Volver.

587 39 3
                                    

Lunes.

Me levanto justo cuando An sale de mi habitación, alejando las cobijas de una forma torpe y extraña.

Busco ropa limpia para hoy, luego abro las llaves de la regadera para bañarme.
Mis días libres de escuela han terminado. La incapacidad se agotó así que hoy regreso a ese horrible lugar.
No sé que deseo evitar más cuando me vean todos regresar; a la fastidiosa zanahoria, las preguntas vacías de todos mis compañeros, los intentos de los profesores por ser comprensivos, o, incluso, las preguntas "discretas" de Maya.

Salgo de la regadera un rato después. Comienzo a secarme, ponerme crema y vestirme, lentamente y sin ánimos. Al cabo de un rato mamá Paulina toca la puerta para apurarme. Finjo ser más rápida, pero cuando se va vuelvo a comportarme como un perezoso, incluso me recuesto de nuevo, mojando la almohada con mi cabello.

—¿Estas bien? Has tardado mucho.

Me levanto rápidamente. Lina está ahí, parada en la entrada de mi cuarto. No se ve molesta o algo parecido. No respondo. Camino hasta ella y tomo su mano por solo unos segundos. Luego bajo hasta la cocina para desayunar.

[***]

—¿Como estas? La verdad no me interesa, pero papá dijo que era parte de ser educado.

—Tengo que tomar todas estas pastillas—le muestro mi pastillero; 7 pastillas de diferentes colores, sabores y tamaños. Hace una mueca.—,¿como crees que estoy?

—Drogada.—suelta una carcajada que hace que la gente a nuestro lado se le quede viendo como si estuviera loca. Sus risa me contagia.

Alex es la única persona que me trata normal, como si nada hubiera pasado. Le importa tanto mi salud como desde que la conozco. No me ve con tristeza o lastima. Tampoco pregunta en serio como estoy. Hace bromas y chistes (la mayoría de mal gusto) como solía hacerlo. Incluso, algunas veces, se burla de que estuve en el hospital o por lo qué pasó con Cam. Sé que a muchos les parece grosero, pero a mí me hace sentir bien, me hace sentir normal.

—¿Aún odias a Maya?—le pregunto cuando vamos llegando a la escuela.

—No. Ahora me da igual, ¿sabes cómo?

Asiento. Me despido chocando el puño y apresuro el paso para no llegar tarde. Alex es la clase de chica que si ve que va a llegar tarde, en lugar de apresurarse, camina más lento. Y claro, por venirme con ella, ahora yo también voy tarde.

¡Rayos! Acabo de recordar que debía preguntarle algo a Alex. Lástima, ya la perdí de vista.

Camino rápidamente a mi salón. En el camino saco una manzana de mi mochila porque se me antojo. Parece que lo torpe no se me quitara ni volviendo a nacer porque choco con alguien, cayendo al suelo y haciendo rodar la manzana.

—Lo siento, estaba distraído y...—levanto la mirada para ver al chico frente a mi. Que lindo es.—Hola—sonríe bobamente.—, soy Charlie.—me siento en el suelo. Agachado, va por mi manzana. Se sienta frente a mi y la limpia en su chaqueta.

—Hola, Charlie, me llamo Andlina, un gusto.—le extiendo mi mano en forma de presentación. Intenta ocultar su asombro de una manera espectacular y me saluda.

El timbre suena, haciendo que ambos nos levantemos rápidamente. Me limpio la tierra o el polvo del trasero casi por instinto por el hecho de haber estado sentada, Charlie igual. Me devuelve mi manzana sonriendo. Lo imito.
Comienzo a caminar a mi salón antes de que se haga más tarde, sintiendo la mirada de Charlie.

—Como el primer día.—me dice sonriendo cuando entro al salón.

—¿Que?—le pregunto.

—Si, ya sabes; el primer día venias tarde y traías una manzana roja, hoy también.

Le sonrió nostálgica a Maya. Lo había olvidado. Por un choque y una deliciosa manzana conocí a los hermanos Boyce. Ambas negamos sin razón alguna, vamos a sentarnos a nuestros lugares de siempre cuando la maestra llega.


¡Hey!
¿Alguna recordaba cómo se conocieron Maya, Camerón y Andlina?
¿Sintieron el flash back con Charlie?

En multimedia como me imagino a Charlie, si algunas lo imaginan de manera distinta está bien, y platíquenme como quien lo imaginaban.

La amiga de Maya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora