Capítulo 8

15 3 0
                                    


Mi primer día de trabajo. ¿Quién diría que iba a ser tan duro?, el día que me presenté para la entrevista no había tantas personas como las hubo hoy.

Estaba tan agotada que cuando llegué a mi departamento corrí hacia mi habitación luego de cerrar la puerta y me lancé aún con el uniforme de trabajo puesto a la cama; Intenté dormir hasta que recordé que le había prometido a mi hermana hablarle sobre mi primer día de trabajo.

Me levanté perezosamente queriendo volver a estar sobre mi suave acolchado otra vez, pero me contuve y me dirigí directamente hacia el único teléfono que poseía. Coloque los dígitos en el teclado antes de que el ruido que indicaba que estaba llamando sonara. Un pitido, dos pitidos, tres pitid...

-¡Ashbel!- alejé el teléfono para que el gran grito que había soltado mi pequeña hermana menor no me aturdiera.

-Hola Riley ¿Cómo has estado?- pregunté volviendo a colocar el auricular del teléfono en mi oído.

-Pensando planes para asesinar a mi hermana que nunca da señales de vida.

-Interesante, ¿qué se te ocurrió?-volví a hablar luego de pensar cuidadosamente mi respuesta, mi hermana podía ser realmente buena con las bromas cuando se lo proponía, aún recuerdo la primera broma que me hizo.

-Buen intento pero no lo sabrás hasta que suceda.-la escuché soltar una risa malvada al otro lado de la llamada.-Ahora dime ¿Cómo estuvo tu primer día?

Y así me quedé dos horas hablando sobre mi día en el trabajo y escuchando lo que le había sucedido a ella estos días en lo que no me encontraba. Al parecer se acercaba un evento especial organizado por la escuela en el que se debía ir con pareja, las cuales a mi hermana le llovían a montones.

Riley era una persona segura que le gustaba salir con amigos y divertirse, además que siempre tuvo suerte con los chicos; ella decía que quería salir con el indicado y por eso comúnmente los rechazaba, lo que hacía que más chicos la tomarán como un reto y quisiesen salir con ella. Era hermosa y muy simpática, sin contar lo amable que era con todo el mundo, lo que es igual a un buen partido.

Por otro lado me encontraba yo, amante de los deportes, estudiante con notas promedio y que solo había tenido un "novio", si así podría llamarse. La verdad es que era un chico de mi secundaria que había apostado que podría salir conmigo y luego romperme el corazón, pero nunca lo logró ya que nunca comenzó siquiera a gustarme; solo había salido con él porque mis amigas me habían convencido de que debía tener más relación con personas del sexo opuesto, algo que me parecía un poco estúpido, pero sin nada más que hacer acepté y solo salí con el dos meses, para que finalmente yo le cortara por haberlo encontrado besando a una de las chicas de nuestro mismo instituto.

No me había importado para nada, pero por lo menos si quería que su apuesta saliera bien hubiese sido un poco más discreto.

Volví a mi habitación y me cambie el uniforme del restaurante por mi cómodo pijama antes de volver a acostarme en mi cama. Pensé en que mañana tendría la prueba de ingreso para el equipo de soccer al término de clases por lo que tendría que llevar ropa cómoda en mi bolso de libros, para poder cambiarme, y dinero para ir a almorzar.

De repente todo el asunto de comer me llevó a pensar en cómo sería una cita con Noah... Sacudí mi cabeza y aleje todo pensamiento relacionado con eso.

Hasta donde lo conocía parecía ser un chico que solo saldría conmigo por diversión, lo cual me enojaba y me hacía odiarlo más, además aún recordaba a la chica que se le había acercado en la práctica de baloncesto. Me entristecía un poco el sólo hecho de pensar que el que Noah me quisiera para divertirse se volvía cada vez más certero. Finalmente cerré mis ojos quedándome completamente dormida.

ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora