HOPELESSLY DEVOTED TO YOU

903 54 41
                                    

Luego de haber compartido un ameno almuerzo en el exterior del castillo, las chicas tomaron sus cosas para enfrentar la segunda jornada de clases. Listas y dispuestas a una amena clase con el profesor de pociones, quien, como muchos ya comentaban, venía recargado y presto a imponer su típico carácter. Algunos especulaban en que era hora de buscarle una novia. Si hasta «Dance with Voldy» le había dedicado un par de canciones durante la tarde. Nadie quería ni imaginar entonces, qué cara habría puesto o con qué genio andaría, pero era de seguro que sería similar a mirar un escreguto comiendo limón...

Comenzaba a correr una brisa fría, típica de la época, pero ausente hasta ese momento. Así que los elfos que manejaban su negocio de comida, habían ya instalado un toldo mágico para proteger las mesas del exterior. Era posible que en la noche cayera una leve llovizna y ante todo debían resguardar el naciente negocio, el que hasta ese momento había resultado ser todo un éxito.

No obstante, Pansy Parkinson se quedó sentada en la mesa que había compartido con las chicas minutos atrás, cuando advirtió una libreta sobre una de las sillas. Era extraña y poco usual entre las brujas, pues tenía un raro espiral y las hojas eran blancas, no amarillentas como los pergaminos que ellas utilizaban. Era curiosa, lo reconocía, y comenzó a leer las anotaciones.

Inconfundible. Era de Granger. Listas de útiles escolares, cosas que necesitaba, un encargo de supermercado y, lo que más le llamó la atención, fue el dibujo de un corazón con el nombre de alguien escrito, pero estaba tachado impidiendo hacerlo legible. Miró hacia los costados para saber si alguien la estaba observando y al comprobar que nadie se preocupaba de ella, tomó su varita y dijo la palabra justa:

—Revelio —y un nombre, que jamás imaginó, apareció ante ella: Draco Malfoy. Sintió que su corazón se paralizaba y que su pulso se detenía en ese mismo instante. ¿Cómo había sido tan insulsa y no asociar nada? ¡Ella sabía en donde él había pasado sus vacaciones! No, eso era de no creer... y lo peor, el par se lo tenía muy bien guardado. ¿Cómo podían ser tan caraduras los dos? ¿Pensaban que nadie se daría cuenta?

Aunque si lo analizaba un poco, tal vez ninguno de los dos sabía que el otro estaba allí, si no, Draco ya habría hecho acto de presencia. Lo había visto un par de veces junto a esos tres buenos para nada que tenía de amigos... a los que no quería ni ver, menos a ese Zabini que luego de su «alocado fin de año» nunca más la había vuelto a hablar...

Tal vez los chicos tenían otros planes, pues bien, era hora de actuar... además Malfoy le debía unas cuantas... y Granger, era evidente, ¿no? Nunca había sido de su agrado. Ya sabía qué hacer, pero por ahora iría a clases.

A eso de las siete de la tarde todos se disponían a bajar a cenar y Pansy Parkinson no podía permitir que Granger fuera al comedor con el resto. Apresuró su paso, obligando a las hermanas Greengrass que la siguieran.

Al enfrentar un pasillo se encontraron con Hermione, Luna y Ginny que venían en amena charla.

—¡Ey chicas! ¿Qué dicen si cenamos con el cafetín de afuera? —invitó Pansy para sorpresa de Daphne y Astoria, quienes habrían apostado por cenar en el castillo.

—¡Está muy frío! Además no hemos ido al gran comedor y, según lo que dice la cotillera de «Dance with Voldy», McGonagall explicará los detalles de la actividad deportiva de este sábado y de lo que viene con «Tu Varita» —la que interrumpió fue Astoria con rostro emocionado, parecía que eso de la televisión mágica la tenía bastante interesada. Pansy la fulminó con la mirada.

—Es «TV-Arita» —corrigió Daphne.

—Como sea —contestó Astoria no dándose por aludida de la expresión de Pansy.

Grease in HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora