Capítulo 24.

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La casa de Dinah era un lugar amplio, elevado, abierto y a pesar del espacio que tenía y de las pocas cosas que tenía, se las arreglaba aun así para que, lo poco que podía, estuviera desorganizado. No era desagradable a la vista, además variaba dependiendo de la habitación en la que estuviera.

Para sorpresa de la Gobernante de Impetus, el lugar más desordenado sin duda era su despacho principal. Era un despacho espacioso, lleno de luz y de archivos de suma importancia. Pero a pesar de ello, había ropa, envoltorios, papeles, juegos y toda clase de cosas distribuidas por la sala. Dinah decía que necesitaba un sitio desorganizado, como su mente, para poder trabajar con ella, y hasta la fecha, ese truco le ha venido estupendamente. Obviamente todos los demás pensaban que se trataba de una Gobernante desorganizada y demasiado vaga como para limpiar ella misma pero muy maniática como para dejar que sus criados se encargaran de todo aquello.

- Parece que te han atracado... - Camila estaba alucinando mientras apartaba una bolsa de pipas tirada en el suelo.

- Nadie podría atracar aquí, tengo una seguridad a prueba de todo y todos.

- Pues no a prueba de la suciedad, está claro... - continuaba la morena mientras la militar miraba asqueada.

Lauren tenía todo su despacho decorado de forma sobria y nunca había una cosa fuera de lugar. Para ella, menos era más, y no podía imaginarse para qué alguien querría una máquina de palomitas que se veían podridas al lado de una estantería blindada donde seguramente hubiera millones de importantes archivos.

- Me ayuda a concentrarme, además, yo sé dónde está todo – decía la alta mientras guiaba a las dos mujeres por la casa para enseñarles el resto de ésta.

Llegaron a un gran comedor donde la comida estaba lista gracias a los criados de Dinah que se encargaban de limpiar cuando podían (y lo que se les permitía) y hacer las típicas labores del hogar.

- Sentaos y disfrutad de los manjares que queráis.

Camila y Dinah se sentaron con rapidez y comenzaron a servirse de todo mientras una inapetente Lauren miraba analizando la situación. La morena y la superdotada peleaban por el trozo más grande de pizza mientras con la mano que tenían libre se ponían en sus platos otra clase de comida que, a la opinión de Lauren, era una mezcla extraña y repugnante.

Se sentó en una silla apartada desde la que podía ver bien a las dos antiguas amigas riendo y peleando amistosamente por algo tonto. Sonrió con tranquilidad pensando en que, por primera vez en mucho tiempo, sentía una calidez en su cuerpo y la extraña sensación de que se había estado perdiendo algo muy importante durante todos sus años en Impetus. Había perdido parte de su juventud en crearse unas corazas que, ahora viéndolo en perspectiva, tal vez ni necesitaba. Ella no lo notaba, pero por fuera podía verse a una abatida pero alegre Lauren que trataba de guardar esa sensación y esos instantes tranquilos en su retina para siempre.

- ¡Lauren dile a Dinah que...! – se giró para ver a su amante con una sonrisa cálida, los ojos entrecerrados y una posición muy relajada. Relajó su postura y rápidamente Dinah le arrebató el trozo de pollo por el que ambas peleaban.

A la morena ya le daba igual si se comía el trozo con más o menos salsa. Estaba contemplando como su pelinegra se veía, casi por primera vez, en paz.

- ¿Estás bien? – susurró para asegurarse.

Lauren solo asintió sonriendo más ampliamente. Se levantó y se acercó con lentitud a su morena para cogerle el rostro con ambas manos y dejar un suave beso en sus labios. Camila se sorprendió al principio, pero cuando salió de su estado de shock, siguió el beso que su amante le estaba dando.

Juicio Justo [Camren AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora