Capítulo 7

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"CLUB DE SOCCER ABIERTO A INSCRIPCIONES, LAS ACTIVIDADES DEL CLUB SE LLEVARAN A CABO TRES TARDES A LA SEMANA, DOS HORAS".

Abajo del pequeño cartel que se encontraba en la pizarra del corredor había un número telefónico con una dirección para presentarse a las pruebas, además del nombre de la capitana y el capitán que dirigían los equipos. Resultaba que cada equipo se dividía en dos, hombres por un lado y mujeres por el otro, pensé que en la universidad era normal que los equipos se separaran ya que las mujeres tenían un rendimiento muy diferente al de los hombres y viceversa.

Hasta donde había leído en aquella pequeña pizarra solo se practicaba voleibol, soccer y por supuesto: baloncesto. Estaba tan fascinada con lo que decía sobre cómo se llevaban a cabo las clases que quería inscribirme en todas, pero para mala suerte mía, solo podía elegir una debido al trabajo de medio tiempo por el que había ido a la entrevista.

-¿Interesada en alguno?-escuché de repente a mi lado. No hacía falta voltearme para saber a quién pertenecía aquella voz.

-Sí, ¿Sabes cuál es el deporte que odia más Maia?-pregunté recordando mi venganza.

-Supongo que el soccer, ¿Por qué preguntas?

Arranqué uno de los papelitos del anuncio en los que el número de la capitana del equipo femenino estaba anotado y lo guarde en el bolsillo trasero de mi pantalón.

-Por nada.-dije volteándome para observarlo con mi sonrisa más inocente, si quería que no sospechara debía cambiar de tema rápido.- ¿Qué haces aquí?, según recuerdo las clases de arquitectura se dan en el otro edificio que está muy lejos de aquí.

-Y no te equivocas-de nuevo el señor sonrisas.- tenía un poco de tiempo libre y vine a echar un vistazo al lugar donde mi prima y su amiga cobarde estudian.

¡Ho No! ¡No lo dijo!, si no hubiésemos estado en medio del pasillo, mi puño ya se hubiese convertido en un avión que impactara fuertemente en la pista de aterrizaje que sería su maldita cara.

-¿Cobarde?-pregunté indignada.

-Siempre que me ves corres, creo que hoy fue mi día de suerte porque permaneciste aquí. Además ayer no respondiste mi pregunta y pusiste como excusa la cena.-parecía divertido con la situación.

-Lamento no hacer lo que tú quieres chico plástico.

Dije con sarcasmo antes de comenzar a caminar hacia el árbol donde siempre me recostaba. Era el receso y no había encontrado a Maia por ningún lado así que por eso había decidido comenzar a buscar información sobre los clubes de deporte. Nada mejor para mi venganza que el factor sorpresa.

A pesar de sentir el ruido de un par de pasos siguiéndome no me detuve hasta que llegué a mi destino y me recosté en el tronco de aquel enorme árbol mientras cerraba mis ojos, segundos después sentí un cuerpo a mi lado hacer lo mismo que yo. Sin abrir los ojos hablé.

-¿Qué quieres Noah?

-¿Por qué siempre huyes?

Abrí mis ojos y lo observé, tenía sus ojos cerrados. Creo que sintió mi mirada persistente sobre él por lo que abrió sus ojos también, parecía agotado por las pequeñas ojeras que eran casi invisibles, pero el brillo de aquellos ojos azules seguía estando, parecía tranquilo pero sentía que había algo presente en él que me seguía inquietando.

-¿Estás bien?-pregunté sin importar que mi enojo se fuese disipando, había cosas mucho más importantes que mi temperamento.

-¿A qué te refieres?-preguntó frunciendo el ceño.

-Pareces cansado.

-No te preocupes estoy bien, solo que estuve despierto casi toda la noche terminando un trabajo y...-se detuvo de repente.- ¿Por qué te estoy contando esto cuando tu nunca respondes ningunas de mis preguntas?

-¿Tal vez porque mis preguntas si son serias?-dije tratando de aligerar un poco el ambiente.

-HA! HA!, muy graciosa Ashbel.

Escuchar mi nombre salir de su boca hizo que mi rostro instantáneamente se pusiera rojo, para ocultarlo dejé de mirarlo y puse toda mi atención a lo que se encontraba en frente de mí, lo cual solo era un par de personas caminando con sus almuerzos.

-Creo que deberías ir a tu próxima clase, dentro de poco tocará la campana y tu estas muy lejos de tu salón.-dije tratando de ocultar mi nerviosismo.

-Solo aceptare irme con una condición.-dijo, note un tono serio con un poco de diversión en su voz.-sal conmigo.

No podía creer lo que dijo, estaba tan sorprendida que creí que era una broma. Para comprobarlo me voltee apenas lo escuché, esperaba una de sus sonrisas o algo que me indicara que estaba bromeando, pero lo único que encontré fueron sus ojos fijos en mí esperando una respuesta de mi parte.

-¿Por qué?, ni siquiera me conoces y solo me has visto dos veces en las cuales casi siempre terminamos peleando.-dije tratando de volver a la fría realidad.

-Es exactamente por eso, ¿Qué mejor forma de conocerte que salir?-dijo, ahora si sonreía.

Iba a responder que simplemente lo olvidara hasta que una voz salió del otro lado del tronco.

-¡Solo dile que si!

Sin hacer ruido alguno me levanté y me dirigí hacia donde provenía la voz, al llegar sonreí sin expresar sentimiento alguno al ver a Maia sentada. Al cabo de un segundo Noah se encontraba a mi lado observando de la misma forma a su prima escondida.

-Maia ¿Algo que decir en tu defensa?-dije levantando una de mis cejas tratando de parecer molesta, aunque la situación me causaba diversión al ver la forma en la que Noah la observaba molesto mientras ella solo articulaba un "lo siento" con sus labios, luego su mirada se dirigió a mí y habló.

-Estaba pasado por aquí y los vi juntos, entonces me acerqué, pero como veía que estaban hablando no quise interrumpirlos y me senté aquí.

-Maia estas en problemas.-dijo Noah antes de irse por el ruido de la campana.


ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora