Desconfianza

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Apareció en la sala tiempo, pudo apreciar una silueta a lo lejos. Supuso que era la de su antepasado llamado... Grace no sabía el nombre del anciano. La figura era mas esbelta de lo que recordaba. Poco a poco, la chica se fue acercando. Ese no era el viejo señor de la ultima vez, sino que era... ¿Kyle? ¿Qué hacía Kyle allí? El chico parecía aún más extrañado que la joven.

-¿Donde narices estamos?-Kyle habló con la voz clara y firme, no tenia miedo, era evidente. Pero estaba desconfiado, muy desconfiado. Grace no conseguía entender porque todo le tenía que salir mal delante de aquel joven granjero.

-No te preocupes, estamos seguros, el problema es que... no se como has llegado tu aquí.-Grace bajó la mirada. Se fijó en las manos del chico. Estaban llenas de sangre, pero no tenía ningún corte. En ese momento, cayó en la cuenta.-tienes las manos manchadas con mi sangre.

-Si, pero no entiendo que puede tener de importante eso ahora...-Kyle parecía no confiar en la chica absolutamente nada. A Grace no le extrañaba nada de nada, ni siquiera se fiaba de ella misma. No sabía cual sería la siguiente sorpresa que le depararía el destino.

-Tienes una parte de mi, y yo he venido aquí. Yo, entera. Eso significa que para que yo viniese al completo, tu también tenías que venir.-Kyle parecía haber entendido las palabras de la muchacha.

-¿Quien eres, chica rara? No te tengo miedo.

-No tienes porque hacerlo.-Grace lo miró a los ojos.-Soy Grace Anderson. Nací en Barcelona. A los trece años me mudé al centro de Madrid. En el instituto, parecía un chiste. Desastre tras desastre.No soy una estudiante ejemplar. No me gusta la forma de aprendizaje de este país. Es aburrida y torturante. Cuando llegaba a casa, mi madre jamás se preocupó por mi, estaba demasiado ocupada con mis hermanos Jack y Matt. Mi padre,  me castigaba sin ninguna razón aparente, echándome de  casa, pasando las noches en la calle, muriendo de frío en invierno. Hace una semana y tres días, me esfume como el vapor. De repente, si que importaba. Mis padres me quieren, mis hermanos pasan tiempo con migo, soy famosa, la gente me teme... Debo esconderme de la sociedad por algo que ni siquiera he querido hacer jamás. ¿Tengo que decirte que mi vida es un asco o ya lo puedes deducir?-Kyle se quedó callado. No se lo esperaba. Seguía aguantando la mirada, perplejo.

Los dos desaparecieron de la sala tiempo. La nada fue frustrante, pero no tanto como la situación que habían vivido los dos jóvenes en aquel extraño lugar. Grace seguía teniendo el universo entre las manos. Pero no le dio importancia en ningún momento ya que, si estaba junto a la esfera, no le pasaría nada. Aparecieron en la escalera, el peldaño estaba arreglado. Grace subió a su nueva y fea habitación. Era muy consciente de que el sabio anciano le había ayudado a recordar su vida al completo. No sabía donde dejar el delicado tesoro. Abrió uno de los chirriantes porticones de la cómoda. Grace se quedó de piedra.         

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