-II-

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El tailandés pasó una semana más con miles de dudas en su mente.

Ya no asistía a clases, no volvía a casa tiempo pero la verdad es que no importaba mucho... o al menos eso parecía porque sus padres no movían ni un dedo para regañarle.

Pasaba todo el día dando vueltas por la ciudad, tratando de familiarizarse con el enfermizo ambiente que le rodeaba.

Un día descubrió la playa, como un niño chiquito cuando ve algo fascinante por primera vez corrió hasta las olas y también huyó de ellas cuando se acercaban para no mojar sus zapatos.

No es que no conociera la playa, Ten no era estúpido, es solo que al llegar a un lugar tan hermoso se sintió tranquilo y feliz...

Taeyong le escribía a diario al no verle ir a clases como una madre preocupada, sentía la necesidad de seguirle los pasos todo el tiempo para saber que estaba bien.

Al menos se preocupaba más que la propia.

Doyoung no era el chico dulce y animado que su mente le dibujaba, la verdad le sorprendía las actitudes altaneras que poseía, como si odiara a la humanidad.

Evitó preguntarse a sí mismo que habría pasado porque si no volvería al inicio, una mente llena con miles de interrogante donde cada 6 minutos aparecía una nueva.

Yuta parecía cuidadoso con todo lo que decía, como para no hablar demás, era obvio que ocultaba algo y no sabía si para bien o para mal.

Es probable que solo fuese su imaginación jugándole trucos...

Johnny actuaba como un padre sobreprotector, se aseguraba de que todos estuvieran bien en todo momento y nada les faltase, no le sorprendía en lo absoluto.

Mark parecía una persona pesimista, aunque a veces animada y eso le causaba confusión al tailandés, no era el tipo de persona con el que se imaginaba saliendo.

Sicheng o Winwin como escuchó que le llamaban, era una persona introvertida que nunca aportaba nada más que sonrisas a la conversación, Ten tampoco podía recordarle en lo absoluto.

Si es cierto que no estaba asistiendo a clases pero aún así veía a sus amigos por las tardes algunas veces, es así como los fue analizando poco a poco para crear perfiles de cada uno y darse una idea de quienes eran en realidad.

Ya casi no hablaba, solo escuchaba y analizaba, de vez en cuando reía y regalaba sonrisas falsas que no pasaban desapercibidas, era obvio que sus amigos quienes parecían conocerle mejor que él mismo lo notaban.

A la imagen que todos tenían te Ten, el chico que sonríe hasta en sus sueños, este era una persona totalmente diferente, casi un papel en blanco en el que puedes dibujar y modificar lo que crees a tu gusto.

Un día en su habitación mientras miraba al techo con determinación (como si tratara de hacer que se cayera sobre él o abrirle un hoyo), notó lo mucho que le molestaba el silencio, algo que desconocía totalmente hasta ahora.

Miró alrededor, el reloj en la pared no tenía batería así que ya no podía escuchar sus agujas moviéndose.

No había brisa y los arboles no se movían, sus ramas no hacían ruido ni los pájaros que se refugiaban en ellas.

Sus padres no estaban, su hermana trabajaba lejos, de hecho mentiría si dijera que la veía a diario.

Un escalofrío recorrió su espalda, encogió sus hombros un momento y luego se rascó la nuca.

Se supone que el silencio te relaja pero a él le inquietaba.

Pensó en salir a almorzar solo, no tenía ganas de cocinar así que no había muchas opciones.

F E A R L E S S   [NCT Ten] 《Terminada》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora