–Una vez más, ¿a dónde se supone que vas? –pregunta Phichit por lo que cuento como la séptima vez. No entiendo muy bien qué era tan difícil de comprender, pero le explico nuevamente.
–Saldré a comer a un restaurante –digo con voz calmada, mientras ajusto el lente del microscopio bajo mis ojos.
–¿Por qué?
–Porque es nuestro descanso –mi respuesta es vaga al notar la diferencia entre algunos minerales que se encontraban en la tierra. Esto hacía que la misma fuera extremadamente fértil y permitiera el crecimiento de distintas plantas y árboles. Ahora caía en cuenta de por qué el parque central parecía increíblemente verde.
–¿Y desde cuándo tomas en cuenta nuestro descanso? –sentía su mirada pesada sobre mí, pero no me atreví a girarme a verlo. Estaba seguro de que sabría que estoy escondiendo algo si lo hacía.
–Porque tengo curiosidad, ¿de acuerdo? –contesto, separándome del instrumento para dirigirme a la mesa de centro para tomar una muestra diferente de tierra.
–¿Curiosidad? ¿Desde cuándo sentimos curiosidad? –se acerca para quedarse de pie junto a mí, mirándome con intensidad. Volteo mi cabeza para mirar su expresión. Seria, como siempre, pero veo su ceño ligeramente fruncido. Es la primera señal de alguna emoción que veo en mi compañero.
–Sí, curiosidad. ¿Tú no la sientes? –ladeo la cabeza, casi desafiándolo.
–La verdad es que no –se encoje de hombros. Su tez morena parece aclararse cuando noto el vestigio de una sonrisa de lado y niega lentamente con la cabeza– Eres único, Yuuri. Sólo ten cuidado.
Parpadeo repetidas veces al percatarme del claro cambio de humor en él, lo que me hace pensar que quizás, después de todo, Phichit era más que un compañero.
–Lo tendré –asiento una única vez y vuelvo a la mesa anterior para concentrarme en el microscopio nuevamente.
Media hora después, me despido del supuesto tailandés, tomando mi abrigo para ponérmelo después de quitarme mi bata blanca y salgo del laboratorio con paso rápido. En la recepción me encuentro con el chico rubio de mechón rojo que siempre me saluda.
–¡Yuuri! –grita entusiasmado. Me sorprendo levemente ante su ánimo, teniendo en cuenta que no he sido del todo amable con él -o lo que se consideraba amable entre los humanos-. Decido tratar de ser un poco más agradable con el menor, que también parecía ser japonés.
–Minami, hola –no sonrío, pero me detengo completamente para escuchar con atención lo que tenga que decir. Sin embargo, su semblante se torna estupefacto en cuanto poso mi mirada en la suya. Abre la boca varias veces, buscando algo que decir.
–Esto... –titubea un poco, frotando sus manos con nerviosismo, sin saber muy bien qué hacer con ellas– Que tengas un buen almuerzo –dice al fin, con una sonrisa que llega hasta sus ojos.
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Species [#VkusnoAwards]
Fanfic"Estudia el ambiente. Reporta semanalmente. No interactúes con humanos más de lo necesario." Esas fueron sus órdenes específicas. Tres simples instrucciones. Pero la duda empezaba a crecer en su interior. ¿Y si los humanos no eran tan malos como p...