23- Final

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Lo observo darle una calada a su cigarro y dejarlo casi a la mitad. A penas lleva puesta una franela y un pantalón jean desahogado, como si no le importara el hecho de que un equipo venía a allanar su casa.

-¿Qué es lo que quieres Murano?- Hablo finalmente harta de este silencio innecesario.

Vuelve a dar una última fumada a su cigarro, esta vez lo termina y lo tira al piso aún encendido.

-Pregunta incorrecta hermanita.- Me disgusta que me llame así. No había hecho nada estúpido porque quizás él sí pueda derribarme y aún no tenía información suficiente como para terminar con todo esto de una vez.

-Entonces ¿Qué se supone que debo decir?- Espeto.- Déjate de juegos maldita sea. ¿Qué es lo que tengo que saber sobre mi padre, tu y todo lo que me ha pasado? ¿Qué le hiciste al equipo que vino conmigo?

Me remuevo e intento ponerme de pie y Christina vuelve a empujarme hacia abajo mientras aprieta firmemente la pistola en mi cabeza.

-No seas idiota y no hagas nada estúpido. Tu para mí no eres nada y me importa un carajo dejarte un hueco en la cabeza como el que obtuvo tu amiguito Oscar por andar metiéndose en lo que no le importa.

-Ya ya, deja tus jueguitos Christina. Lo tuyo es puro capricho y ego herido porque no serviste para nada dentro de la policía y por eso nadie te tomó en cuenta. Lo mío con la oficial Hernández es historia.- Dice posando su mirada en mí una vez más. Ella resopla.

Saca otro cigarro y esta vez toma asiento frente a mí quedando a mi altura. Ahora entiendo porque sentí aquella sensación tan extraña la primera vez que nos vimos y el porqué se me hacía tan familiar. Era imposible negar el hecho de que es idéntico a mi padre, tiene sus mismos ojos, nariz y estructura ósea, con la única diferencia de que la tez morena la haya sacado de su madre al igual que el color de pelo.

Definitivamente tenía un hermano, lo que mi madre no me dijo es que era malvado.

-Hace muchos años, unos antes de que nacieras y yo también, un hombre común y corriente llegó a la vida de los que hasta hace unos años siempre entendí que eran mis padres.

*Mi madre, tan hermosa y devota pero infeliz, se vio atraída a aquel hombre que de una manera u otra le mostró un ángulo diferente de la vida, fuera de las balas, las drogas y la vida en exceso a la que ya estaba acostumbrada; se dejó envolver y cayó en los brazos equivocados.

**Mi padre no biológico, luego de enterarse siempre odió a ese bastardo y como el plan perfecto, esperó el momento adecuado para vengarse. Con elegancia y sofisticación.

Se pone de pie nuevamente y aprovecho que durante unos segundos me da la espalda para encender el pequeño aparato de grabación que llevo en mi chaleco antibalas.

Vuelve a girarse pero esta vez reposa ambos brazos sobre el espaldar de la silla y clava su mirada oscura en mi.

-Primero, mató a tu padre haciéndolo parecer un suicidio o un accidente. Daba igual, lo importante era que el maestro en construcción del pueblo de un día a otro ya no era feliz o fue poco precavido y terminó muerto.- Sus palabras se calaban en mi piel de forma corto punzante. Dolían, pero debía prestar atención y continuar alerta. No podía permitirme llevar de mis emociones.

Continúa.- Pero su odio no terminó ahí. Poco tiempo después, se dio cuenta de que aquel hombre tenía una bonita familia y una aún más bonita hija, casi adulta y sonriente. Así que ingenió un plan para acabar con su hija también y toda su familia sin tener que matar a nadie más.

-¿Qué fue lo que hizo, hijo de puta? ¡Mi madre y yo no teníamos nada que ver!

-¡Cállate!- Su grito vino acompañado de una fuerte cachetada que seguro me dejaría el rostro enrojecido por unos días.- No me interrumpas... no ves que es una función.- Dice burlón. En ese momento me termino de dar cuenta de que no está en sus cabales; es un psicópata, un demente.- Mi padre, en sus malos pasos le robó a uno que otro narco y sin intención de hacerse cargo, prefirió culpar a tu padre pero como este estaba muerto pues solo quedaban tu madre y tú. ¿Te suenan los nombres de Joseph Bloom y Loran? – Me quedo fría.

Déjame curarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora