El corazón de un mortifago

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Disclaimer: Desde las profundidades siniestras de nuestra mente, hemos vuelto, con esta pasión prohibida, rompiendo con las parejas establecidas y desafiando los estándares de la sociedad mágica. Claro, los personajes le pertenecen a J.K. Rowling.

"El amor, la más mortal de todas las cosas mortales: te mata tanto cuando lo tienes... como cuando no lo tienes." - Lauren Oliver.

*º*º*º

Draco no podía creer que aquel juicio hubiese terminado así, con él condenado a pasar 3 años recluido en Azkaban, pero era una realidad.

-Camina 690, no tengo todo el día para llevarte a tu celda -ordenó el auror.

-Soy Draco Malfoy -rumió alzando su barbilla, aferrándose al poco orgullo que le quedaba por pertenecer a esa antigua familia.

-Aquí no eres más que el preso número 690, apréndetelo de una buena vez. Tu nombre no importa en este lugar, ni tu dinero... aquí sólo eres escoria que viene a pudrirse en este lugar.

El número 690 era el que le habían otorgado al ser fichado como criminal. Es el que se quedaría en su expediente el resto de su vida.

Jamás pensó que su vida terminaría en una prisión, este no era el futuro prometedor que le habían hecho creer sus padres.

-¡Miren quién esta aquí! -exclamó uno de los presos de esa ala.

-¿Malfoy, dónde esta tu papito? -cuestionó otro, soltando una carcajada llena de maldad.

-¿Y Snape? Oh... muerto.

-¿Quién te defenderá ahora?

-No eres más que un traidor que será pisoteado como un gusarajo...

Draco apretó sus manos, tragándose el denso nudo en su garganta. Los insultos no eran más que palabras, no debían importarle.

-Este es tu hogar, dulce hogar...-comentó, abriendo la puerta de su celda.

Las cuerdas mágicas que habían estado a su alrededor, desaparecieron liberándolo de la presión excesiva que dejaría marcas en su cuerpo.

-Bienvenido 690, ojala nunca salgas de este infierno -dijo, cerrando la puerta con furia.

Malfoy se encontró en la oscuridad de un lugar reducido, húmedo y frío. Este era el precio de sus pecados, de creer que el mundo estaría a sus pies por ayudar a un mago oscuro que parecía tener todas las respuestas y que hacia promesas que eran maravillosas, pero que sólo habían sido engaños.

Se dejó caer en rodillas, buscando contener las lágrimas rabiosas que bordeaban sus ojos. Aquí no había grandeza, ni riqueza... no había reconocimiento.

Si tal sólo hubiese hecho más... no estaría ahí. Debió haberse resistido... pero nadie se resistía a ese monstruo. Sus manos estaban llenas de crímenes, de sufrimiento y dolor.

El horror de su pasado lo nubló todo en su mente, su cuerpo se sacudió en las sombras, mientras lloraba desconsolado.

*º*º*º

Se removió entre las sabanas incapaz de conciliar el sueño. ¿Cómo es que ahora que podía disfrutar de la comodidad y lujo de esa habitación no lograba dormir? Era tan ridículo como extrañar aquel horrendo camastro en el que había pasado tantas noches.

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