Sounds Good Feels Good »muke«

Safety Pin

Michael le contó de su depresión al rubio la quinta vez que salieron. Y Luke le dijo que no le importaba los problemas que tenía, no se alejaría de él. Tal vez era un chico roto, pero un chico roto puede conocer a otro.

Ambos chicos habían decidido salir juntos después del trabajo de Luke, se encontraban corriendo como fugitivos, sin ninguna razón, solo porque a Michael se le ocurrió, el teñido tan solo quería correr hasta el fin del mundo.

—¡Todo el mundo quiere tirarnos lejos Luke! —Gritaba Michael mientras corría.

Ambos chicos se detuvieron frente a un parque para después tirarse en el césped a descansar.

—Veo que te gusta correr —Comento exhausto el rubio.

—He intentado de todo antes cuando las cosas se ponen peor —Comento el chico un poco más calmado —Me encanta hacer esto, me hace sentir algo más relajado.

—Me gusta esto de correr tan lejos como puedas.

—Soy un error Luke, los errores debemos alejarnos lo más lejos posible.

—Quizá esta vez dos errores creen un acierto —Suspiro —Yo también soy un error Michael.

—Tú lo no eres rubio.

—Eso es lo que crees... —Susurro el rubio sin que el teñido lo escuche —Nadie es perfecto Mike.

—Entonces sujetaremos con un imperdible las piezas de nuestros heridos corazones y parcharemos todos los agujeros hasta poder sentirnos mejor —Comento Michael con una sonrisa en el rostro mientras entrelazaba sus manos con el rubio.

—Me parece bien, entonces las cosas eliminadas estarán realmente muertas ¿de acuerdo?

Michael sabia de lo que Luke hablaba, sabía que se refería a esa carta que el guardaba en su cajón desde aquella vez que quiso suicidarse, Luke le había dicho que de deshaga de ella, pero el teñido aun no lo había hecho.

—De acuerdo Luke —Suspiro Michael.

—Te quiero Mike.

—Yo también rubio —Michael sonrió —Te acuerdas de aquella vez que tiraste rocas a mi ventana a la media noche pidiéndome que me escapara contigo a la fiesta de tu amigo Ashton.

—Fue la mejor noche de todas —Respondió el rubio.

—A veces creo que eres el único que puede curar mi enfermedad, cuando estoy contigo siempre estoy feliz.

—Me alegra saber eso Mike —Sonrió el rubio —¡Hey! Y que hay de esa vez que le sacamos el dedo medio a esos chicos que creyeron que estábamos locos porque nos besamos.

—Claro que sí, recuerdo que esa noche fue la primera vez que me besaste —Se sonrojo el teñido —Ahora soy adicto a tu sabor.

—Entonces no queda más espera Mike, podemos salvarnos de caer.

Fue lo último que dijo el rubio para después besar a su chico.

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