Capítulo 22.

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Capítulo 22: Te amo (Final).

—Estas hermosa —dijo observando con detalle mi vestido.

—Lindo traje. —Halague sonriente.

Se acercó y me tomó de la mano. Nos sentamos a comer.

—Espero que te guste. —Sirvió la comida.

—Se ve muy rico está lasaña.

—Darío. —Nombre.

—Sara. —Sonrió.

—Hoy vi a tu esposa en el centró comercial —comenté sin mentiras.

Se disfumó la sonrisa, se que no era el momento de decírselo, pero necesitaba comentárselo.

—¿Y que te dijo? —Empezó a comer.

—Pues me restregó en la cara lo buen esposo que eras —reí—, pero, en fin, te perdió.

—De todas formas, no te preocupes yo también la vi en otras ocasiones —confesó.

—Oh. —Sorprendida—. ¿Y que te dijo?

Sonrió.

—¿En verdad quieres saberlo?

—¿Por qué no?

—No venimos a hablar de ella, esta es nuestra noche ¿no crees? —comentó.

Asentí, tenía razón.

—El destinó tienen muchas jugadas sorprendentes. —Mencionó.

—Sí, aunque pensaba buscarte nunca creí que te iba a encontrar asi de rápido y casual —respondí.

—Cuando te vi me gustaste, tu actitud era muy divertida y me sentía cercano a ti —dijo alegre.

—Siempre te amé. Al principio me parecías lindo, pero luego ese sentimiento fue aumentando...

—Hasta convertirse en un amor imposible. —Interrumpió—. Sufriste mucho, seis años es una putada —expresó.

—Pues sí, mis novelas y el trabajo me distraían un montón, nunca saliste de mi cabeza —comenté nostálgica.

—Lo siento, perdón por todo —Sé disculpó de nuevo.

—Esto a valido la pena al fin al cabo estamos juntos. —Sonreí de oreja a oreja.

Sonrió también a lo que empezamos a comer. Hablamos un poco haciendo bromas y riéndonos como enamorados.

—Sara.

Levanté mi cabeza para mirarlo.

—Te amo. —Pronunció él.

Solté una risita burlona.

—¿Qué? —preguntó confundido.

—¿En serio? Ya lo sabía —reí.

—¿Cómo?

—¡Aaay Daríosito! Hay tantas cosas que contarte. —Expresé riendo—, nunca anduve con Stan, era mentira ya que te estábamos poniéndote a prueba llamado "Atrapa el ganso".

—¿Atrapa el ganso? —preguntó con cara de watafac, posteriormente estallo en una carcajada—, Stan es muy imaginativo.

—Lo se, pero a lo que voy es que sacamos la conclusión de que no eras el mismo pendejo de siempre. —Burlé.

—Entiendo...

—¿No te enojaras? —Fruncí el ceño.

—¿Por qué? Fue algo sorprendente lo que hicieron.

Ven a mí, amado profesor [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora