16 años más tardes... Un viernes 25 de marzo de 2037.
Mi día en clase se resumió en: chillidos entre profesores y alumnos, faltas de respeto, obscenidades por parte de los machones de turno... A pesar de sus edades, se comportaban como verdaderos niños pequeños. Yo en cambio, había pasado el día sumergida bajo la increíble música que mi móvil y mis auriculares me proporcionaban. Me era totalmente diferente el resto, era hora de centrarme en mis estudios. Actualmente, estudio una carrera de psicología, mis calificaciones me lo permiten. Analizo el comportamiento y las costumbres humanas, aunque la verdad.. Todo empezó a raíz mí. Esas voces no han hecho más que aumentar con el paso del tiempo. Soy.. mi propio experimento. Cada noche hago una táctica diferente, e intento comprender de qué se trata y del lugar que proviene todo. Creo tener la respuesta de mi "enfermedad", aunque sólo podría resultar tratarse de una mera suposición. Necesito averiguarlo cuánto antes, o me volveré loca. Al menos, más de lo que me encuentro ya.
Cada día que pasa, noto que las personas de mi alrededor se comportan de una manera diferente hacia mi persona. ¿Estarán descubriendo lo que me ocurre antes que yo? Una pregunta que me hacía y sigo realizándome día tras día. Hasta.. Hasta mi madre se nota más introvertida. La única referente que tengo, el único apoyo, y.. Lo estoy perdiendo. Ya nada es igual. Y para colmo, ¡estoy volviéndome exageradamente observadora y pesimista! Necesito una respuesta, sólo una, prometo ser conformista.
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00:00 a.m
¡Silencio! Llevo sin dormir correctamente desde.. ¡Mis tres años! ¿Nunca me dejarán en paz? ¡Necesito deshacerme de esta agonía! Me levanté de un gran saltó de esa enorme y cómoda cama que había comprado mi madre años atrás, tras percatarse de mis extraños comportamientos nocturnos, y de mi reciente caída. Aún tenía diferentes moretones alrededor del cuerpo. No sólo me encontraba dañada psicológicamente, sino que también físicamente. Esto iba a peor, sin duda.
Me dirigí con cautela hasta el baño, ahogando mi rostro en la cristalina agua. Alcé mi cabeza, observando el reflejo que mostraba aquel anticuado espejo. ¿Q-Qué había sido eso? Pude divisar mi reflejo, a la misma chica de diecinueve años, ojos almendrados, tan cristalinos y azules como si del mar se tratase. Cabello enmarañado, lacio y anaranjado, el cual caía en cascada tras mi estrecha espalda. Tez blanca, y pálida, desde lejos podía averiguarse mi procedencia. Irlanda, mi amada Irlanda.. Labios carnosos y perfectamente delineados. Además, constaba de un cuerpo estilizado. Pero.. ¿Ese culo era mío? ¡Madre mía! A veces me asustaba demasiado ese aspecto que yo misma hacía mostrar al exterior.
De nuevo, ¡había aparecido eso de nuevo! Y tuve la sorpresa de observarlo unas veces más. Eran dos personas.. El temor se apoderó de mí completamente. Apenas me atrevía a pronunciar palabra. Comencé a girar delicada y sigilosamente mi cuello hacia todos los lados posibles, deteniendo mi punzante mirada en cada rincón del servicio. Nada, todo estaba en su correspondiente lugar, allí únicamente me encontraba yo, nadie más. Armada de valor, dirigí nuevamente la vista hacia el desgastado espejo, y ante mí volvieron a aparecer esas dos siluetas, en la misma posición. El espectro de mi izquierda se mostraba vulnerable, apenado... Aunque a su vez sonreía, mostrándose totalmente diferente en cuestión de segundos. En cambio, el espectro de mi derecha sonreía de una manera contraria: malévola, sarcástica... Poseía unos ojos tan rojos -con destellos naranjas- parecido al fuego. Esa mirada intimidante me hacía estremecer, y temerme lo peor.
