SUMMER NIGHTS

957 75 35
                                    


En la sala de profesores, ubicada en el primer piso del castillo, los docentes iban y venía revisando sus horarios. A diferencia de años anteriores, la planificación había sido aprobada por el Ministerio solo pocas horas antes de iniciar el año escolar y por lo mismo, el embrollo de horarios y clases, ni con magia se había podido solucionar.

Minerva McGonagall quien acostumbraba a llevar su moño apretado, hoy lucía con unos mechones blancos que daban la impresión de haber metido los dedos a una toma corriente. Ella era la directora interina del colegio, pues el ministerio aún no la nombraba como titular. En ese momento cargaba unos cuantos rollos de pergaminos. Aprovechando que Sybill Trelawney estaba en su camino, se los entregó. La profesora los tomó algo torpe, pues acababa de darle el último sobro a su vaso con chocolate tibio.

—¿Están los horarios definidos? —preguntó Horace Slughorn tratando de ver los pergaminos que llevaba Sybill. Ella le entregó el que tenía la insignia de Slytherin. Aún no entendía muy bien su trabajo. La directora le había quitado algunas horas de Adivinación debido a la baja demanda de su asignatura ya que era optativa y, como una forma de ayudarla, le había ofrecido trabajar de asistente de dirección. Ella había aceptado de muy buena gana, tomándolo como un desafío personal.

—Sí, claro, Sybill, acá lo veo... con un poco de chocolate... Pero... ¡Oh, vaya! Estos son los horarios del semestre pasado... Tal vez el próximo pueda tener los de este —respondió el profesor con la intención de no apesadumbrar más a su colega quien hacía lo imposible para realizar con eficacia su nuevo trabajo.

—Vamos Minerva, utiliza tu varita... este sistema nos tiene de cabeza.

—Filius, este enredo que tenemos ni la magia lo salva... —añadió Minerva sin pensarlo, lo cual hizo poner aún más nerviosa a la profesora Trelawney, quien casi temblando se sentó en su escritorio.

—¿Otra vez Goyle en mi clase? ¿No que estaba preso? ¡Oh, no! —dijo Flitwick una vez que revisó su programa.

—Es el primer día de clases y ya me robaron en la enfermería —se escuchó la voz de Madame Pomfrey reclamando a la directora, quien iba saliendo de la sala.

—¿Sabe alguien cuántos días faltan para vacaciones? —preguntó Horace.

—Ochenta y seis... llevo la cuenta —respondió Sybill con voz nasal luego de haberse limpiado la nariz  en forma sonora.

& & & & & & &

Draco y sus tres amigos se habían escabullido de la sala, no tenían ganas de enfrascarse todavía entre pergaminos y plumas. Querían conversar un rato más y de paso, poner a prueba las nuevas normas de convivencia del colegio, que apostaba un poco libre expresión adolescente. Tratando de dejar atrás todos los malos momentos vividos durante la guerra.

—¡Oh, elfos saltarines! Todos los profesores que tengo, ya me han reprobado —gruñó Goyle al revisar la lechuza que había recibido, confirmando su horario escolar.

—Y si te descuidas vas a pasarte el semestre en la oficina de McGonagall —añadió Theo.

—Este año va a desear no haberme conocido nunca —respondió desafiante, aunque sabía que no podía actuar como antes. Tenía latente la amenaza de Azkaban.

—¿Y qué piensas hacer? —preguntó Draco curioso.

—Nada, solo que no va a intimidarme. Este año le demostraré quién soy yo.

—¿Señor Goyle? ¿No debería estar en clases? —McGonagall había salido desde una de las puertas poniéndose justo detrás de Goyle. Sus tres amigos, hicieron acto de desaparición, colándose por un pasillo.

Grease in HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora