Chocados [En PAUSA]

•Capitulo 5•

Después de casi 9 horas de vuelo.
¡Llegamos!. Bueno, hasta que nos agarró migraciones y se acabó la alegría. Cuando salimos de todo eso del papeleo, nos estaban esperando; me di cuenta porque había un hombre con un gran cartel que decía Sr O'Connel era mas que obvio que nos estaba esperando.

-¡Ey Carlos!-. Lo saludo Eduardo al hombre.
Carlos no eran tan mayor como él papá de Mau, pero tampoco era tan joven. Quizás este en la tercer década. Era un poco mas alto que Eduardo y se le notaba que iba al gimnasio, o estaba gordo.

-Señor Eduardo-. Lo saludo con un movimiento de cabeza y después le dio la mano.-¿Como le fue en el viaje?. Ah Hola Señor Mauricio, señorita-. A nosotros dos también nos saludo con un movimiento de cabeza.

-Carlos-. Dijo Mau con un leve movimiento de cabeza, también.

-Bien, Carlos. Gracias por preguntar, nos fue bien. Y antes de que me olvide, te presento a Mercedez, ella se va a quedar a vivir con nosotros-. Me miró con una sonrisa en su cara.

-Ah, entonces. ¡Bienvenida seas Mercedez!-. Me dijo sonriendo.

-Gracias ¿Carlos?-.

-Si Mecha, se llama Carlos-. Se burlo Mauricio.

-Bueno. Vamos a apurarnos, que dentro de unas horas tengo una reunión-. Dijo Eduardo mirando su reloj de pulsera.

-Vamos entonces-. Le contestó Carlos.

Al salir me encontré a un hermoso Lincoln MKC color gris.

<¿Este hombre ama las camionetas o que?>

Cuando Carlos termino de meter las valijas en el baúl, se subió en el asiento del conductor y toqueteo algo en la computadora de la camioneta. Después de unos minutos a mi ya me estaba agarrando sueño.

<¿Pero que mierda?. ¡Vivo durmiendo!. Soy un oso en plena época de invernacion.>

No me iba a volver a quedar dormida. Entonces, ¿por que no molestar a mi hermano?.

-Heu Mau-.

-Si Mechita-.

-¿A donde vamos?-.

-A mi casa. ¿A donde mas?-. Se río y siguio hablando.-No falta mucho. Ya casi llegamos-.

Y tenia razón. Después de unos minutos, la camioneta había parado enfrente a un portón con rejas negras. Mire para arriba y vi a un hombre en una tipo torre, aseguro que debe ser el de seguridad, se abrieron las puertas y el Lincoln siguió su camino.
Como en toda casa de ricos había una fuente de agua en el medio, Carlos la rodeo y paro justo en la entrada de la casa.

—Bueno Mercedez, ¡llegamos!-. Me dijo Eduardo saliendo de la camioneta.

Al bajarme y ver la hermosa y gigante mansión de Eduardo casi se me cae la quijada.

—Tu nueva casa Mechita-. Me dijo Mauricio apareciendo por detrás y pasando uno de sus brazos por mis hombros.

—Es... Hermosa-.

—Ajam. Ahora vamos adentro y dejar tus cosas-.

Claramente yo estaba muy embobada y no me di cuenta cuando mi hermano me empezó a llevar hacia adentro de la gran casa.
Al entrar una hermosa sala nos recibió, al frente 2 grandes escaleras a cada lado, a la derecha unos hermosos sillones de living y a la izquierda un hermoso comedor. No puedo seguir describiendo las cosas, porque claramente sigo parada viendo las escaleras.