Capítulo 1.- Toda historia tiene un comienzo (Parte 1)

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Lo prometido es deuda. Aquí les dejo la primera parte de lo que considero el primer capítulo verdadero de esta, que considero sera una larga historia, espero les guste y no la desprecien por los detalles indecentes entre menores de edad (muy menores), pero tratare de darles lo mejor.

Saludos.

Luc. <3

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Con unas cuantas palabras mi vida cambio por completo, jamás imagine que pasaría cuando acepte ese juego.

Era un inicio de verano, de hace diez años, por aquellos días aun me emocionaba la idea de pasar las vacaciones en compañía de mi familia; salir a la playa, ir a comer en alguna plaza, pasarme días completos en el cine, pero ese verano mi madre me dio una sorpresa. Mi prima Lilith nos visitaría desde la cuidad; no es que yo viviera en un pueblo, pero sí muy cerca de la costa, realmente alejado de las grandes ciudades; en ese entonces nos llevábamos muy bien a pesar de que ella era en todo el sentido de la expresión una "niña consentida", que conseguía todo lo que deseaba con solo pestañear mientras que yo tenía que hacer mis esfuerzos por conseguir algo.

Con genuina emoción esperaba su llegada, por fin tendría alguien cercano con quien compartir juegos, pues, con mis hermanas si bien nuestra relación es muy buena no compartimos edad, ni pasatiempos.

Mi mamá no reparo en gastos a la hora de su llegada, la esperaba con su comida favorita y con sus gustillos que le gustaba darse: galletas, gomillas, leche saborizada, entre muchas otras golosinas, nunca le tuve envidia por ello pues también me consentían hasta cierto punto, además de nada servia estar enojada durante dos meses con ella por comprar tantas cosas si yo también podría disfrutar de ellas.

El paso de los primeros días de vacaciones fueron completamente banales, nada importante que desee recordar en este punto de mi vida, nada lo suficientemente memorable; visitamos la playa una par de veces, mi padre nos daba paseos por las calles principales que estaban llenas de turistas con sus hijos por los días libre de escuela que todos tendrían.

No fue hasta que por fin paramos pie en casa que me di cuenta de cómo mi prima me miraba, durante los primeros días no había notado ningún cambio en su personalidad, todo estaba tal y como lo recordaba de la última vez que pasamos tiempo juntas; pero eso cambio cuando note que no prestaba atención a nuestra película favorita, la cual mi madre había puesto con el pretexto de poder hacer la comida en paz, pero había ido a platicar con sus amigas, dejándonos solas en casa con la televisión para entretenernos.

-¿Ahora que te sucede?- Le pregunte sumamente preocupada por su expresión.

-Nada-

-¿Cómo vas en la escuela?- Cambie de tema bruscamente, volviendo mi vista a la televisión.

-No me gusta la escuela, aun no puedo aprenderme las tablas de multiplicar-

-Pero si son muy fáciles, ¿Cómo no puedes aprendértelas?- La mire sorprendida - Solo ve sumando el mismo número una y otra vez-

-No me gustan- Me dijo cruzándose de brazos, haciendo ver claramente su disgusto - Mejor juguemos-

-¿A qué?-

Mi prima, tan solo dos años menor que yo, me propuso un juego; al cual no pude negarme por simple curiosidad o porque estaba consciente de lo que hacía a mis 10 años.

El juego era sencillo: La mamá y el papá.

Ese día jugamos animadamente, peleando con nuestras muñecas a la cuales había bautizado como nuestras hijas, yo hacia el papel del padre, que se iba a trabajar a una oficina imaginaria que estaba cruzando el cuarto a la cual yo iba en un carro ficticio y al regresar a la casa; que no era más que una par de cajas amontonadas; le daba un beso en la mejilla a mi esposa, que había estado "ocupada" en nuestra cocina imaginaria, haciendo comida inexistente y cuidando a nuestras hijas sin vida, pero nos divertimos mientras teníamos la televisión de como ruido de fondo.

Amor Puro: Un juego de niños (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora