Capítulo 16.

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Capítulo 16: El encuentro.

6 meses después...

Días antes...

Seis meses luego de lo sucedido, aún no podía creer de haberme separado de Darío. No entiendo el hecho que haya aceptado seguir con su mujer. Nada en esta vida tenía sentido... al menos en el amor.

—Traigo noticias suculentas —habló trayendo cafés.

Alce una ceja.

—No se si sea conveniente decírtelo, pero te lo cuento. —Me dio el café.

—Me estoy muriendo de la curiosidad —dije irónica.

—¿Te acuerdas de que Pedro nos dijo que vendrá el ganador a conocerte. Además, que se gano un viaje por 2 semanas?

—Sí, ¿a poco ya anunciaron el afortunado? —conteste emocionada.

—Sí, pero...

—¿Pero qué? —pregunte ansiosa.

—El ganador es... Darío Hernández.

—¡QUE? —Alce la voz—, no, no, no puede ser. Él no participa en estos sorteos. —Aseguré sin creérmelo.

—Pues ya ves tú, ¿Estas segura que lo conocías bien? —Notaba que tampoco aceptaba la noticia.

—Es qué... ¿y Hanna y Nicolás? —pregunte por ellos.

—Ellos estarán con los abuelos y creo que con la madre. Temo decirte, pero él vendrá solo.

—Esto es de locos —contesté con un nudo en mi pecho. No soportaba la idea de volverlo a ver. Tomé un sorbo y trague fuerte.

—Sara.

Asentí.

—Yo se que lo quieres ver. —Mencionó.

Escupí el café.

—¿Cómo? No, él no me recuerda. —Expuse.

—¿Y? El hecho es que lo sigues queriendo, y más que se separó de su mujer ¡Está soltero! —Exclamó lo último.

—¡No! —Exclamé—. No, no y no. —Negué rotundamente. Iba a decir algo, pero mi garganta, ese nudo en la garganta al igual que mis ojos lagrimosos no me permitían articular una palabra. Decidí salir de ahí con el abrigo, largándome del camerino.

Mientras caminaba por las calles de New York y el frío intenso que ponía roja mi rostro desconcentraba la mente. Aquel decía que no lo debía ver puesto que nuestra despedida terminó mal, pero mi corazón era algo totalmente lo contrario, escuchar la palabra "¡Esta soltero!", me llenaba un pequeño aire de esperanza y emoción de querer abrazarlo. Me imaginó que no la pasaron nada bien este tiempo los niños ver a sus padres separados.

Flashback

—A mi me gustaría que fueras mi madre. Tendría una madre salvadora. —Confesó Nicolás, alegre.

Fin del flashback

¿Y si en verdad debo seguir intentado? A veces los encuentros seguidos son marcados por el destinó.

¿Será que debo conquistarle, como en mis novelas?

Suspire al pensar en todo eso.

—¿Qué sera de nosotros, Darío? —Murmuré triste.

[...]

Narrador Omnisciente.

Darío por fin pisaba EE.UU. Dejo las maletas en el prestigioso Hotel de New York y no espero más en ir a donde estaba Sara. Llegá al gigante lugar, era un edificio de varios pisos, fue a donde estaba la sesión de fotos y ahí la vio. Se encontraba de espalda con su cabellera castaño y un vestido de rosa pastel con la temática Barbie.

No pudo evitar en acercarse y pronunciar su nombre. Ella se dio vuelta quedando boquiabierta.

—D- ¿Darío? —Habló Sara, sorprendida.

—Que alegría verte —contestó sin quitarle la mirada con una sonrisa de oreja a oreja. Esa ilusión que tenía él terminó al escuchar las siguientes palabras.

—Amor, ¡vamos! —La abrazó Stan con una sonrisa.

»¿Amor?«, pensó atónito.

—Está aquí Darío. —Le señaló.

Stan hizo expresión sorprendido y lo saludó amistoso.

—¿Cómo va todo, Darío? —preguntó simpático.

—¿Son novios? —preguntó directo.

Sara nerviosa y un poco incómoda. Miró a Stan y esté le acercó más a él.

—Sí. —Afirmó con una sonrisa a lo que Sara disimuló también.

—Wow. —Soltó Darío—. No, pues felicidades, supongo —susurró lo último.

Darío la observaba a ella posando, su corazón se aceleraba notando que sí. Sara era muy bonita y dándole a muchos pubertos de sus alumnos. Con solo pensarlo sin darse cuenta sonrió.

P.O.V Sara

»Omaigad, Darío está sonriendo. El mundo se ira alv«, pensé graciosa.

Terminó mi trabajó y Darío se venía acercando.

»Puta madre, Stan ven, ayuda wey«, pensé como sí él me pudiera escuchar.

—Amor ¿quieres comer en casa? —Hizo mirada pervertida, llevándome del brazo.

Casual, todos habían escuchado aquello e incluyendo Darío.

—Merezco una pizza. —Sonrió.

»Dios, alabado señor por Stan que me salvo«, pensé agradecida.

—¿Cómo supiste que...?

—Se lo veía en tu cara hasta podría sentir que me estabas llamando —rio.

—Oye, Stan ¿Será que tenemos poderes telepáticos? —comenté sorprendida.

—No ze no zoi 100tifiko —dijo burlón, imitando el meme.

Solté una carcajada como foca que llegó hasta el punto de que Stan me tapé la boca para no pasar vergüenza de mi retraso que era único.

[...]

Continuará...

Ven a mí, amado profesor [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora