Capítulo 6

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Me encontraba en el aeropuerto a sólo minutos que mis padres se fueran, ayer cuando les dije que me iría de viaje al siguiente día que ellos se fueran, no se lo tomaron a bien, pero después de explicarles que era lo mejor, aceptaron.

Sabía que temían que no lograra soportar estar unos días sola, sabía que temían que el dolor y los recuerdos de Allan, me atormentaran y me hicieran caer en una profunda depresión.

— Promete que te cuidaras —dijo mi madre, en su mirada podía ver el debate que tenía, entre que si estaba bien dejarme o irse.

— Lo haré, solo necesito alejarme de todo —dije repitiendo esas palabras por tercera ocasión en menos de una hora.

— Nos llamas sin importar la hora —dijo en esta ocasión papá. Paso una mano por mi cintura apegandome a su cuerpo.

— Si, papá. No quiero que pasen preocupados por mi —dije viéndolos a ambos.

Lo que menos quería estar provocando, era preocupación en sus vidas. Quería enfrentarme a esta situación, a este momento que estaba pasando, sin arrastrar a personas junto a mi dolor.

— Te queremos y no prometemos que eso pase —dijo mamá uniéndose a nosotros. Nos abrazamos los tres, en uno de esos abrazos que hace mucho, no nos dábamos.

— Lo sé, los quiero —dije depositando un beso en la mejilla de ambos. —Trataré de estar bien.

— Es lo que más deseamos. Cuídate y cuida de ese angelito —mamá miró hacia mi vientre plano, inmediatamente baje mi mirada y suspire, sin saber que sentimientos contenía ese suspiro.

— Lo haré —ellos me miraron con una sonrisa y comenzaron a alejarse.

Di un largo suspiro, comenzando a caminar hacia la salida. Valentina, estaba esperándome en su auto, abrí la puerta y me senté en el lado del copiloto. Una vez con el cinturón de seguridad puesto, nos dirigimos hacia mi casa.

— Te veo mejor que la otra vez —dijo Valu, después de varios minutos en silencio.

— Solo... bueno, no se realmente que siento... —hice una pausa. Mire hacia la ventana esperando una señal, o algo que me dijera que realmente iba a estar bien. —Por momentos deseo volver a mi vida, pero también, llega ese momento donde siento un vacío...

— Solo confía en que estarás bien —dijo mirándome unos segundos, volvió su mirada a la carretera.

— Me iré de viaje unos días —la mire, tardó unos segundos, me miro y una pequeña sonrisa se reflejó en su rostro.

— Eso te ayudará, aunque me duele que no me estoy enterando de tus cosas —dijo tratando de sonar molesta.

— No sé, Valentina. Todo está siendo difícil, aunque no lo parezca —dije dando un largo suspiro. Mire por la ventana, ya habíamos llegado. —¿Te quedas?

— Si, aunque sea un rato —dijo estacionando su auto, salimos de el y comenzamos a caminar hacia mi apartamento.

No había nadie en los pasillos, se sentía tan solo el edificio, sino estuviera Valentina junto a mi, ya estuviera con varias lágrimas.

— ¿Ya empacaste? —pregunto cuando entramos. Deje las cosas en el sillón, fui hacia la cocina. Tenía demasiada sed, necesitaba algo fresco.

— Aún me falta —dije desde la cocina. Lleve dos vasos con bebida, le di uno a Valentina y le hice de señas que fueramos a mi habitación.

— ¿A donde te vas? —pregunto una vez se sentó en la cama. Saque mi valija, la coloque junto a Valentina.

— México, algunos lugares me recordaban a Allan, todo me recuerda a él —me acerqué a mi armario y comencé a tirar ropa sobre la cama, mientras, Valentina, trataba de agarrarlas y meterlas en la valija.

Nuestro Destino | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora