•Capitulo 3•

52 9 9
                                    

Ya en el restaurante hablamos de todo, menos de mis padres y de mi nueva vida.
Me entere que el trabajo de Eduardo le exigía estar mucho tiempo afuera de su casa, y que a Mauricio le faltaban unos 4 años para terminar su estudio de abogacía.
<O eso esperamos>

Después de unas cuantas horas hablando y "comiendo" Eduardo decidió que era hora para volver, la verdad es que yo estaba cansada. No había dormida nada.

Y como antes, él volvió a comenzar la conversación. —Mercedez, antes que nos vayamos, ¿No te queres despedir de ningúna amiga o amigo?, no se. Digo-. Yo levanto mi vista y me fijo que Mau estaba con su celular.—Porque todavía hay tiempo-.

Suspiro.—Como conté, no tengo mucho amigos. Pero igual voy a tener que pasar a despedir a Tatiana-. Frunci los hombros.—Es mi vecina y se hizo muy amiga mía-.

—Okey-. No dijo nada mas y siguió manejando.

Después de unos minutos, llegamos.

—Pa, tendríamos que comprarle un celular a Mecha-. Yo lo miro con el seño fruncido, y antes de que yo hablara, él siguió con su comentario.—Porque aseguro que el de ella se abra roto y no va a tener forma de comunicarse con nosotros-.

—Mau yo no necesito celular-. Aseguro

—¿Como que no necesitas celular? Por supuesto que necesitas, y te vamos a comprar uno cuanto antes-. Afirmo Eduardo. Yo los quede mirando a los dos como reían.

La verdad era que no querían que me compraran uno porque era de mas obvio que no iba a tener como pagárselo, pagarle eso y toodo lo que estaban haciendo por mi. Hasta creo que soy un peso. Pero Mauricio me deja en claro siempre que él lo hace porque me quiere al igual que su papá.

—Eduardo-. El me mira.—Yo no quiero que me compren un celular porque no voy a tener como pagartelo-.

—Mecha, nadie te pidió nada...-.
Antes de que terminara lo interrumpi.

—Pero Mau están haciendo muchas cosas por mi, y no voy a dejar que sigan gastando plata-.

—Dejame decirte que no es "gastando plata" como vos decís, es ayudarte, y lo hacemos porque queremos y no por obligación-. Contesto Eduardo.

—¿Okey Mecha?-. Mire a Mau y estaba con una ceja levantada.

Solo conteste con una sonrisa sin dientes.

Una vez que llegamos a mi casa yo saque un par de valijas y empecé a meter ropa y algo de calzado. Quería llevarme un recuerdo, aunque sabia que en mi corazón y en mi mente llevaba mas de uno; entonces fui a la pieza de mis padres.
Encontré una foto de nosotros tres y una en la que estaban ellos dos solos, no dude y las agarre.

Después de estar un rato largo en su pieza, mirando y recordando decidí irme. Cuando estaba llegando a la puerta di media vuelta y me metí en el placard de mi mamá saque una camisa que ella nunca usaba y que yo amaba.
Luego de eso me digne de una vez a salir. No voy a mentir que no tenia los ojos empañados por las claras ganas de llorar, pero no lo hice. No voy a seguir llorando.
¿Para que llorar?, si mis lágrimas no los van a revivir, mi sufrimiento no va a hacer que ellos vuelvan de ese profundo sueño.

Cuando cerré la puerta detrás de mi y levante la cabeza, me encontré con esos ojos tan idénticos a mi mamá.

—Tenia que despedirme de ellos, bueno... De sus cosas-. Le dije antes de que el haga alguna pregunta.

Mauricio se acerco a mi y me abrazo

—Okey. Yo no te voy a impedir nada, pero eso no hace bien Mechita-. No conteste y solo levante la mirada.—Vamos que todavía tenes que despedirte de tu vecina-amiga-. Me dijo con una sonrisa sin dientes.

Chocados   [En PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora