1- Realidad

916 37 3
                                    







Año 2007, República Dominicana

-Lo siento nena... lo siento tanto. Nunca debí dejarte sola mi amor.- Mi madre abrazaba con fuerza mi cuerpo mientras este se sacudía con violencia por el llanto.- Todo estará bien tesoro. Prometo que jamás, nunca, nadie podrás lastimarte otra vez.- Escuchaba su voz en la lejanía, como un susurro. Mientras que mi propia voz sonaba fuerte en mi cabeza jurándome que realmente nadie me dañará jamás...

Año 2016, Estados Unidos de América.

Miraba por la ventana del avión militar que permanecía inmóvil aún mientras todos charlaban alegremente porque el servicio había terminado y volverían a estar con sus familiares hasta nuevo aviso.

El sol estaba por esconderse, pero aún brillaba y chocaba justo en mi rostro. Pude pero no quise apartar la mirada, lo poco que alcanzaba a mirar desde donde estaba era una parte de mí, fue mi sueño hasta lograrlo y lo que permitía que sobreviviera a mí misma.

-¿Entonces es cierto?- Dice Roberto sentándose en el asiento vacío a mi lado. Era mi compañero de combate y la única persona que puedo considerar como mi amigo en todos estos años de servicio militar.

Había tomado la decisión de retirarme del ejército de los Estados Unidos luego del último servicio y ya era un hecho, todo concluyó. La petición fue aceptada por los jefes de alto rango y solo debía esperar a llegar a la base de los Angeles, CL para finiquitar todo el papeleo y darle otro rumbo a mi vida.

Asiento en modo de respuesta a su pregunta.

-Ya tengo mucho tiempo escapando de la realidad, es momento de afrontar las cosas como se debe.- Contesto sin ningún atisbo de emoción. Debo de admitir que por primera vez en mucho tiempo siento miedo aunque no lo demuestre.

-Muchos de nosotros estamos aquí por lo mismo que tú, pero todos tenemos una realidad y de ella no podemos escapar solo porque sí. – Dice el moreno con su típico tono de voz pacífico pero autoritario.-Se que todo estará bien, Hernández. Eres más fuerte de lo que pensaba.- Dice Roberto tocando ligeramente mi hombro. – Te extrañaré ¨princesa¨ - Una pequeña sonrisa se forma en su rostro luego ponerse de pie y tomar su asiento. El avión finalmente va a despegar.

...

Tres horas de vuelo y con cada minuto que pasa mi corazón late más de prisa.

Luego de llegar a la base militar, un teniente se acerca a mí y pide que lo acompañe para dar por terminado todo con los jefes. Debió pasar una hora más hasta que fuera mi turno ya que no era la única que se retiraba.

Una vez el procedimiento concluyó salí de aquel sitio que fue mi casa por muchos años sin siquiera despedirme de ningunos de mis compañeros para tomar un avión más y volver al sitio que realmente pertenezco pero que me vi obligada a salir.

Déjame curarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora