•Capítulo 12•

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Despertarme a causa de una pesadilla era algo que no me pasaba hace rato. Ya lo había olvidado.

Pero el sueño se volvió a repetir. Y cuando estire mi mano para fijarme la hora desde mi celular, mis ojos captaron la fecha tan rápido como el dolor de mi pecho.

Decir que me puse a llorar fue poco.

Era una maldita catarata.

La almohada amortiguaba mis sollozos, porque aseguraría que abría despertados a todos por mas distancia que haya.

—Un mes. Un puto mes-. Quite la almohada que estaba en mi espalda y la abrace.

En un momento me acorde de que tenía unas fotos de ellos.
Estire mi mano a mi mesa de luz y del cajón saque un libro.

Al abrirlo cayeron dos fotos arriba de la cama, en una estaban mis padres, solos, abrazados. Y en la otra estaban, ellos, con Mau y yo.

Recordar me partía el alma.

Por mas que todos los días me despertara con una sonrisa, por mas que jodiera con Mauricio e incluso con Laura. Conociera mas personas y mi trato con Eduardo sea cada vez con mas confianza. Ellos siempre estaban en mi cabeza.
Cada cosa que me pasaba la relacionaba con ellos.
Cada vez que me subía a un auto me era ya imposible no recordar ese día.

Era una mala jugada de mi inconsciente, o eso creo, pero juraría que la maldita película de los gritos, el freno y el choque era algo instantáneo.

Nunca se lo eh confesado a nadie, ¿por que? No lo se.

Todo entorno a mis padres.
Los que ahora no están.
Por los que ahora estoy llorando.
Por los que desearía poder volver a verlos.
Por los que volvería el tiempo atrás, y cambiaría mi opinión sobre buscar una universidad con tanta anticipación.

Las personas que me dieron la vida ya no estaban a mi lado. Los que desde chiquita me habían dejado en claro que nunca me iban a soltar la mano. Con los que había planeado un futuro.

Puede ser que mi vida antes era monótona, pero tenia a dos de las personas que mas amaba.

Quizás lo peor de todo es que recién ahora me doy cuenta de lo que ya no tengo. Darme cuenta de que ese tiempo que perdía peleando con mi madre lo podría haber utilizando, diciéndoles cosas bonitas o abrazándola.

Me arrepiento profundamente.

Pero dicen que hay un dicho, "las cosas pasan por algo", ¿no?. Quiero creer que si.

1 mes... Y sigo destruida...

Seguí llorando hasta que escuche unos golpes en mi puerta.

—Mecha, ¿estas despierta?-. Era mi Mau.

—¡Pasa!-.

Todo este tiempo pensé que la única rota era yo, pero el verle los ojos a mi hermano cuando cruzo esa puerta, me hizo dar cuenta de que no. Él estaba igual o quizás peor.

Ninguno pudo hacer "su duelo", por así decirlo. Porque no creó que el llorar a nuestra madre cada vez que nadie nos veía, era llevar un duelo.

Nunca nos tomamos un tiempo para analizarlo todo. Simplemente actuamos como robots, pero gracias a Eduardo. Si no fuera por él, yo estaría con mis tías.

—Ya un mes, mi Mechita-. Se tiro en mi cama y me abrazo, fuerte, muy fuerte.

Yo ya llorando le conteste como pude.

—Si Mau, sí-. Escondí mi cara en su cuello.

Tenerlo a mi hermano tan frágil, me hizo doler mas a mi ya desecho corazón.

Chocados   [En PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora