Lucha

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Disclaimer: Desde las profundidades siniestras de nuestra mente, hemos vuelto, con esta pasión prohibida, rompiendo con las parejas establecidas y desafiando los estándares de la sociedad mágica. Claro, los personajes le pertenecen a J.K. Rowling.

"Usted no sabe cómo yo valoro su sencillo coraje de quererme." – Mario Benedetti.

*º*º*º

Habían comenzado las vacaciones de navidad de 1996, Draco se obligó a mantener sus ojos abiertos mientras le lanzaba una maldición imperdonable a aquel hombre squib, no conocía los detalles, no sabía porqué se encontraba ahí, sólo que él debía torturarlo, era parte del entrenamiento de su tía Bellatrix.

Debes sentirlo, Draco —murmuró a su oído y apenas pudo escucharlo por encima de los gritos agonizantes de ese hombre.

Le estaba temblando la mano y las nauseas se habían comenzado a aglomerar en su cuerpo haciéndolo respirar con cierta dificultad.

No seas débil —regañó, haciéndolo a un lado, mostrándole como debía hacerse esto.

Draco trastabillo con la cara desencajada, ¿qué demonios estaba haciendo?

No puedes dudar, estas escorias no deben importarte...

El hombre no pudo resistirlo más, se desvaneció quedando tendido sobre la alfombra.

Traigan a otro, esta noche no acabará hasta que no lo hagas bien, querido —dijo pasando su dedo por su pálida mejilla.

Malfoy sintiendo la amargura llenar su boca, se giró como si nada ocurriera, caminando hasta el baño donde devolvió todo lo que había cenado. Ni siquiera tenía tiempo para auto compadecerse, si no volvía... tragó su propia saliva, no quería ni pensarlo...

«Lo haré bien esta vez.»

No debía hacer enojar a su tía.

Volvió al lugar luciendo impasible, pero aún más blanco y con aspecto enfermizo. Pasó su mirada por el lugar encontrando a una mujer, que lo vio directamente a los ojos con el terror grabado en su rostro, mientras suplicaba por su vida.

Calla a esa perra —ordenó Rodolphus.

Él sintió un escalofrió, los vellos se le pusieron de punta.

Tan reemplazables... aquí hay otro, hazlo bien esta vez, querido.

Hazlo para que podamos irnos, hemos decido un nuevo plan para esta noche —comentó su tío, acariciando su varita.

¿Qué tal probar tus lecciones de fuego demoníaco?

Incendiaremos un par de casas, ya hemos escogido unas, ¿o no Fenrir?

El gruñido feroz proveniente del hombre lobo llenó el lugar.

Draco no tuvo ninguna reacción, no podía hacer evidente lo que estaba ocurriéndole. Incluso respirar en ese ambiente le parecía la más difícil tarea. ¿Por qué había deseado ser mortifago?

*º*º*º

Draco salió de su habitación arremangándose su camisa oscura, aunque en el brazo que tenía el rastro de la marca oscuro titubeó, pero en el último momento decidió que no tenía caso taparla, no después de todo lo que ya habían compartido.

El aroma a comida había inundado el lugar y vaya que necesitaba poner ya algo en su estómago, creyó que el elfo había llegado para prepararles algo —como lo había previsto—, pero al entrar en la cocina se topó con Ginny sirviendo los platos.

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