verdad- me hago la víctima con una mano en la cabeza, con lo que ella reacciona con una sonrisa sonora.
-¿Qué pasa?- dice apoyándose en la encimera.
-¿Qué preparo para cenar? ¿Qué te apetece?- digo dando una vuelta por mí mismo para ponerme manos a obra.
-He venido con ganas de... Una ensalada de pasta- dice abrazándome por la espalda. Yo bufo. Cuando se pone pesada no hay quien la soporte.
-Si me abrazas no podré cocinar cómodo-
-Eres mi osito blandito de peluchito- dice dándome un último apretón para después soltarme.

Ella se va a poner el pijama y yo termino de preparar la cena. Ensalada de pasta para dos. Cojo cubiertos y los llevo al salón, junto con los platos. Enciendo la tele y pongo la serie a la que estamos enganchados.
-¡Va a empezar!- le grito, para después sentarme y empezar a comer. Mm... Deliciosa. Como toda comida que preparo.
Ella pega un salto al sofá moviéndome el brazo haciendo que la comida que tenía en mi tenedor se caiga.
-Perdón, no he visto que tenías el brazo ahí- dice como si nada, recogiendo lo que ha caído. Yo hago un ademán para que pare y recogerlo yo.

Vuelvo de tirar a la basura lo que ha caído al suelo, y continúo con mi comida y con mi novia.
-¿Qué tal el día?- digo cuando comienzan los interminales anuncios. Ella se encoge de hombros.
-Aburrido, la verdad. Lo único más emocionante ha sido la devolución de unas bragas extra- extra grandes...- Gina trabaja en una tienda de lencería, es una de las cosas buenas de estar con ella.
-¿Y tú? ¿Algo interesante?- dice agarrándose a mi brazo y colocando su cabeza en mi hombro.
-Tampoco. No hay ninguna pista sobre el robo...- siempre que saco este tema la sangre me hierve, mi mandíbula se tensa y las manos me sudan.

Perla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora