Ni antes, ni después

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Disclaimer: Desde las profundidades siniestras de nuestra mente, hemos vuelto, con esta pasión prohibida, rompiendo con las parejas establecidas y desafiando los estándares de la sociedad mágica. Claro, los personajes le pertenecen a J.K. Rowling.

"Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás." - Mario Benedetti.

*º*º*º

Ginny removió con la cuchara su cena, no tenía apetito, pero eso no era novedad. Estaba más delgada y su apariencia era lejana de la que había sido el año pasado; las preocupaciones, las tristezas, la guerra y la lucha en el colegio causaban eso y más.

-Intenta comer más -pidió Vicky, su compañera de cuarto.

-Hazlo, no puedes pasar de una comida -comentó Neville a su lado.

-Lo sé -murmuró tomando un bocado.

«Harry... ¿donde estas?, ¿tendrás comida? En verdad espero que estén bien.»

Le dolía pensar en eso, la falta de noticias. Echaba de menos a Ron y a Hermione, pero a Harry lo extrañaba de forma distinta y era tanto que sentía que le faltaba el aire. Deseaba sentir sus brazos rodeándola, sus labios contra los suyos, sus manos tocándola, las palabras susurradas, los juegos...

«¿Por qué tuvo que pasar esto?».

Se regañó mentalmente por caer esos pensamientos.

Alzó su mirada, encontrando en el otro extremo del salón los ojos de Draco puestos en ella, fueron apenas unos segundos, pero bastaron para sacudirla y desconcertarla.

Él siguió cenando como si nada, a su lado estaba Astoria Greengrass hablándole, más allá notó a Parkinson echando chispas.

«Parece que Malfoy tiene tiempo de tener noviecitas

Ni siquiera sabía por qué se molestaba en pensar en eso, total no era algo que le importará.

Apartó su atención de él con un ligero gruñido. Comió por obligación hasta la última porción, pero por más que intentaba conectarse con los susurros de platica de sus compañeros, no podía, tenía demasiadas cosas en la cabeza.

Lo peor era que -aún cuando deseaba evitarlo- estaba espiando a Malfoy, de vez en vez, sólo por curiosidad y tal vez ocio, por qué ella no tenía otra razón.

«¿Es guapo? ¿Quién es en realidad?».

Él también sufría de los mismos males, tenía cierto aire enfermizo y la mayoría del tiempo parecía abstraído, pero aún así... seguía teniendo aquellos rasgos aristocráticos y angulosos, su porte elegante, además de su altura. Su cabello parecía hilos dorados, cualquier chica sentía envidia de él, aunque no ella, le gustaba su cabello como era. Su mirada, tan poco común, le recordaba una tormenta, era fría y nunca sabías si se oscurecería aún más o aclararía.

Los recuerdos de las veces que había estado cerca de su cuerpo, la bombardearon, haciéndola incluso sentir el aroma que despedía.

Su corazón comenzó a martillarle. Frunció su ceño experimentando una sensación extraña y confusa. Se enderezó y golpeó la mesa con sus palmas, no tan fuerte como para que todo el mundo se diera cuenta, pero sí para llamar la atención a su alrededor.

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