— Bryaaaanna... — Susurraron ambas sombras a la vez, podía distinguirse que se trataba de dos chicas. Rondarían la misma edad que yo, aunque parecían.. Olvidadas. Sí, esa era la palabra. Parecían almas olvidadas.—
Me limité a no contestar, "todo es un sueño", comencé a repetirme tantas veces hasta que dicha frase quedó grabada en mi cabeza. Sumergí diferentes veces mi rostro bajo el grifo, prometiendo que no volvería a dirigir la mirada a ese demoníaco espejo. Tal promesa quedó en el aire, pues volví a fijarme en éste. Un hilo de gritos ahogados comenzaron a resonar en mi interior, aquello era demasiado, volvían a evadirme. Me aproximé velozmente hasta mi cama, lanzándome de un gran salto sobre ésta para caer de pecho, tapando entonces mis oídos con cada palma de ambas manos, apretándolas fuertemente contra éstos. Todo aquello debía cesar, ¡lo exigía!
— No intentes escapar de nosotras Bryanna, no lo conseguirás jamás. — Concluyó una voz ronca, rematando mi miedo con una maliciosa carcajada.—
El silencio se apoderó de aquella habitación. Al fin, paz y tranquilidad. Aunque de pronto, unos repentinos pasos volvieron a alarmarme. La puerta de madera se abrió con dureza, y mi reacción fue nada más y nada menos que esconderme bajo las sábanas. En cuánto escuché su delicada voz, pude deducir quién había interrumpido mi momento de paz interna.
— Bryanna... Escuché gritos. ¿Estás bien?
Ciertamente nada estaba bien, pero decido mentir, al fin y al cabo todo me ocurría a mí, estoy acostumbrada a resultar dañada.
— ... Sí. - Me limité a contestar, deshaciéndome del montón de mantas que me arropaba. -
— No me mientas, Bryanna. Llevo años sin pegar ojo, y sabes perfectamente que tú también. ¿Te ocurre algo verdad? — Alzó ligeramente una de sus finas cejas, en espera de una respuesta quizá algo más convincente.—
Tragué saliva, no sabía qué contestar ante sus directas y sinceras palabras, me hallaba entre la espada y la pared. Debía contarle la verdad... Tenía que contarle la verdad.
— Mamá... Ni yo sé lo que me ocurre. ¡No entiendo nada! Cada día tengo una lucha diferente contra mí misma. ¿Puedes creerte eso? ¡Porque yo no! Estoy..
— Loca. —Concluyó mi madre.—
Dicha palabra resonó en mi cabeza durante unos minutos. Una pequeña gota comenzó a deslizarse por mi aniñado rostro, cubriendo éste en seguida de otras más, todas cargadas de dolor. No quería creer que mi madre, mi propia madre, puediese recitar algo así. Le echo de menos.. Te echo de menos, papá.
— Debemos ir a un psiquiatra, tengo miedo de que puedas hacerme daño.
— ¿Sólo te importas tú, verdad? ¿Alguna vez te has parado a pensar que yo también lo paso mal, o simplemente el daño que me provoca esta enfermedad segundo tras segundo? Pensaba que eras mi madre, mi punto de apoyo. Aunque, ahora puedo afimar que me encontraba en lo equivocado.
La relación con mi madre era distante desde años atrás, cuando comencé a tener dichos comportamientos nocturnos. Apenas dejaba de echarme sermones por cualquier cosa, todo le molestaba... Pero al fin y al cabo, era la única persona que aún permanecía a mi lado. Y eso era de agradecer. Aunque ahora, ahora no podía expresar la furia que sentía tenerla frente a mí. Apretaba con tanta fuerza mis puños que un hilo de sangre comenzó a gotear por lo largo de mi brazo. Si mi padre no hubiese fallecido nada de esto habría pasado. Seguiríamos siendo la familia Robinson feliz y fanática de la naturaleza por y para siempre. De hecho, apostaba que las voces se dispersarían. ¿Y si el nacimiento de mis voces provenía de la muerte de mi increíble padre? Examinaría mi teoría al día siguiente, aunque las piezas comienzaban a encajar en este dificultoso puzle.
Y por mucho que me doliese, exigí a mi madre que se fuese de allí, que durmiese con la conciencia tranquila, y que no tardaría en marcharme a cualquier otro lugar, lejos de ella. Mis palabras herían lo más profundo de mi corazón.. Pero eso hacía, ser guiada por mi corazón. O.. ¿Por las almas de mi interior?
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Mis tres almas - Bryanna Anné Robinson ©
Fiksi RemajaA sus tres años, Bryanna Robinson comenzó a escuchar diferentes voces entorno al interior de su mente. Su extraño comportamiento levanta sospechas entre sus seres queridos y el resto de la sociedad. A medida que transcurren los años, el inaguantable...