•Capítulo 8•

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Estuvimos abrazados un buen rato.
Hasta que él me hizo acordar de que me había traído comida y de que Laura y Eduardo estaban muy preocupados, por mi y mi salud.

-Termino de comer, me baño y bajo ¿si?-.

-No Mechita-. Lo mire sin entender nada.-Quedate otro rato acá. Mi papá quiere hablar con vos como lo hizo conmigo-.

Seguía sin entender.

-¿De que quiere hablar? Si es por lo de ayer, no va a volver a pasar y yo ya te conté a vos, y...-. Mau puso su mano en mi boca.

-No es por eso. Bueno, en partes sí. Pero no la parte que vos crees; la parte en la que te fuiste, en la que dejaste de escuchar-.

Mordi mi labio de inferior.

-¿Entonces?... Quiere saber a donde me fui y deje vagar mi mente ¿o que? -. Le dije levantando una ceja.

-Termina de comer primero que yo ahora voy y lo llamo-. Se levanto de la cama y me dio un beso en la cabeza.

<Nerviosa e intrigada. Así me deja. ¡Dios!>

No pasaron muchos minutos de que yo termine de comer hasta que él volvió, esta vez no toco la puerta, entró directamente.

-¿Mechita?-. Preguntó Mau que había entrado con Eduardo.

-¿Si? Estoy en el baño, ya salgo-. Me había ido a lavar los dientes.

-Bueno-. Me grito.

Término de lavar mis dientes y me hago un rodete alto y desprolijo.

-Ya estoy-. Digo abriendo la puerta, Mauricio estaba sentado en la cama y Eduardo estaba parado a su lado. -Hola Eduardo. ¿Que querían decirme?-. Los miro.

Eduardo respira profundo y dice:

-Hola Mercedez. ¿Estas bien?-. Moví mi cabeza afirmando que si.-¿Te queres sentar?, es que no se como podes reaccionar-. Me le quedo mirando; agarro una silla que estaba ahí y me siento al frente de mi hermano.

-Ya esta. Ahora digan-.

-Mauricio no tiene nada que decir, el solo esta por...-. Se hace un silencio y lo mira. -...por que esta.

Levanto las cejas sin entender y noto que el papá de Mauricio esta muy nervioso.

<Me esta dando miedo. ¿Abre echo algo malo ayer que no me acuerdo? Ne, Mau me dejo en claro que no... Eso creo>

-Tu comportamiento de ayer Mercedez, fue... Una explosión-. Mueve sus manos.-Llegaste al límite de tu capacidad sentimental-. Frunce su ceño.-Me preocupaste, pero también entendí que nunca pudiste tener un duelo en paz-. Mira a el piso y después a mi.-Quiero que no te lo tomes a mal lo que te estoy por decir. Pero como ya te dije, me preocupas, y quiero que estés bien...-.

Por primera vez mi vista no se nublo, mis lágrimas no llegaron.

Mi mandíbula estaba apretada, lo miraba fijo. Mis manos entrelazadas sobre mi falda.
Estaba tardando mucho.

<Mi paciencia tiene un limite. ¡Que hable!>

-Mercedez. Quiero que vayas a un psicólogo-.

Chocados   [En PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora