Capítulo 9

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-Esta me la pagarás.-dije refunfuñando luego de haber cruzado los brazos a la altura de mi pecho.

El muy troglodita me había cargado hasta depositarme rápidamente en su auto ya conocido por mí, para después abrocharme el cinturón de seguridad y cerrar la puerta con seguro, impidiendo cualquier plan que tuviese para escapar.

-¡Oh vamos! Te divertirás créeme.-dijo Noah separando unos segundos su vista del camino para mirarme y dedicarme una de sus sonrisas que mostraba cada uno de sus perfectos dientes. Era lindo, lo admitía, pero nunca se lo diría en voz alta.

-Noah por favor bájame.-dije esperando que le dé pena el puchero que le había hecho con mi labio inferior.

-Buen intento, pero saldrás conmigo a tomar un café y luego te llevaré a casa.-esta vez no se volteo, solo lo dijo de una forma tan sería que casi me convencía lo que decía, casi. Aún pensaba que Noah solo me quería para su diversión, pero en la situación que me encontraba no podía hacer ninguna objeción así que me recosté en mi asiento y cerré mis ojos.

-Helado.-suspiré sin abrir mis ojos.

-¿Qué?-dijo Noah un poco desentendido.

-Se me antoja un helado-dije abriendo los ojos y me ubiqué de una forma en la que el quedará en frente de mi.-y tu invitas.

Estos días hacía tanto frío que lo único que bebía y comía eran cosas calientes, pero hoy hacía el suficiente calor como para comer un helado, y ya que él me había arrastrado hasta aquí por la fuerza debía aprovecharme de ello.

Poco a poco una sonrisa se fue extendiendo por su rostro, pero solo pude ver una parte debido a que se encontraba de perfil.

-Bien, un helado.-dijo riendo.

-Y tú invitas.-aclaré alzando mis cejas.

-Y... ya lo veremos.-elevo las comisuras de sus labios levemente, fruncí el ceño y cuando iba a decir algo me interrumpió.-está bien, está bien, yo invito. Ahora saca esa cara de asesina serial de tu rostro.-Solté una pequeña risa al notar su mueca de susto al decir esto último.

Me dejé llevar por el movimiento del auto sobre la acera y sin que lo notara una paz comenzó a invadirme a tal punto que mis ojos se cerraron lentamente hasta hacerme caer en los brazos de Morfeo.

-Ash, Ash despierta que ya llegamos.-escuché una voz aterciopelada antes de sentir un par de brazos sobre mis hombros moviéndome ligeramente.

-¿Qué sucede?-pregunté mientras abría mis ojos para encontrarme a Noah muy cerca de mi rostro. Aún tenía sus brazos sobre mi cuerpo, pero estaba tan adormilada que no me preocupe por eso, tal vez en otra ocasión estaría completamente roja.

-Lamento despertarte-se veía apenado por la forma en la que me dedicó una pequeña sonrisa.-pero recuerda que te debo un helado y...-cuando despegó sus brazos de mí para poner nervioso una mano en su nuca sentí un gran vacío inundándome.-no tengo ni la menor idea de dónde queda tu departamento.

Sonreí por la forma en la que se había puesto incomodo, me incorporé y salí del auto para después darle un pequeño empujón a la puerta logrando cerrarla. Al parecer Noah se había encargado de quitarme el cinturón de seguridad.

-¿Qué esperamos?-dije desperezándome.-vamos.

Y con esto nos dirigimos a un pequeño puesto de helados cerca del lugar donde Noah había aparcado el auto. Resulta que el camino que seguimos-el cual me quedé dormida- llevaba a un hermoso parque, no era como el que tenía el carrusel cerca de mi departamento, pero estaba repleto de arboles y flores. Hasta en algunas partes me pareció ver algunos juegos para niños.

ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora